La vida espiritual es —lo repito machaconamente, de intento— un continuo comenzar y recomenzar.
—¿Recomenzar? ¡Sí!: cada vez que haces un acto de contrición —y a diario deberíamos hacer muchos—, recomienzas, porque das a Dios un nuevo amor. (Forja, 384)
¡Por fin un baño de ceniza!
La Cuaresma nos recuerda que un día volveremos al polvo. Pero no para quedarnos en terreno gris, sino para renacer, como el ave fénix. Por eso, en estos minutos de oración, nos daremos un baño de ceniza para desprendernos de lo banal y reforzar lo eterno
Dar de lo que Él me da
Somos peregrinos de esperanza. Un peregrino se mueve, no se queda parado, sale a caminar dejando muchas comodidades atrás, porque quiere encontrar algo más grade.
Miércoles de ceniza
"Crea en mí Dios mío un corazón puro y renueva en mi interior un espíritu firme".
Sin ganas
Frente al cansancio, el abandono.
Frente al éxito, la humildad.
De cara a lo incierto, la esperanza.
En mi debilidad soy más fuerte
En las llagas de Cristo estamos más seguros. Dios quiere hasta mis miserias para poder salvarme.
San Pedro: la grandeza de la humildad
San Pedro fue uno de los amigos más cercanos de Jesús. No era un hombre perfecto, tenía sus defectos y luchas. Pero sabía recomenzar con humildad.
Comenzar y recomenzar
"Santo no es el que no cae, sino el que siempre se levanta". Un audio para ayudarte a afrontar los caídas y debilidades personales.
En busca de la felicidad
Gracias a Dios siempre tenemos la oportunidad de volver al amor del Padre y de recuperar la felicidad que habíamos perdido.
La alegría de sabernos hijos de Dios
La esperanza es el fundamento de nuestra alegría, porque sabemos que volvemos a la casa del Padre. Es volver a escuchar la voz de Dios que nos dice "te quiero" y "doy la vida por ti".
Vivir para lo importante
La cuaresma no es sólo renuncia, sino que es sobre todo afirmación. Es un tiempo de vivir para lo importante, de apostar por el verdadero amor y descubrir la vida auténtica.
Viaje al corazón
Hagamos un breve viaje al corazón del hijo pródigo, para entenderle, y de este modo reflexionar sobre nuestra condición de hijos de Dios.