Evangelio del domingo: Ascensión del Señor
Comentario al Evangelio de la Solemnidad de la Ascensión del Señor *(Ciclo B). “Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda criatura”. Al igual que a los discípulos que estuvieron con Jesucristo el día de su Ascensión, el Señor nos reúne cada día en su corazón. Y quiere servirse de cada uno para dar al mundo esa alegría verdadera que le falta. Quiere que seamos testigos de lo que hemos visto y oído, de sus llagas, de su Amor.
Evangelio del domingo: Solemnidad de Pentecostés
Comentario al Evangelio de la solemnidad de Pentecostés. “Estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros».” Al descubrir nuestra misión o al toparnos con dificultades pidamos al Espíritu Santo vivir una nueva Pentecostés.
Evangelio del viernes: se levantó y lo siguió
Comentario al Evangelio del viernes de la 13.ª semana del tiempo ordinario. “Él se levantó y le siguió”. Dios llama a todos los hombres a la santidad, no por nuestros méritos, sino por el misterio del amor y la libertad.
Evangelio del domingo: llevar el evangelio a todas las casas
Comentario al Evangelio del domingo de la 15.ª semana del tiempo ordinario. “Dándoles potestad sobre los espíritus impuros”.Jesús nos quiso dejar muy claro que quien cree y se identifica con él podrá hacer sus mismas obras.
Evangelio del viernes: Jesús cuenta con todos nosotros
Comentario al Evangelio del viernes de la 2.ª semana del tiempo ordinario. “Y constituyó a doce, para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar”: nosotros también somos llamados a participar de esta misión. Y será nuestra fe a través de la que el poder de Jesús actuará en los corazones de las personas a las que hablemos.
Evangelio del sábado: incomprendidos por los cercanos
Comentario del sábado de la 2.ª semana del tiempo ordinario. “Entonces llegó a casa; y se volvió a juntar la muchedumbre, de manera que no podían ni siquiera comer”: es la fuerza arrolladora de la santidad, de la vida divina, esa misma de la que el Señor nos quiere hacer partícipes a todos.