Recuerdos del viaje de Mons. Ocáriz a Polonia

Mons. Fernando Ocáriz viajó a Polonia desde el 21 al 27 de junio. Este vídeo muestra algunos recuerdos de esos días.

Lunes, 27 de junio

Por la mañana, el Prelado celebró la Santa Misa en la sede de la comisión de Polonia, donde se rezó por el Santo Padre, en el 30 aniversario de su consagración episcopal.

Durante un rato de oración previo a la celebración de la Eucaristía, uno de los presentes leyó unos fragmentos que recordaban la estancia de san Josemaría en Brasil en junio de 1974. En aquella ocasión, el fundador había explicado a los brasileños que esperaba una cosa de ellos: “Que os multipliqueis: como las arenas de vuestras playas, como los árboles de vuestros bosques inmensos, como las flores de vuestros jardines, como los granos aromáticos de vuestro café, como los luceros que brillan en la noche…”. Estas palabras habían sido recordadas por monseñor Ocáriz el día anterior, cuando le preguntaron qué esperaba de los polacos.

Después de la Santa Misa, saludó brevemente a algunos de los asistentes, que llevan a cabo distintos proyectos apostólicos.

Más tarde, se dirigió al aeropuerto de Modlin cerca de Varsovia y emprendió el viaje hacia España, donde tendrá lugar la próxima etapa de los viajes pastorales del verano europeo.

Domingo, 26 de junio

Junto con la celebración litúrgica del domingo, en este día se celebraba también la festividad de san Josemaría. Mons. Fernando Ocáriz dirigió la meditación y celebró la Misa en la sede de la Asesoría Regional de Polonia.

Poco después, acudió a saludar al cardenal Kazimierz Nycz, arzobispo de Varsovia, que agradeció dos cosas: la labor formativa que ofrece la Prelatura y que ha motivado que varias personas impulsen colegios inspirados en los valores cristianos, y el acompañamiento espiritual que se da a tantos trabajadores. El cardenal comentó que la práctica religiosa en Polonia es, en cierto sentido, “dominical” y que el Opus Dei propone a tantas personas una “santidad diaria”, que incluye el trabajo, la vida de familia y tantas otras ocupaciones. Además, señaló divertido que en su curia el canciller y el notario estudiaron en la facultad de derecho canónico de la Universidad de Navarra y el portavoz en la Facultad de la Comunicación Institucional de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, dos universidades que se inspiran en el mensaje de san Josemaría.

Tras la visita, el prelado charló durante largo rato con los jóvenes que participan en las actividades formativas: por la mañana, en el Klub Filary y por la tarde en el centro de universitarios Filtrowa.

Propuso a los jóvenes que miren sus vidas con los ojos de la fe, que es la verdadera fuente de la alegría. Solo de esta manera se permanece contento a pesar de las propias limitaciones y las dificultades externas. Les animó también a contemplar con esperanza la tarea que Dios confía a los cristianos: irradiar la alegría del evangelio en todos los ambientes a través de la amistad.

A esta sugerencia, algunas jóvenes de Szczecin respondieron con una canción inspirada en la canción de Sanah, modificando un poco la letra y añadiendo “Quiero hacer algo por el mundo…”

Basia, de Poznań, le contó sobre su actividad en el campo de la protección de la vida y pidió consejo sobre cómo plantear este tema en ambientes donde predominan otras ideas. El Prelado habló sobre la luz que arroja la fe: ya con razonamientos humanos se puede entender que la vida tiene un valor infinito, a la luz de la fe aparece su valor pleno, pues se muestra como un don de Dios, que quiere a cada hombre de manera personal.

Marcelina relató su experiencia de varios años de formación en un centro del Opus Dei y la dificultad que encuentra para difundir lo que allí aprende entre sus compañeros del colegio, que están concentrados en los resultados académicos y, en muchos casos, sueñan con un futuro que no incluye la familia.

“No hay dedicación más grande que cuidar a las personas, pues la persona es lo más valioso que hay en la tierra”, dijo Mons. Ocáriz. “Es mucho más grande cuidar de un niño que producir máquinas, lavadoras o barcos. De hecho, todas las ocupaciones tienen valor sólo en función de si se realizan en servicio a las personas, por eso, tanto el trabajo profesional como la familia hay que enfocarlos al cuidado de la persona”.

Al final de la mañana Mons. Fernando Ocáriz quiso acercarse a un centro del Opus Dei llamado Wawer para saludar a Andrzej Sypel, dentista y uno de los que comenzaron la labor estable de la Prelatura en Polonia, y que actualmente padece Parkinson.

Ya por la tarde, en Filtrowa, Tymoteusz le pidió un consejo sobre cómo discernir la vocación y le preguntó por su propia experiencia. Mons. Ocáriz subrayó que Dios cuenta con la libertad humana al confiarle a cada uno una particular vocación y sugirió que en vez de preguntarse: “¿Por qué sí?”, uno se puede interrogar: “¿Por qué no?”, sin ningún temor a los planes que Dios pueda tener para nosotros. Después refirió la historia de su propia vocación al Opus Dei.

Staszek, doctorando en informática, contó que había experimentado que la amistad ya es en sí apostolado. Relató cómo al compartir momentos de trabajo, comida y descanso con los compañeros de la universidad estaba encontrando oportunidades para tener conversaciones, a veces muy profundas, a pesar de que la mayoría de ellos no practican la fe.

Mateusz, estudiante de doctorado en física, comentó algunas historias del voluntariado que procura impulsar, inspirado en las enseñanzas de san Josemaría.

El domingo y la fiesta de san Josemaría concluyeron con una bendición eucarística en el Klub Filary. Al finalizar, y ya teniendo presente que su viaje estaba llegando al fin, Mons. Fernando Ocáriz recordó cómo san Josemaría decía que no nos despedimos porque siempre estamos unidos en oración, independientemente de la distancia. “No es una frase bonita, sino que es la pura realidad. Unidos en Jesucristo, unidos en el Espíritu y unidos en el afán apostólico”.

Sábado, 25 de junio

Con ocasión de la fiesta de san Josemaría, a las 10.00 se celebró una Misa presidida por el prelado del Opus Dei. Tuvo lugar en el templo de la Divina Providencia construido en agradecimiento por la protección divina sobre el pueblo polaco.

Tomando pie de las lecturas y citando unas palabras de san Juan Pablo II, Mons. Ocáriz recordó en su homilía la confianza que Dios tiene con los hombres al encomendarles la misión de hacer una obra maestra con sus vidas: “Esa obra de arte en nuestra vida es la santidad a la que Dios nos llama a todos, como predicó incansablemente san Josemaría, cuya fiesta celebramos hoy. Una santificación en la vida ordinaria y a través de la vida ordinaria, especialmente del trabajo. Transformar el trabajo en oración, en ofrecimiento a Dios”.

Observó también la similitud entre una de las jaculatorias que repetía San Josemaría (Deo omnis gloria: A Dios toda la gloria) y el lema Soli Deo [honor et gloria] (Solo a Dios el honor y la gloria) del beato Stefan Wyszyński, cardenal y primado de Polonia durante la época comunista: “No basta que nos esforcemos en muchos trabajos, en la vida de familia, en diversas iniciativas apostólicas. Hay que procurar hacerlo para la gloria de Dios, por Amor a Dios y en servicio a los demás; sin desalentarnos por los propios defectos, pues podemos siempre comenzar y recomenzar con la gracia de Dios”.

Concluyó la homilía pidiendo oraciones por la persona e intenciones del Santo Padre y por la paz en Ucrania.

En las últimas horas del año de la familia convocado por el papa Francisco, Mons. Fernando Ocáriz rezó por las familias y se encontró con un grupo de ellas al terminar la Misa.

Por la tarde, mantuvo diversos encuentros con fieles de la Prelatura y amigos, que acudieron desde Varsovia, sus alrededores, y otras ciudades como Gdańsk, Kraków, Katowice, Białystok... Las reuniones tuvieron lugar en el aula del colegio Strumienie que, junto con el colegio Żagle, gestiona la Asociación Sternik.

Ania le dió la bienvenida en Varsovia y habló de la dificultad compartida por muchas personas de acudir físicamente a los encuentros de formación cristiana. Durante la pandemia, las reuniones online lo facilitaban todo, pero el regreso a la normalidad no estaba siendo fácil. Mons. Ocáriz señaló que el contacto personal es insustituible, pues no todo se transmite por la pantalla, por ejemplo, los modos de manifestar que no se tiene prisa. Recordó también que en los centros de la Prelatura está el Señor en el sagrario y que, aunque se le puede ver por la pantalla, cuando se le frecuenta presencialmente la compañía se hace física, porque Él está allí presente.

Hania habló sobre un descubrimiento que ha tenido en el camino de su vocación como numeraria auxiliar: cultiva su vocación cristiana en el Opus Dei, viviendo el celibato y ocupándose particularmente de que la Obra sea una familia. Mons. Fernando Ocáriz recordó que el trabajo de la Administración puede definirse como “el apostolado de los apostolados”, pues hace posible el impulso evangelizador de las personas del Opus Dei. Comparó este trabajo con la columna vertebral que sostiene todo el cuerpo.

Asia preguntó por el papel de los cooperadores en la misión del Opus Dei dentro de la Iglesia. Mons. Ocáriz la animó a colaborar en primer lugar con la oración, después a sentir la responsabilidad de transmitir a los demás lo que reciba en los medios de formación y también a ofrecerse para colaborar en algún proyecto apostólico en un centro de la Prelatura.

Maksymilian le contó que tiene 24 años y es supernumerario. Relató su aventura de 7 años de vida en una residencia universitaria que abandonará en breve pues se casa dentro de un mes. Refirió cómo leyendo un artículo de la revista “Studia et Documenta” sobre los comienzos de la labor apostólica del Opus Dei en los Estados Unidos constató que uno de los primeros supernumerarios americanos había sido estudiante de ingeniería aeronáutica, carrera que él mismo estudiaba. Esto le hizo pensar si no sería también ese su camino vocacional.

Tymoteusz y Krzysztof pidieron consejo sobre cómo vivir la fraternidad dentro de la familia espiritual que es el Opus Dei. El Prelado les sugirió la oración como el primer medio y también interesarse por las cosas de los demás, sentirlas como propias, comenzando por los que tenemos más cerca.

El encuentro tuvo referencias marítimas, pues Jakub y Michał, dos antiguos alumnos del colegio Żagle, entregaron al Prelado como recuerdo un modelo de velero; por su parte, Wojtek -que acaba de terminar los estudios en el colegio Azymut- le entregó un compás con las coordenadas de la escuela. Además, la tertulia terminó con una canción que habla de un grupo de marineros que abandonan el puerto para salir a la aventura.

Al final de la jornada, Mons. Ocáriz acudió también a Patria, un centro del Opus Dei desde el cual se está ayudando a las familias en la tarea de hacer madurar a sus hijos.

Viernes, 24 de junio

En la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, mons. Fernando Ocáriz celebró la Misa en el oratorio del centro Sołek. Asistieron un grupo de fieles del Opus Dei, quienes al finalizar le regalaron el escudo de su ciudad como recuerdo de la visita en estos días.

Acudió también a despedirse de quienes frecuentan el centro Antrejka. Hubo tiempo para preguntas y breves anécdotas relacionadas con el trabajo. Agata, veterinaria, le pidió ideas sobre cómo acercar a Dios a los colegas del trabajo y a quienes acuden a su clínica con las mascotas. “La amistad exige mostrar interés por lo que es importante para los demás. Si nos interesamos sinceramente por la vida de los demás, también ellos se interesarán por lo que es importante para nosotros”, dijo el Prelado.

Ewa, arquitecta, habló de su tesis doctoral sobre la belleza y de cómo ésta puede ser una herramienta de evangelización. Mons. Ocáriz confirmó sus palabras y subrayó que “la belleza siempre está relacionada con la verdad”. Zuzia, que trabaja como psiquiatra en una clínica, pidió oraciones por sus compañeros, que ponen un gran corazón en su trabajo.

Karolina mostró un álbum de fotos del club Antrejka, que promueve diversas iniciativas sociales y actividades para jóvenes. Este año, entre otras cosas, realizaron jornadas de voluntariado en un comedor social para personas sin hogar en Wroclaw.

Al final hubo tiempo para cantar juntos una canción que habla sobre la fidelidad, que gustaba mucho a san Josemaría. Uno de los versos de esta canción dice que “vale la pena ser fiel”. El Padre mencionó que había escuchado a san Josemaría repetir en voz baja esas palabras: “vale la pena, vale la pena ser fiel”, mientras le cantaban esa canción. Tras bendecir al grupo, mons. Fernando Ocáriz continuó su viaje a Varsovia.

Antes acudió a Filtrowa, un centro del Opus Dei donde se ofrece formación humana y cristiana a universitarios y bachilleres.

Mateusz, doctorando en física -disciplina que estudió también mons. Ocáriz en su época universitaria- glosó los resultados de una investigación sobre la que hablará en una conferencia. Marcin compartió su experiencia como periodista radiofónico durante el periodo de la pandemia.

Adam, Michał y Tymoteusz relataron algunas historias del programa Starter, una serie de actividades para ayudar en el crecimiento académico y personal de bachilleres. Hablaron del voluntariado llevado por los participantes del programa durante el año escolar y durante las vacaciones en lugares de exclusión social. Compartieron también con mons. Fernando Ocáriz la alegría de que los jóvenes muestran mucho interés por la cultura, el arte, la historia y la filosofía, disciplinas que en la “cultura del éxito” con frecuencia se consideran inútiles. El Prelado les animó a seguir desarrollando estas actividades diciendo que al final la sabiduría siempre sirve a las personas.

Al final del encuentro, el prelado del Opus Dei se refirió a la fiesta litúrgica que se estaba viviendo en la Iglesia y sugirió orar juntos para pedir por la paz con la jaculatoria Cor Iesu Sacratissimum et misericors, dona nobis pacem (“Misericordioso y Sagrado Corazón de Jesús, danos la paz”) que utilizaba con frecuencia san Josemaría. Remarcó que no se trata únicamente de pedir por la paz ante las guerras, sino también por la paz en las familias y dentro de nosotros mismos. Jesucristo, dijo, es la fuente de donde surge esa paz, y recordó las palabras de san Pablo que se refieren a Cristo: Ipse est pax nostra (cfr. Ef 2, 14), Él es nuestra paz. Propuso también acudir al Señor en los momentos de tribulación para recuperar la paz.

Por la tarde, el prelado del Opus Dei acompañado por el vicario regional Stefan Moszoro-Dąbrowski ha dirigido una reunión de trabajo en la sede de la Asesoría regional, órgano de gobierno de las mujeres de la Obra en Polonia.

La jornada terminó con la bendición eucarística, con motivo de la fiesta litúrgica de este día y una reunión en familia con los fieles del Opus Dei en la sede del centro.

Jueves, 23 de junio

Mons. Fernando Ocáriz transcurrió la jornada en Poznan, ciudad emprendedora y universitaria donde el Opus Dei ofrece formación cristiana desde hace 25 años. El día comenzó con la Misa en Antrejka, un centro de la prelatura. Asistieron algunos matrimonios que participan en los encuentros formativos desde los inicios.

El prelado tuvo un rato de conversación con un grupo de sacerdotes que reciben asistencia espiritual gracias a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz; además, visitó Fara, una de las principales iglesias de la ciudad, dónde se conservan unas reliquias de san Josemaría.

Al mediodía, acudió a visitar al arzobispo de Poznań y presidente de la Conferencia Episcopal polaca, mons. Stanisław Gądecki.

Por la tarde mantuvo otros encuentros con fieles del Opus Dei y sus familias. Agnieszka le felicitó por el día del padre que se celebra en Polonia el 23 de junio.

Aludiendo a los recientes éxitos de una jugadora polaca de tenis, deporte al que mons. Ocáriz es aficionado, hizo referencia a la necesidad de contar con una persona que nos acompañe en la vida espiritual, para que “aprendamos a correr no sólo los sprints, sino también los maratones”.

Mons. Ocáriz comentó que el fin de todo el cristiano es imitar a Jesucristo en las reacciones y en los modos de trabajar y de tratar a las personas. Sugirió, además, la figura de san Juan Bautista como un modelo de apóstol: así como el Precursor había dicho refiriéndose a Jesús que conviene que Él crezca y yo disminuya (Jn 3, 30), el fiel cristiano no debería ser autorreferencial en su acción evangelizadora, sino remitir siempre al Señor.

Łukasz contó como para su familia ha sido una gran lección de generosidad acoger a una familia de refugiados ucranianos. El impacto llegó más allá de su casa, pues incluso los familiares lejanos y vecinos se involucraron en la ayuda.

Beata le contó la historia de su familia y pidió consejo sobre cómo construir una familia multigeneracional, cuando uno es el mayor entre todos los familiares.

Olena, de origen ucraniano, preguntó sobre cómo amar al prójimo cuando parece especialmente difícil si se experimenta rechazo por la otra persona.

También Łukasz relató cómo el esfuerzo por formarse le había ayudado a vivir mejor su matrimonio. El Prelado remarcó la importancia de que los esposos se quieran cada vez más, aunque pase el tiempo y algunos aspectos del amor pasen a un segundo plano.

El día acabó con una tertulia en el centro Sołek, dónde asistieron personas que vinieron desde otras ciudades. Finalmente, se cantaron unas canciones que gustaban particularmente a San Josemaría.


Miércoles, 22 de junio

Mons. Józef Kupny, obispo de Wrocław (Polonia) presidió la misa celebrada a las 9.00 en la catedral de la ciudad. Concelebró, entre otros, Mons. Fernando Ocáriz. Participaron en la Eucaristía las autoridades académicas de la Universidad de Wrocław y numerosos fieles.

En la homilía, Mons. Damian Bryl (obispo de Kalisz, una localidad cercana a Wrocław) habló sobre los frutos por los cuales serán conocidos los que anuncian fielmente la palabra de Dios. Bryl hizo referencia a la lectura que Mons. Ocáriz realiza en sus obras sobre los retos que presenta el mundo actual, que no afronta de manera crítica, sino tratando de identificar en ellos las preguntas fundamentales que entusiasman a las personas y su posible apertura a la luz del Evangelio.

Tras la misa, comenzó el acto académico de investidura Honoris Causa en el aula de la Pontificia Facultad Teológica. Tras la bienvenida oficial a la comunidad académica de Wrocław y la laudatio -las tradicionales palabras de elogio al candidato- del rector prof. Włodzimierz Wołyniec, las autoridades de la facultad entregaron el título honorífico al prelado del Opus Dei.

- Link: Apuntes de la conferencia de Mons. Fernando Ocáriz

La facultad cuenta entre sus doctores de honor al entonces cardenal Joseph Ratzinger, al cardenal Gerhard Müller y otros célebres teólogos. En su clase magistral, Mons. Ocáriz subrayó la necesidad de contar con una adecuada filosofía en la teología, que no implique renunciar a cuanto de experiencial hay en la fe y en la vida cristiana. Situó también a la teología dentro de la misión apologética en confrontación con la cultura post-cristiana.

Acabada la ceremonia de investidura, el Prelado viajó a Poznań, donde acudió a rezar al santuario de san Jacinto en Legnica, lugar donde en 2013 ocurrió un milagro eucarístico reconocido por la Santa Sede. Tras un rato de oración personal ante el Santísimo, saludó a un grupo de fieles. El párroco, Ks. Andrzej Ziombra, le relató los frutos espirituales que está aportando el milagro eucarístico a su parroquia. Compartió también su alegría porque en su parroquia tengan lugar encuentros formativos que se nutren del espíritu de san Josemaría.

Luego, el viaje prosiguió hasta Sołek, un centro del Opus Dei cercano a Poznań, donde se alojará durante los próximos días.


Martes, 21 de junio

A media tarde, el Prelado aterrizó en Breslavia. En el aeropuerto algunas familias le dieron la bienvenida. Tras un breve momento de conversación, Mons. Ocáriz se dirigió a la sede de un centro del Opus Dei en la ciudad, donde participó en la bendición eucarística.

Se reunió después con el rector de la Pontificia Facultad Teológica, Mons. Włodzimierz Wołyniec y se alojó en el seminario diocesano.


El 25 de junio -vigilia de la fiesta de san Josemaría, que este año cae en domingo- celebrará la Misa en Varsovia. Antes y después de esa fecha, mantendrá encuentros con fieles y amigos de la prelatura.

También acudirá a rezar ante la tumba del cardenal Stefan Wyszynski, beatificado en septiembre 2021, quien desarrolló un papel determinante en defensa de la Iglesia y del país durante la Guerra Fría y los años del gobierno comunista. 

Además, realizará una visita al presidente de la Conferencia Episcopal, el arzobispo Stanisław Gądecki.

Finalmente, acudirá a Legnica, donde en 2013 ocurrió uno de los milagros eucarísticos más recientes reconocidos por la Santa Sede.