La colección Adonáis de poesía fue creada en 1943 por Juan Guerrero Ruiz, en el seno de su Editorial Hispánica. Para que no se perdiera, por falta de recursos económicos, fue adquirida en 1946 por Ediciones Rialp, que la edita desde entonces hasta nuestros días.
Por aquel tiempo, presidía Ediciones Rialp el joven profesor onubense, de Aracena, Florentino Pérez-Embid, persona de gran sensibilidad artística, que llegó a ser catedrático de Historia de América de la Universidad de Sevilla. Interesado por apoyar todas las manifestaciones de la creación artística –fue más tarde Director General de Bellas Artes-, vio en esta colección y Premio la oportunidad de alentar a jóvenes poetas en los inicios de su trayectoria. Así lo definía el poeta José Hierro ― ganador del Premio Adonais con el poemario Alegría― al tiempo de su fallecimiento: “su entierro bajo la lluvia mostraba la liberalidad de la conducta humana y relaciones de aquel andaluz conservador, pero inclinado a ser flexible”.
Miembro numerario del Opus Dei desde su juventud, Pérez-Embid quiso orientar también el Premio y la colección con una apertura de mirada a toda la poesía de calidad, y para eso eligió a un jurado de enorme prestigio para este fin. A partir del volumen n.º XXX y, prácticamente, durante veinte años, Adonáis fue dirigida por el poeta José Luis Cano; en 1963 lo sustituye otro poeta, Luis Jiménez Martos, que estuvo al frente de la misma durante cuarenta años; desde 2003 la coordina el poeta Carmelo Guillén Acosta.
A lo largo de sus 75 años en Ediciones Rialp, Adonáis ha superado los seiscientos ochenta volúmenes. Es la más antigua de las colecciones de poesía de nuestro país, y la que ha aportado la nómina más prestigiosa de poetas emergentes de la lírica en lengua española. Además, es la primera en dar a conocer a autores extranjeros de primer orden.
Desde su nacimiento, Adonáis convocó un premio de Poesía con el mismo nombre, orientado a la promoción de autores jóvenes –el Premio tiene un límite de edad: está dirigido a poetas menores de 35 años–, y abierto siempre a todas las corrientes poéticas fueran del signo que fueran. Ambos factores contribuyeron a su éxito y a su continuidad. El Premio es el único en España sin dotación económica: el ganador y los accésits reciben como galardón la edición de su poemario en la colección y al vencedor se le hace entrega, desde 1976, de una escultura de Venancio Blanco. Conseguir el Adonáis ha sido para la mayoría de los concursantes el inicio de su itinerario como poetas, muchos de los cuales han escrito ya sus nombres en la historia de nuestra lírica contemporánea.
En la Exposición se rinde homenaje al Premio y a su colección. Para ello, la muestra se ha distribuido cronológicamente en seis ámbitos, con textos e imágenes ordenados circularmente, ajustados a la disposición de la sala. Destaca la estatuilla del Premio Adonáis, que representa el anagrama de la colección, y diversas vitrinas con revistas de los primeros tiempos de Adonáis, ejemplares de volúmenes de autores extranjeros y trabajos realizados sobre la colección. También se pueden escuchar poemas recitados por sus autores, grabados por la Fonoteca Española de Poesía, y que constituyen un tesoro de valor inestimable.
En la Exposición se pueden contemplar también fotografías de autores premiados, autógrafos y algunos de los eventos promovidos con ocasión de distintos acontecimientos conmemorativos de la historia de la colección. Como documento insólito, se muestra la copia del acta del Premio Adonáis del año 1950, fecha en que obtuvo el galardón la enigmática poeta Juana García Noreña con su libro Dama de soledad.
Llama la atención la calidad de los premiados, primeras voces de la poesía contemporánea, desde la nómina de los poetas del 50 (Ángel González, Claudio Rodríguez, Caballero Bonald, José Ángel Valente, Francisco Brines, Félix Grande) hasta otros más recientes como Luis García Montero.
El Premio nunca ha dejado de lanzar nuevos valores, siendo de algún modo una incubadora de jóvenes talentos poéticos. Y representa además una colección abierta a la lírica femenina más vibrante, que en Adonáis se ve reflejada. Desde Ana Merino a Blanca Andreu, desde Julia Castillo a María Elena Higueruelo, Premio Nacional de Literatura en la Modalidad Poesía Joven Miguel Hernández.
La colección Adonáis y su Premio muestran así su ininterrumpida labor de promoción de la poesía joven, rumbo a su centenario en Ediciones Rialp. La Exposición ha sido comisariada por el presidente del jurado de Adonáis, el poeta sevillano Carmelo Guillén Acosta, ganador en 1976 de un accésit y con una intensa y prestigiosa obra poética.
Una de las claves del éxito del Premio Adonais es la calidad del Jurado. El actual, además del ya citado Carmelo Guillén Acosta, que lo preside, incluye a Eloy Sánchez Rosillo, Julio Martínez Mesanza, Aurora Luque, Enrique García-Maiquez y Amalia Bautista, todos reconocidos y premiados poetas con una obra extensa y de gran calidad.
Como dejó escrito el ministro de Cultura y Deporte en el catálogo de la exposición: «que la Biblioteca Nacional incluya dentro de sus exposiciones temporales una sobre el Premio Adonáis de Poesía –el señero y más veterano de los certámenes de este país―, es un motivo de celebración y de reivindicación del arte poético coincidiendo con la 75.ª edición de la convocatoria literaria. La tradición poética ocupa en la historia de la Humanidad una posición relevante, es fuente de progreso, de belleza y de vitalidad”. Mostrando, finalmente, su satisfacción porque «la muestra 75 aniversario del Premio de Poesía Adonáis en Ediciones Rialp se celebre en uno de los buques insignia de la cultura de España como es la Biblioteca Nacional de España. Este viaje que se nos propone es una invitación a descubrirnos en la juventud de nuestros poetas, continuadores de la herencia literaria de los grandes autores de la poesía española».