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Las Cartas de san Josemaría explican por extenso algunos rasgos del mensaje y de la misión del Opus Dei en la Iglesia, de su carisma, «don peculiar del Espíritu»[1], como lo llama el papa Francisco. Es su misión «difundir la llamada a la santidad en el mundo, a través de la santificación del trabajo y de las obligaciones familiares y sociales»[2] e impulsar «la acción evangelizadora que sus miembros cumplen en el mundo»[3].
Estos documentos no son misivas del epistolario personal de Escrivá. Son escritos destinados a los hombres y mujeres del Opus Dei de todos los tiempos, aunque cualquier cristiano, e incluso no bautizado, puede encontrar en ellos un estímulo para vivir según el ejemplo de Jesucristo y seguir la vía trazada por Él. San Josemaría las llamó Cartas porque deseaba usar en ellas un tono familiar, reflejo de las charlas que mantenía con las personas de la Obra. De ahí que evite seguir un esquema rígido y escriba en «aparente desorden», como él mismo explica[4], sin emplear el estilo de un tratado, incluso cuando desarrolla un tema monográfico, como sucede en el documento que presentamos[5].
La Carta n.º 7 trata de la obra de San Rafael, es decir, de ese conjunto de actividades que promueve el Opus Dei para la formación cristiana de la juventud y para estimular la búsqueda de la santidad entre los jóvenes, como discípulos de Jesús. También fue conocida por el íncipit Quem per annos y está fechada por el Fundador el 24 de octubre de 1942, antaño fiesta de san Rafael Arcángel.
Sabemos que salió de la imprenta el 22 de noviembre de 1966, para difundirse entre las diversas regiones o circunscripciones del Opus Dei. No sabemos cuándo trabajó san Josemaría en su redacción. Probablemente lo hizo a lo largo de los últimos meses de 1966, porque el periodo anterior estuvo muy ocupado con otras Cartas: entre enero y noviembre de 1966 salieron dieciséis Cartas, que suman 765 páginas. Quizá utilizó papeles o borradores de los años cuarenta, entre otros materiales, porque el eco de esa fase de la historia del Opus Dei está muy presente aquí y tal vez por eso quiso datarla en 1942.
En ese año, las actividades apostólicas del Opus Dei con gente joven se estaban extendiendo por varias ciudades de España. En Madrid funcionaba una residencia universitaria, situada en la calle Jenner. Después del paréntesis de la guerra y de unos años de asentamiento, el apostolado con chicos y chicas jóvenes se abría a una nueva etapa de expansión.
La Carta está dedicada monográficamente a la labor de formación cristiana que desempeña la obra de San Rafael[6]. San Josemaría comienza ponderando la importancia y urgencia de esta tarea, que tiene como fin proporcionar una formación religiosa y humana a los jóvenes, transmitiéndoles valores cristianos, educándoles en la piedad y proporcionándoles una sólida instrucción en la doctrina católica (§§12-14). En pocas palabras, que los jóvenes «busquen a Cristo, que encuentren a Cristo, que traten a Cristo, que sigan a Cristo, que amen a Cristo, que permanezcan con Cristo» (§12). Una parte de esos chicos y chicas, como consecuencia de la intimidad con Jesús, escucharán su llamada a seguirle más de cerca, de diversos modos, por ejemplo, en el Opus Dei. De ahí que la obra de San Rafael sea también un semillero de vocaciones (§§7-8).
A lo largo de la Carta, san Josemaría va tocando temas concretos, que proporcionan orientación práctica para desarrollar actividades muy variadas: desde los cursos de formación (§29, §§34-37), hasta otras actividades como catequesis (§40) y visitas a los pobres, en las que se extiende de manera particular (§§41-44). Habla también de las obras de apostolado corporativo, como residencias e instituciones docentes, y de otros múltiples aspectos que rodean la delicada e inaplazable tarea de formar cristiana y humanamente a la gente joven.
[1] Papa Francisco, motu proprio Ad Charisma tuendum, 14 de julio de 2022, art. 4, en https://www.vatican.va/.
[2] Ibid. art 1.
[3] Ibid. art. 5.
[4] Cfr. Carta n.o 7, § 25.
[5] Para conocer más detalles sobre la naturaleza e historia de estos documentos, remitimos a la amplia Introducción general del primer volumen de Cartas de la Colección de Obras completas de san Josemaría, publicado por Rialp: Josemaría Escrivá de Balaguer, Cartas (I), edición crítica y anotada, preparada por Luis Cano, Colección de Obras Completas de Josemaría Escrivá, Madrid, Rialp, 2020, pp. 3-32. Puede verse también mi artículo “Las Cartas de san Josemaría. Hipótesis sobre su cronología y su género literario“, en Studia et Documenta 17 (2023), pp. 31-63 y el de Francesc Castells, “Las Cartas de san Josemaría. Estudio para una cronología”, Francesc Castells, en Studia et Documenta 17 (2023), pp. 11- 30.
[6] El motivo por el que puso este apostolado bajo la protección del arcángel está explicado en sus principales biografías; también puede verse una explicación en Josemaría Escrivá de Balaguer, Camino, edición crítico- histórica preparada por Pedro Rodríguez, Colección de Obras Completas de Josemaría Escrivá, Madrid, Rialp, 2004, 3a ed., comentario al n.o 360, pp. 536-537.