En la cárcel, de mano en mano

Hace un tiempo acompañé a una señora a una cárcel de Montevideo, pues habían detenido a un muchacho conocido de ella. Estuvimos hablando un rato con el chico y nos contó que estaba muy preocupado porque si lo trasladaban a otra cárcel no sabía cuánto tiempo estaría allí.

  En ese momento busqué una estampa de la Virgen para dársela, pero no encontré ninguna. Sí tenía una estampa del Fundador del Opus Dei. Me costaba dársela pues la tenía plastificada en mi agenda, pero al fin se la di y le dije que la rezara y pidiera que no lo derivaran a Santiago Vázquez.

Después de unos días me enteré que lo habían trasladado allí.

Con mucho esfuerzo me decidí a ir a verlo. En aquel lugar tan apartado del mundo, la hermana del preso me comentó:

"¡qué increíble es que esta gente crea en Dios!" Lo decía porque el preso a quien íbamos a visitar prestaba la estampa de Josemaría Escrivá a todos los que se la pedían, con la condición de que se la devolvieran antes de las 10 de la noche, pues a esa hora se iban todos a sus celdas sin poder salir y él la quería rezar.

Gracias a Dios, en dos o tres meses el muchacho obtuvo la libertad y una gran devoción al Beato Josemaría, que sin lugar a dudas lo ayudó mucho.

    M.A.P. de V. // Libro "San Josemaría y los uruguayos", año 2002