Acto en la Academia Colombiana de la Lengua

La Academia Colombiana de la Lengua organizó el 11 de marzo en Bogotá un acto académico en reconocimiento al beato Josemaría Escrivá, por su contribución a la literatura espiritual cristiana.

Abrió el acto el doctor Jaime Posada, presidente de la Academia de la Lengua. Según dijo, el fundador del Opus Dei supo verter los temas perennes de la espiritualidad de la Iglesia hacia las inquietudes del hombre contemporáneo, con sencillez, elegancia y claridad.

El académico y poeta David Mejía Velilla pronunció la lección magistral. "Josemaría Escrivá —dijo— entendió que su pluma era un instrumento para hablar con los hombres, para hablarles de Dios, con quien nunca dejó de dialogar. Esa conversación con Dios y con los hombres es una sola cosa, una única lengua, una misma pasión".

En sus textos se percibe la huella del Siglo de Oro español: "La sencillez y vivacidad del modo de santa Teresa de Jesús; la hondura y belleza del estilo de san Juan de la Cruz; la fluida elegancia de fray Juan de los Ángeles o de Pedro de Alcántara. Pero el beato Escrivá no imita a ninguno de ellos, y ostenta, en cambio, una gracia, una alegría y una luminosidad propias de aquellos tiempos perennes".

"Sus páginas, cada una de ellas, son fruto granado de su propia vida. Por eso hablaba como escribía y escribía como hablaba. Para un escritor de verdad, palabra y vida resultan inseparables. La vida encarna la palabra y la palabra encarna la vida. De cualquiera de sus escritos podrá decirse «Este era el hombre, así era Josemaría Escrivá». Él invitará a todo hombre a hacer endecasílabos de la prosa de cada día, en su vida diaria verso heroico, mediante la búsqueda de Dios en el trabajo cotidiano".

Para el letrado y el rudo

El académico repasó en su intervención las obras más conocidas del fundador del Opus Dei, "que por su claridad y sencillez pueden entender, al mismo tiempo, el letrado y el rudo". 'Camino', 'Surco' y 'Forja' contienen "consideraciones hondas sobre los reclamos del Creador a su criatura. Imparten la doctrina eterna de Jesucristo. Y lo hacen con tanta gracia, con tanto afecto, que estos breviarios —como me he permitido llamarlos, porque son libros breves y sustanciales— resultan entrañables en sumo grado, y rezuman la sabiduría perenne".

También mencionó otras obras: 'Santo Rosario', "de una elevada mística accesible a todos"; 'Via Crucis', "un milagro de la poesía"; 'Es Cristo que pasa' y 'Amigos de Dios', dos compilaciones de homilías, "dos libros de espiritualidad laical, a cuál más bello y más hondamente penetrante".

El beato Josemaría "vivió siempre buscando el rostro divino, buscando su presencia, y sus escritos fueron hechos delante de Él y como una ofrenda", concluyó Mejía. El académico confirmó que se había cumplido el deseo que el fundador del Opus Dei había formulado en alguna ocasión: "Escribir unos libros de fuego, que corrieran por el mundo como llama viva, convirtiendo los pobres corazones en brasas, para ofrecerlos a Jesús como rubíes de su corona de Rey".