El verano pasado volví a España, después de un año en Inglaterra, donde no había encontrado un trabajo cualificado estable. Al llegar estaba perdida, no sabía por dónde ni cómo empezar a buscar trabajo.
En agosto me hablaron de Dora y uno de sus favores que me dejó muy tocada: a un hecho humanamente imposible le había encontrado una solución. Entonces pensé "si ha podido gestionar este tema que parecía imposible y fue una "mujer bandera" en su trabajo profesional... me va a conseguir un trabajo". Y empecé a encomendarle el tema y a rezarle una novena.
El día que empecé a rezarla, me llamaron de un trabajo: era un trabajo que me apasionaba. Pero tenía otro proyecto entre manos que era incompatible y debía tomar una decisión. Le recé de nuevo a Dora y una paz enorme se apoderó de mi, como si me dijera "estate tranquila, déjalo en mis manos que de esto me encargo yo". Y así fue. Lo recé mucho y al día siguiente rechacé el proyecto y acepté la entrevista de trabajo.
El proceso de selección fue complejo pero rápido: hice todas las pruebas y entrevistas en una semana y el viernes me dijeron que me habían seleccionado para el puesto. ¡Dora lo había conseguido! Cuando se me estaba acabando el contrato, hace un mes, pensaba que no me renovarían. Le pedí de nuevo a Dora que se encargara de gestionar lo que más me conviniera. ¡Qué alegría tan inmensa cuando me dijeron que me hacían fija!
Ahora le pido para que me siga ayudando a mantener el nivel. Desde el primer momento no he dejado de contarlo a amigos y conocidos y de difundir su devoción. Tanto es así que varias personas de mi entorno ya han encontrado trabajo gracias a ella.
L. (España)