El beato Josemaría me prestó su nombre

Mérida quería poner en marcha una pequeña escuela en un barrio de Maracaibo. Tenía que decidir el nombre del colegio pero no sabía que título elegir. Su sobrina le habló del beato Josemaría y le sugirió ponerle a la escuela el nombre del fundador del Opus Dei. Así nació en 1997 la "Unidad Educativa Josemaría Escrivá de Balaguer".

Mónica, directora del colegio y su madre Mérida, fundadora de la escuela.

Mérida comenzó en 1994 unas clases para un pequeño grupo de niños en una habitación de su casa con la ilusión de ofrecer una oportunidad educativa para los chicos de su barrio. El número de alumnos fue creciendo y en 1997 decide legalizar esa escuela y buscar una sede adecuada.

La promotora del colegio inició los trámites para inscribir el proyecto en el Ministerio de Educación de Venezuela. "Entre otras gestiones", recuerda Mérida, "me faltaba el nombre de una persona con méritos para la escuela". Una sobrina le sugirió ponerle el nombre de Josemaría Escrivá de Balaguer. "Me explicó quién era ese sacerdote. Me llamó de inmediato la atención su bondad... que percibí al ver la estampa; además me dio una hoja informativa y una breve biografía. Así pude conocer un poco de su vida. Y me dije: el colegio llevará su nombre".

Unidad Educativa Josemaría Escrivá de Balaguer es el nombre de la escuela que desde 1997 se puede leer en la pared de una esquina de las estrechas calles de San Jacinto, un barrio popular de Maracaibo. "Poco a poco, fue creciendo mi devoción al fundador del Opus Dei", recuerda Mérida, "le confié el desarrollo del colegio pidiéndole por las necesidades apremiantes que se me iban presentando."

Fachada del colegio.

El número de alumnos del colegio aumentaba y el Ministerio de Educación exigió mejorar las condiciones de la sede. Mérida decidió solicitar un crédito, que le fue negado por falta de garantías; optó por pedir un préstamo que debía reponer a muy altos intereses, pero no lo pudo amortizar y tuvo que interrumpir las obras de construcción. En aquella situación, cuenta la promotora de la escuela, "me encaré con el beato Josemaría y le dije: Tú me prestaste el nombre, te dejo encargado del colegio; te toca decidir si lo cierran o no. Preséntame una solución".

La petición de Mérida fue escuchada: Mónica, su hija, decidió encargarse del proyecto, vendió su casa, y concluyó los trabajos de construcción. Ahora la escuela tiene las instalaciones adecuadas, cuenta con dos plantas y se encuentra ubicada frente a un área deportiva del barrio. Cada año, hay que construir nuevas aulas, pero "Monseñor, se encarga de todo", dice orgullosa Mérida.

"Cada día le tengo más aprecio al colegio", afirma Mónica, "pienso en la importancia que tiene trabajar en la educación y mi esposo también se ha dedicado de lleno a esta tarea. Damos clases de Catecismo, cada año preparamos a un grupo de alumnos para la Primera Comunión y procuramos que sean muy devotos de la Santísima Virgen. Repartimos la estampa del beato Josemaría a los padres al inicio del año escolar".

La mayoría de los alumnos provienen de San Jacinto, un barrio popular de Maracaibo.

La semana del colegio se celebra alrededor del 9 de enero —aniversario del nacimiento del beato Josemaría— con una misa en la Parroquia, actividades académicas, deportivas y culturales.

El pasado 17 de mayo, aniversario de la beatificación del fundador del Opus Dei, las familias del colegio participaron en una misa. El próximo 7 de octubre, con motivo de la canonización, se celebrará otra misa para los padres y profesores.

La conclusión de Mónica es concreta: "Por todo esto, puedo dar testimonio de la bondad del Beato; ya que cada curso escolar, me resultan pocos los pupitres viéndolos llenos de alumnos. Le damos gracias por prestarnos su nombre para hacer realidad esta gran aventura que tantos frutos de vida cristiana está dejando en nuestros alumnos y sus familias".