Muchos, con aire de autojustificación, se preguntan: yo, ¿por qué me voy a meter en la vida de los demás?
–¡Porque tienes obligación, como cristiano, de meterte en la vida de los otros, para servirles!
–¡Porque Cristo se ha metido en tu vida y en la mía! (Forja, 24)
Si eres otro Cristo, si te comportas como hijo de Dios, donde estés quemarás: Cristo abrasa, no deja indiferentes los corazones. (Forja, 25)