Un doctorado sin vacaciones ni fines de semana libres

A los pocos años de terminar mis universitarios en España quise realizar mi tesis doctoral en Derecho pero por obligaciones familiares y profesionales no me fue posible.

A los pocos años de terminar mis universitarios en España quise realizar mi tesis doctoral en Derecho pero por obligaciones familiares y profesionales no me fue posible.

Al cabo de unos años me fui a vivir a América Latina, continente a miles de kilómetros de distancia. En mi nuevo país me involucré en obligaciones profesionales, sociales, familiares y proyectos solidarios en favor de la sociedad, por lo que tampoco dispuse de tiempo.

Los años iban pasando y pasaba de ser un joven universitario a un profesional maduro. Hasta que cayó en mis manos una biografía de don José María Hernández de Garnica. Leí que había estado muy ocupado con encargos de San Josemaría, fundador del Opus Dei, y que había sabido encontrar el tiempo para realizar dos doctorados, uno en ingeniería de minas en 1940 y otro en ciencias naturales en 1970 en plena edad madura. Como tenía ilusión en hacer mi doctorado me puse a comenzarlo de nuevo, y le encomendé a diario durante los dos últimos años de mi doctorado que sacase tiempo y que acertase en el desarrollo del tema elegido, arbitraje; igualmente viajé en un par de ocasiones a Barcelona para visitar la iglesia de Montalegre para pedirle que me ayudase; también le pedí a amigos y amigas que visitasen la cripta deChiqui pidiendo por mi doctorado.

Finalmente, después de unos años dedicados a trabajar y a mis obligaciones, en los que no disfruté de vacaciones ni de fines de semana libres, defendí mi tesis doctoral el pasado mes de noviembre recibiendo la calificación de sobresaliente cum laude por unanimidad y un aplauso del tribunal. Sin la ayuda de don José María Hernández de Garnica no hubiera sido posible terminarlo.

Le prometí a Chiqui que en cuanto me examinase escribiría este favor para que quedase constancia de su intercesión y animar a los intelectuales a acudir a él. Envío un donativo para su causa de beatificación.