Viaje Pastoral del prelado a Puerto Rico

Del 31 de enero al 3 de febrero, Mons. Fernando Ocáriz realizó un viaje pastoral a la isla. Durante su visita, tuvo encuentros con jóvenes, hombres y mujeres, sacerdotes y familias.

Domingo 3 de febrero

En su último día en Puerto Rico, el Padre celebró misa en Monteclaro. Haciendo referencia al Evangelio comentó en su homilía que la raíz de nuestra serenidad es que somos suyos y contamos con sus fuerzas.

Posteriormente, tuvo un encuentro con los promotores y juntas directivas de la Escuela de Hotelería Monteclaro y de los centros escolares Sonsoles y Summit Academy. Les agradeció mucho su trabajo y algunos le contaron anécdotas de gestiones que se han hecho luego del paso del Huracán María por la isla.

Antes de la afectuosa despedida, el prelado bendijo un arbolito de guayacán a sembrarse en el jardín de la finca. Es un árbol nativo de las Antillas muy apreciado por su madera dura y resistente; una buena imagen de lo que Mons. Ocáriz espera de sus hijas e hijos de Puerto Rico.

Al impartir la bendición nos dijo que “no nos separamos nunca porque el mismo Cristo nos une”. A su salida de Paloblanco, se encontró a un buen grupo de profesoras, alumnas y familias que se despedían vistiendo pavas, con maracas y güiros en sus manos.

Pasadas las 11:00am, el prelado partió para el Aeropuerto Luis Muñoz Marín. Aún quedó algo de tiempo para que algunas personas le acompañaran hasta el momento del embarque, con la alegría intensa de haber pasado unos días estupendos y con un poco de nostalgia por no haber podido tenerlo unos días más.

Sábado 2 de febrero

Un día de sol resplandeciente hacía ver a la isla como la más hermosa del Caribe: un marco muy adecuado para los encuentros de esta jornada con el Mons. Ocáriz.

Hoy, fiesta de la Presentación del Señor el prelado dio una meditación y celebró la Santa Misa en el oratorio de Paloblanco. Glosando textos de la fiesta litúrgica de la Presentación del Señor se detuvo en las palabras llenas de alegría del anciano Simeón: “Ahora puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto al Salvador”. Nosotros hemos de considerar también el deseo de ver a Dios: “verle en la Eucaristía, verle en las circunstancias, verle en las personas con las que nos encontramos…. Así pondremos a Cristo en la cumbre de las actividades humanas”.

El Centro de Convenciones de Puerto Rico fue la sede de varios encuentros con el tercer sucesor de san Josemaría. A las 11:30 am se reunió con mujeres de la prelatura y sus amigas. Le contaron al Padre que se cumplían los 50 años del comienzo de la labor en Puerto Rico, y preguntaron qué esperaba de ellas. "Lo importante es lo que espera Dios de nosotros, y lo que espera, es que seamos fieles a la propia vocación.

En el encuentro con gente jóven, una chica contó al prelado que había asistido recientemente a la JMJ en Panamá. Le pidió un consejo para secundar y concretar los deseos del Papa. Fue ocasión para volver a insistir en la necesidad de sostener al Papa con la oración. Como detalle anecdótico, se obsequió al Padre unas bolas de tenis con los nombres de los centros de formación para los jóvenes en el país. No faltaron la música y las canciones para amenizar el encuentro.

Al final de la tarde cientos de personas tuvieron, una vez más, ocasión de escuchar al prelado que habló de llevar con visión sobrenatural los momentos de contradicciones, dolor, enfermedad, en definitiva todo lo que pueda causar sufrimiento. En esos momentos es preciso poner fe: "la fe es de lo que no se ve; porque a veces, no se entiende y no se ve. Y sin embargo también allí se manifiesta el amor de Dios". Héctor, junto con otros, está comprometido en sacar adelante un colegio. Ya están en marcha Sonsoles y Summit Academy. Quiso saber cómo superar los retos que se van presentando. Mons. Ocáriz explicó que "el primer medio que hay que poner es la fe. Luego, no desanimarnos con las negativas cuando se pide la colaboración para estas iniciativas". Comentó jocosamente "sino quieren ayudar, ellos se lo pierden".

Máximo, preguntó cómo defender la familia y los hijos. A esto, el prelado aclaró que no se ha de temer el ambiente adverso que es muy hostil... Contó una anécdota: iba una mamá con una hija pequeña y se encontraron con una amiga; al verla con un carrito de bebé se atrevió a comentar que parecía una locura tener tantos hijos. La mamá intentó explicarle que los hijos son un regalo de Dios y allí intervino la hija pequeña diciéndole: "pues sepa usted que pensamos tener más".

Se estaba tan a gusto que todos querían que se prolongara el encuentro pero había que finalizar. El prelado aprovechó la ocasión para recordar a todos la necesidad de rezar por el Papa que tiene mucho trabajo y muchas dificultades que enfrentar.

Entre encuentro y encuentro Mons. Ocáriz pudo saludar a varias familias que manifestaron su agradecimiento por la ayuda que reciben al calor de las actividades de formación y acompañamiento espiritual que se ofrece en el Opus Dei.

Se podría decir también que éstos fueron encuentros con sabor a despedida; mañana domingo finaliza la visita del prelado a esta hermosa Isla del Caribe.

Viernes 1 de febrero

Por la mañana después de celebrar la Santa Misa en la Escuela de Hotelería Monteclaro y de atender algunos asuntos, Mons. Ocáriz se trasladó a San Juan para almorzar en Puertorreal, un centro donde se ofrece formación humana y espiritual ubicado muy cerca de la Universidad. Después del almuerzo el prelado pasó a la cocina para agradecer el trabajo que allí desarrollan y encendió una vela ante una imagen de la Virgen del Pilar. Luego tuvo un rato compartiendo con los jóvenes de la casa quienes le contaron varias anécdotas del apostolado que hacen con sus compañeros de estudio.

A primera hora de la tarde, tuvo oportunidad de saludar a unas veinte familias que se llenaron de alegría. Venían varios niños acompañando a sus padres; el prelado les obsequió dulces para ellos y rosarios para los adultos.

Posteriormente, en el atrio de Puertorreal, Mons Ocáriz tuvo un encuentro con sacerdotes y seminaristas de varias diócesis.

Fue un rato muy ameno en el que el prelado estuvo recordando la necesidad de imitar a Jesucristo para poder llevarlo a los demás. No faltaron los aplausos cuando uno de los sacerdotes cantó una "bomba" -tonada típica popular- acompañado de guitarra, güiro y maracas, instrumentos típicos del Caribe. Cuando uno preguntó cómo superar los momentos de cansancio y desánimo, el prelado explicó que "no podemos confundir la alegría con el entusiasmo". Luego añadió "se puede sufrir, se puede llorar, pero estar tristes, ¡no! ... Para lograr esto hay que profundizar el trato con Jesucristo". Terminó el prelado recordando la necesidad de conseguir muchas vocaciones para el sacerdocio.

Al caer la tarde, cerca de un centenar de jóvenes se reunieron para compartir y escuchar al prelado. Las preguntas y la espontaneidad de las intervenciones hicieron reir varias veces a todos como la de Javi que con gran desparpajo hizo un truco de magia con unas cartas. Luego preguntó cómo hacer para saber lo que Dios quiere de nosotros. A esto el prelado le contestó que "lo que Dios quiere primero es hacer lo que tenemos que hacer", es decir el cumplimiento de nuestros deberes. Le animó a tener un horario para mejorar en el orden: "si tienes un plan de vida, tendrás fuerza, serenidad y alegría". Con ocasión de otra pregunta, Mons. Ocáriz explicó que para superar los desánimos hay que tratar a Jesús: "la unión con el Señor da alegría. Cuando el egoísmo nos domina, no estamos contentos". Y recordó a todos sobre la necesidad de rezar por el Papa, "tenemos la obligación".

Antes de terminar el encuentro, David acercó al prelado un bate de beisbol para pedirle que pusiera unas palabras que sirvan de aliento para los próximos 50 años. El Padre escribió: "Soñad y os quedaréis cortos".

Jueves 31 de enero

El prelado del Opus Dei, Mons. Fernando Ocáriz, llegó al Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín, en San Juan de Puerto Rico a las 4:05 p.m. proveniente de Panamá, en una visita pastoral que se extenderá hasta el próximo domingo 3, para luego regresar a Roma.

Le recibieron el Vicario Regional en Puerto Rico, Mons. Justiniano García y algunas familias que le esperaban para saludarle, con un simpático cartel que leía: "Padre, gracias por venir a Puerto Rico". Posteriormente se trasladó al Centro de Conferencias Paloblanco (Rio Grande), a 45 minutos de San Juan, donde se encuentra también Monteclaro una Escuela de Hotelería.

En un breve encuentro con mujeres que trabajan en la Escuela, el prelado les obsequió una caja de dulces. Ellas le cantaron canciones típicas de Puerto Rico. Una profesora interpretó una danza puertorriqueña con la flauta traversa y varias le contaron cosas divertidas. Como una de ellas cumplía 40 años, el Padre le recordó que San Josemaría había escrito en una ocasión a quien cumplía esa edad: "20 + 20 = eterna juventud".

Después de la cena en Paloblanco, uno de los presentes le contó varias anécdotas sobre el reciente encuentro con el Papa en la JMJ en Panamá y del mensaje que el Papa dirigió a los jóvenes de Puerto Rico. El Padre comentó que un buen propósito para cualquier joven que haya estado allí sería "rezar mucho por el Papa".

Antes de retirarse a descansar estuvo haciendo un rato de vela al Santísimo Sacramento, en el oratorio de la casa, honrando al Señor sacramentado por ser víspera del primer viernes de mes.

Mañana viernes, el prelado tendrá un encuentro con sacerdotes y posteriormente con los jóvenes que participan en los medios de formación.