Consejos de san Josemaría para vivir el Jubileo de los Jóvenes

Recogemos algunas ideas prácticas inspiradas en sus enseñanzas para que este Jubileo de los Jóvenes sea un antes y un después en la vida cristiana de los participantes.

San Josemaría comprendió que la santidad se cultiva en lo cotidiano, en los momentos ordinarios. Un encuentro con el Papa puede ser sin duda un punto de gracia inolvidable si se vive con espíritu abierto y decidido.

A continuación te dejamos algunas ideas prácticas inspiradas en sus enseñanzas para que este Jubileo de los Jóvenes sea un antes y un después en tu vida cristiana.

  1. Corazón universal: amor al sucesor de Pedro
  2. Haz que el silencio te hable en medio del ruido
  3. Ofrece el esfuerzo del viaje como oración
  4. Descubre a Dios en lo pequeño, lo "material"
  5. Vive una fe que sea "nueva y antigua"
  6. Examínate cada noche, da gracias y guarda lo vivido en el corazón
  7. Acoge a todos con el corazón abierto: aprende a mirar como Cristo
  8. Comparte con los demás lo que has vivido

1. Corazón universal: amor al Sucesor de Pedro

"Como somos hijos de Dios, nuestro más grande amor, nuestra mayor estima, nuestra más honda veneración, nuestra obediencia más rendida, nuestro mayor afecto ha de ser también para el Vice-Dios en la tierra, para el Papa... Por eso, muchas veces digo: gracias, Dios mío, por el amor al Papa que has puesto en mi corazón".
(Cartas I, carta n. 3, p. 20)

En el Jubileo, tendrás frente a ti a León XIV, sucesor de san Pedro. Dedica un momento a rezar por él y sus intenciones. Así, el encuentro se convierte en un vínculo filial con la Iglesia universal.

En el Jubileo, tendrás frente a ti a León XIV, sucesor de san Pedro. Quizá aún no le conoces bien o no has llegado a tomarle afecto, puesto que lleva poco tiempo al frente de la Iglesia y puede que te resulte una figura nueva. Que eso no te impida quererle con un corazón filial: el Papa representa a Cristo en la tierra. Dedica un momento a rezar por él y por sus intenciones, y pídele a la Virgen que agrande tu corazón para quererle cada vez más. Así, el encuentro se convierte en un vínculo real y profundo con la Iglesia universal.

2. Haz que el silencio te hable en medio del ruido

"Nunca compartiré la opinión —aunque la respeto— de los que separan la oración de la vida activa, como si fueran incompatibles... Hemos de ser contemplativos: personas que, en medio del fragor de la muchedumbre, sabemos encontrar el silencio del alma en coloquio permanente con el Señor".
(Forja, n. 738)

"Dondequiera que estemos, en medio del rumor de la calle... nos encontraremos en sencilla contemplación filial, en un constante diálogo con Dios".
(Cartas II, carta n. 6)

En un ambiente vivo y tumultuoso, busca momentos de silencio interior. Dios tiene algo que decirte también en medio del ruido.

3. Ofrece el esfuerzo del viaje como oración

"Un pequeño acto, hecho por Amor, ¡cuánto vale!"
(Camino, n. 814)

"Que sepas, a diario y con generosidad, fastidiarte alegre y discretamente para servir... Este modo de proceder es verdadera caridad de Jesucristo".
(Forja, n. 150)

Caminar bajo el sol, compartir comida, mantener el orden... todo gesto cotidiano puede convertirse en oración si se hace por amor. Ofrece cada dificultad por una intención concreta.

4. Descubre a Dios en lo pequeño, lo "material"

"Tu vocación de cristiano te pide estar en Dios y, a la vez, ocuparte de las cosas de la tierra, empleándolas objetivamente tal como son: para devolverlas a Él".
(Surco, n. 295)

No desprecies lo ordinario del Jubileo: los desplazamientos, las comidas, las esperas. Todo puede ser ocasión para ofrecer, agradecer, vivir con sentido.

5. Vive una fe que sea "nueva y antigua"

"Nuestro espíritu es así, viejo como el Evangelio... y, como el Evangelio, nuevo... Bebemos el buen vino añejo de la auténtica doctrina católica..."
(Cartas II, carta n.º 6, p. 31)

Vive el Jubileo como una ocasión para renovar la fe en lo cotidiano. No es solo una experiencia emotiva, sino un impulso para vivir el Evangelio cada día y compartirlo.

6. Examínate cada noche, da gracias y guarda lo vivido en el corazón

"Examen. — Labor diaria... ¿Y hay negocio que valga más que el negocio de la vida eterna?"
(Camino, n. 235)

“Acostúmbrate a elevar tu corazón a Dios, en acción de gracias, muchas veces al día. —Porque te da esto y lo otro. —Porque te han despreciado. —Porque no tienes lo que necesitas o porque lo tienes.

Porque hizo tan hermosa a su Madre, que es también Madre tuya. —Porque creó el Sol y la Luna y aquel animal y aquella otra planta. —Porque hizo a aquel hombre elocuente y a ti te hizo premioso…

Dale gracias por todo, porque todo es bueno.

(Camino, n. 268)

"No sabes qué decir al Señor en la oración. No te acuerdas de nada, y, sin embargo, querrías consultarle muchas cosas. —Mira: toma algunas notas durante el día de las cuestiones que desees considerar en la presencia de Dios. Y ve con esa nota luego a orar"
(Camino, n. 97)

Haz cada noche un repaso de la jornada. No te olvides de acabar el día dándole gracias a Dios por tantas cosas buenas que te ha dado. También te puede ayudar escribir una frase o una idea de ese día. Así, al volver a casa, tendrás una "caja de tesoros" espirituales para seguir creciendo y hablando con el Señor en tu oración para que lo vivido en el Jubileo deje poso en ti.

7. Acoge a todos con el corazón abierto: aprende a mirar como Cristo

"El amor a las almas, por Dios, nos hace querer a todos, comprender, disculpar, perdonar…

Debemos tener un amor que cubra la multitud de las deficiencias de las miserias humanas. Debemos tener una caridad maravillosa, veritatem facientes in caritate, defendiendo la verdad, sin herir”.
(Forja, n. 559)

"No digas: esa persona me carga. — Piensa: esa persona me santifica".
(Camino, n. 174)

"Jesús, que sea yo el último en todo... y el primero en el Amor".
(Camino, n. 430)

Vas a convivir con muchas personas distintas. Mira con caridad, especialmente a los que te cuestan más. Ahí también está Cristo. Vive este Jubileo como lo que es: una gran ocasión para dejar que Dios te transforme desde dentro. Con la ayuda de san Josemaría, cada paso, cada sonrisa, cada dificultad puede convertirse en camino de santidad.

8. Comparte con los demás lo que has vivido

"El apostolado es como la respiración del cristiano: no puede vivir un hijo de Dios, sin ese latir espiritual”. (Es Cristo que pasa, n. 122, p. 3)

"Es preciso que seas «hombre de Dios», hombre de vida interior, hombre de oración y de sacrificio. —Tu apostolado debe ser una superabundancia de tu vida «para adentro»”. (Camino, n. 961)

Lo que has vivido no es sólo para ti. Cuéntaselo a los demás: a tus amigos, a tu familia, en tu colegio o universidad. Habla de lo que te ha conmovido, una frase del Papa que te ha tocado por dentro, una oración que te haya ayudado. El Jubileo seguirá dando fruto si compartes con los demás lo que has recibido.