Del 2 al 5 de enero alrededor de 30 estudiantes universitarias y de highschool, aprovechando las vacaciones de Navidad, se dieron a la tarea de ayudar en tres zonas de necesidad del Oeste de Puerto Rico: Barrio Caguabo en Añasco, Barrio Trastalleres y Égida del Maestro en Mayagüez.

Las estudiantes procedían de distintos pueblos de la Isla, pero tenían en común que participan de las actividades de formación que imparte  el Opus Dei en Ponce, San Juan y Mayagüez. El proyecto consistía en ofrecer clínicas médicas, limpiar las casas de personas envejecientes y llevar regalos a  niños de la zona.

Fueron días intensos, de mucho trabajo, pero comentaban las mismas participantes, que las primeras beneficiadas fueron ellas pues nunca se habían encontrado expuestas a condiciones como las que vieron entre las personas a las que fueron a atender. Antes del realizar el proyecto las estudiantes, sus familias y amigas fueron recogiendo juguetes, ropa, efectos de primera necesidad y medicinas que  podían ser de ayuda para las actividades que iban a realizar.

La Residencia Universitaria Acacias de Mayagüez fue la encargada de coordinar el proyecto. "Una de nuestras primeras tareas consistió en organizar todo ese material, envolver los regalos que se iban a entregar a los niños y preparar el material para las clínicas médicas", comentó la Directora de la Residencia. Un grupo de estudiantes de medicina, con la Dra. Elsie Vázquez a la cabeza, se dieron a la tarea de atender médicamente a las personas de la zona de Caguago en Añasco y el barrio Trastalleres de Mayagüez. El 80% de las personas atendidas eran de la tercera edad. Varias personas estaban postradas en cama y fue necesario ir a atenderlas en sus propias casas.

Se organizó un día de juegos para los niños.  "La alegría de los niños era incontenible. Los papás estaban muy agradecidos pues hicimos pasar a sus hijos un día muy feliz en la época de Navidad". Otro grupo de estudiantes estuvo realizando la limpieza de las viviendas de varias personas mayores, que viven solas y muchas de ellas no tienen a nadie que las atienda. Lo que más les impresionó fue cómo agradecieron esas personas la compañía y el tener la posibilidad de que alguien les escuchara.

Al final de esos tres días todas las participantes en el proyecto manifestaron que estaban especialmente felices. Decía una de ellas:  “han sido los tres mejores días de la Navidad; desde ahora ya me apunto para el proyecto que se realice el año que viene.”