Fallece Don Gonzalo Díaz, uno de los primeros sacerdotes que comenzó la labor en Puerto Rico

En la madrugada del sábado 29 de octubre falleció, a los 95 años, Don Gonzalo Díaz Gutiérrez, luego de una larga convalecencia llevada siempre con serenidad, sentido del humor y visión sobrenatural.

Junto a Mons. Javier Echevarría -anterior Prelado del Opus Dei- en el 2009

Don Gonzalo nació en Sevilla el 27 de marzo de 1927. Conoció la Obra en esa ciudad y pidió la admisión en el Opus Dei el 17 de abril de 1945.  Terminó la carrera de medicina en la Universidad Central de Madrid.  Ocupó cargos de Interno en hospitales de Sevilla (Provincial) y Madrid (San Carlos). Trabajó en el Dispensario antituberculoso Tirso de Molina en Madrid.   Fue ordenado sacerdote el 27 de julio de 1952, incardinado en la Prelatura del Opus Dei.

Su modo de ser alegre, optimista y acogedor le facilitó tratar a muchas personas haciendo amigos de toda clase y condición. Poseía una gran cultura. Era patente su devoción a la Virgen y siempre recomendaba acudir a su maternal intercesión porque ella -decía con frecuencia- “suaviza todos los problemas”. 

A finales de 1952 llegó a Estados Unidos para apoyar la labor en ese país donde se había comenzado en 1949. Allí estuvo por 19 años y colaboró en las diversas tareas pastorales que le encomendaban, así como en los comienzos de la labor apostólica en diversas ciudades: Chicago, Madison, San Luis y otras.  Sus dotes naturales como artista (pintura), su buen gusto y su gran ingenio y conocimientos en áreas como electricidad, mecánica y química le permitieron colaborar en la instalación de nuevos centros y casas de retiro tanto en Estados Unidos como en Puerto Rico. Era muy inventivo y conocido por encontrar soluciones de todo tipo. 

En el 1969 obtuvo el doctorado en Derecho Canónico por la Universidad de Navarra. Llegó a Puerto Rico en 1971 para apoyar los inicios de la labor que ya había comenzado en 1969. Era un hombre muy dedicado a su ministerio sacerdotal en el que ocupó miles de horas atendiendo pastoralmente a innumerables personas -hombres y mujeres de toda condición-, predicando retiros, charlas, seminarios. Se esforzó de modo especial tanto en la dirección espiritual como en la administración del sacramento de la confesión.

Quizá se puede decir, parafraseando al Papa Juan Pablo II, que D. Gonzalo tenía el “carisma de la confesión”, del sacramento de la alegría, como le gustaba decir a san Josemaría, fundador del Opus Dei. 

A finales de los años 70 viajó junto a otros -semanalmente- a la ciudad de Ponce para impulsar los comienzos de la labor en esa ciudad y posteriormente también a Mayagüez. Nunca perdió el contacto con sus conocimientos en Medicina pues se mantenía al día leyendo revistas especializadas. De hecho, fue profesor de Deontología Médica en la "Ponce School of Medicine" durante ocho años y Capellán Auxiliar de la Pontificia Universidad Católica de PR.   

Siempre gozó de una relativa buena salud y jugó tenis hasta pasado los 80 años. Se mantuvo confesando y atendiendo personas en la parroquia San José hasta cumplidos los 90 años.

Con la edad, su salud se fue deteriorando paulatinamente y poco a poco fue limitando su actividad sacerdotal. Pasó sus últimos años atendido humana y espiritualmente en un centro del Opus Dei en Guaynabo. Llevaba sus limitaciones con sentido del humor y hasta los últimos días bromeaba con todos, incluyendo los cuidadores o enfermeros que le atendían.

Sacerdote, médico, profesor e inventor. Gracias Don Gonzalo por su generosa entrega.

¡Descanse en paz!


Sus restos serán velados los días 5 (9:00 am – 3:00 pm) y 7 de noviembre de 2022 en la Iglesia San José de Villa Caparra. La Misa será el lunes 7 a las 11:30 am.

A raíz de su deceso, el Prelado del Opus Dei, Mons. Fernando Ocáriz, ha enviado una muy sentida carta a sus hijos de Puerto Rico en la que expresa que “Gonzalo ha sido un hombre disponible para hacer el Opus Dei donde hiciera falta; primero en España, luego en Estados Unidos y finalmente en Puerto Rico. Una disponibilidad que se concreta en vivir con amor su plan de vida, a pesar de las limitaciones propias de la enfermedad. Consuela saber que Gonzalo se nos ha marchado muy preparado, y en sábado: nuestra Madre le habrá llevado hasta Jesús”.