Desde su elección como sucesor de Pedro, el Papa León XIV ha insistido en la importancia de la unidad. «Hermanos y hermanas –expresó en la Misa de inicio del ministerio petrino–, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado». San Josemaría recordaba que los cristianos hemos de ser «sembradores de paz y de alegría»: hombres y mujeres que den testimonio vivo de la misericordia de Cristo allí donde se encuentren. Pidamos al Señor que, en un mundo a menudo marcado por tensiones y divisiones, seamos, con la gracia de Dios, constructores de puentes, nos esforcemos por comprender a los demás, valorar el pluralismo y cultivar las virtudes de la convivencia.
Bibliografía:
- San Josemaría, Carta 4.
- Mons. Fernando Ocáriz, Carta pastoral, 16-II-2023, nn. 11-12.

