Chiclayo: “Integra Familia” unidos al servicio de los demás

Lo que nació como un gesto de buena voluntad se ha convertido en un proyecto para renovar el tejido social en varias comunidades chiclayanas. Uniendo voluntades jóvenes, con la confianza puesta en el Señor y la Virgen, se pueden lograr resultados cuenta Aldo, quien ha gestionado una iniciativa denominada “Integra Familia”.

Todo comenzó con una inquietud en el corazón: el deseo de ayudar a los más necesitados en Chiclayo. Eran tiempos de pandemia, había muchas necesidades y un día acompañé al padre Edwar Tocto, a repartir víveres en la zona de Cerropón. Vi tanta pobreza y niños que no podían estudiar, que sentí un impacto muy grande en mi alma. Se lo comenté al sacerdote y a mi madre, Liliana, la necesidad de echar una mano. Una idea fue ofrecer reforzamiento académico a los niños, los sábados por la mañana, en las áreas verdes del Santuario Nuestra Señora de la Paz.

Y así empezó todo. Nació un proyecto que creció sostenidamente. El primer día, llegaron 13 niños de diversas edades. Fuimos convocando a más personas para poder atenderlos por su nivel de estudio. Empezamos 5 voluntarios: Liliana, Milagros, Gian Carlo, Gaby y yo. Poco a poco fueron llegando más alumnos e igualmente se iban sumando más voluntarios a la causa.

Liliana, mi mamá, al darse cuenta de que un grupo de madres esperaba a sus hijos durante las clases de sus hijos, vio la oportunidad de conversar con ellas. Las reunió y empezó a darles formación cristiana, virtudes humanas, consejos sobre cómo educar a sus hijos y dedicó tiempo a conversar con cada una.

“Un hombre o una sociedad que no reaccione ante las tribulaciones o las injusticias y que no se esfuerce por aliviarlas, no son un hombre o una sociedad a la medida del amor del Corazón de Cristo”

“Sigo adelante con esa labor inspirada en la formación que recibo en el Opus Dei, y en las palabras de san Josemaría en una de sus homilías en Es Cristo que pasa: “Un hombre o una sociedad que no reaccione ante las tribulaciones o las injusticias y que no se esfuerce por aliviarlas, no son un hombre o una sociedad a la medida del amor del Corazón de Cristo” comenta Liliana.

A medida que transcurrían las semanas, se creó un vínculo de amistad con los niños y adolescentes quienes, a su vez, poco a poco fueron conquistando el corazón de quienes les ofrecían reforzamiento académico. Todo ello, nos permitió reconocer, que no sólo requerían ayuda en sus tareas, sino que además necesitaban a Dios.

Algunos de esos niños y jóvenes tenían dificultades en casa y veían en “Integra Familia” un refugio. Se decidió entonces, invitar a un psicólogo a sumarse a la labor, quien se apoyó en alumnos suyos, quienes dictaron talleres e intervenciones psicológicas. Eso significó un gran impulso, pues ya no sólo se atendían necesidades intelectuales, sino también espirituales y psicológicas.

Los niños ya tenían la semilla de la fe en su corazón, lo que los movió a pedir catequesis para recibir los sacramentos y formar parte de la Iglesia. Es así como se le hace llegar esta necesidad al Padre Edward, la cual fue atendida positivamente. Se hizo la convocatoria de catequistas, se pidió permiso al Obispo y a la Parroquia y por primera vez se dictó catequesis en el Santuario.

Algunos de los voluntarios, tampoco habían recibido sacramentos, pidieron también formación y se inició a la par, un curso catequético dirigido exclusivamente para ellos. Fueron 4 quienes inicialmente se prepararon y recibieron desde el bautizo hasta la confirmación.

Hoy se sigue impartiendo formación a todos los miembros que desean formarse en la fe, ya sea para recibir sacramentos o seguir aprendiendo. Siguen llegando voluntarios que encuentran a Dios en “Integra Familia” y nace en ellos el deseo de unirse a la Iglesia.

La labor estaba dando mucho fruto, no sólo hacia afuera, sino también hacia adentro, en el corazón de cada voluntario. Hoy se sigue impartiendo formación a todos los miembros que desean formarse en la fe, ya sea para recibir sacramentos o seguir aprendiendo. Siguen llegando voluntarios que encuentran a Dios en “Integra Familia” y nace en ellos el deseo de unirse a la Iglesia.

“He aprendido a rezar todos los días, ahora vamos a misa en familia. Me siento feliz y segura asistiendo los sábados al Santuario, me hace mucho bien porque aprendo y tengo con quien compartir mis cosas.” Comenta una adolescente de la sede Santuario.

“Ahora me llevo mejor en casa, he aprendido a perdonar. Tratar a Dios ha sido muy importante, algo que estaba descuidando en mi vida.” Comenta un adolescente de la sede Naranjal.

Integra Familia” me ha ayudado a morir a mi egoísmo, a crecer en humildad y caridad. Ha permitido que podamos formar una familia, en mi grupo de madres hemos tenido momentos de crisis, surgieron sentimientos encontrados, y eso nos permitió conectar y expresar nuestros sentimientos e ideas, a corregirnos mutuamente y crecer. No todo tiene que ser bonito y perfecto, hay momentos fuertes y eso nos ha permitido crecer y apreciarnos como familia, cuya labor se desarrolla en unidad. Agradezco a “Integra Familia” por ayudarme a crecer en humildad y como persona”. comenta Grecia, voluntaria desde el 2021.

Integra Familia” me ha enseñado a amar. Me pregunto qué es lo que hace que siga acá, veo a otros cómo dan su tiempo y el gran esfuerzo que realizan siempre, por hacer bien su labor y me sorprende, me sorprende que nos veamos como familia, como hermanos.”

“En otras instituciones donde he participado, puedes encontrar un perfil de los voluntarios; pero si te preguntas cuál es el de “Integra Familia”, no lo encuentras, porque cada uno es cada uno. Ves cómo se entregan a la labor, cómo tratan a las personas que atienden y te das cuenta de que lo único que todos tenemos en común, es que amamos a las personas y por ellas a Dios, por eso hacemos todo con alegría. Es sorprendente y no encuentro otra explicación que la mano de Dios. Antes yo no practicaba la religión, ahora veo la importancia de rezar unos por otros en silencio, de orar y procurar estar cerca de Dios, que siempre está con nosotros.” Comenta Bryan, voluntario desde el 2021.

Aldo cuenta que tiene el proyecto de escribir un libro de catequesis, pensado especialmente en los voluntarios. Actualmente viene estudiando una maestría de Familia en la Universidad de Piura para realizar cada vez con mayor profesionalidad este trabajo.

Aldo cuenta que tiene el proyecto de escribir un libro de catequesis, pensado especialmente en los voluntarios. Actualmente viene estudiando una maestría de Familia en la Universidad de Piura para realizar cada vez con mayor profesionalidad este trabajo.

“Actualmente, “Integra Familia” cuenta con más de 70 voluntarios, quienes donan su tiempo y conocimientos generosamente. No sólo van cada sábado a brindar formación a las familias, sino que también destinan los jueves a formarse integralmente para servir mejor, con la siguiente dinámica: cada mes tenemos un retiro espiritual a cargo de un sacerdote, momento que aprovechamos para rezar en familia ante el Santísimo y confesarnos. Recibimos clases de filosofía, talleres psicológicos, realizamos debates sobre temas de actualidad, dedicamos tiempo a la planificación de actividades y a compartir ratos juntos. Ya no nos vemos sólo como amigos, sino como hermanos al servicio del Señor. “Integra Familia” se ha convertido en una nueva forma de vivir nuestra fe”.

“Dedicamos nuestros esfuerzos a familias vulnerables, conscientes de que, si se les forma y ayuda de manera integral, lo que reciben, tiene un efecto multiplicador. La familia es el corazón de la sociedad, la Iglesia doméstica donde se forma a cada persona y de donde sale una fuerza espiritual para el mundo”.

Somos conscientes que el cambio del mundo pasa por la familia, es por lo que los proyectos se orientan a formar a cada miembro de la familia. Se pone mucho énfasis en la formación de la madre, pues es un motor de cambio muy poderoso en el hogar.

Integra Familia” va cambiando la vida de muchas familias, el impacto es significativo. Se fomenta el amor, buenos hábitos, la piedad, la práctica deportiva, la vida en comunidad. En retrospectiva, se puede ver la mano de Dios en todo lo que se va haciendo y logrando. El deseo de servir al prójimo los empujó a todos a acercarse más a Dios y a la Iglesia. El Señor tenía un plan, el Espíritu Santo iba guiándolos paso a paso. “Las personas idóneas se fueron sumando al tiempo justo; nunca se dejó desatendida ningún aula y ningún proyecto. Siempre fue el Señor delante de todo, marcándonos suavemente el camino, a quien damos las gracias por llamarnos a servir. Es su obra, nosotros sólo el medio por el cual Él la lleva a cabo”, comenta Aldo.

Integra Familia” es una escuela de amor, donde las familias y los voluntarios aprenden a ser don para el otro, a amar a Dios en el prójimo y al prójimo por Dios.

Bryan, psicólogo voluntario del área de mamás, comenta: "Dentro del ámbito psicológico no solamente reforzamos los conocimientos que ellos tienen de sí mismos, es decir, la autoestima y la autoconfianza, sino también les dictamos talleres relacionados a su vida familiar, como los estilos de crianza, cómo tratar a sus hijos, cómo entender a su pareja".

Los cambios positivos motivan al equipo a continuar, pese a las dificultades. "Lo más importante es el amor a los demás y que mayor ejemplo de amor que el de nuestro Señor Jesucristo; por ello trabajamos siempre de la mano de la Iglesia", afirma Aldo, convencido de que la transformación que genera este proyecto en las familias pasa primero por acercarlas a la fe, poco a poco, con paciencia.

“He tenido la oportunidad de participar en la formación que brinda La Obra: San Josemaría es un gran santo de nuestros tiempos y por ello, hemos tomado sus enseñanzas, convirtiendo así nuestros sábados de labor, en una oportunidad de santificarnos sirviendo a los demás, cuidando los pequeños detalles”

A base de donaciones y mucho esfuerzo voluntario “Integra Familia” ha logrado sostener sus actividades por más de tres años, cambiando vidas en el proceso. Hoy sueñan con expandir su labor a otras zonas vulnerables de Chiclayo, para que más personas puedan beneficiarse de este oasis en medio de la necesidad.

“Este proyecto me ha ayudado bastante. Yo no sabía cómo tratar a mi niña, que era adolescente y aquí me ayudaron. No era cariñosa, y la asesoría psicológica me ayudó mucho. Hasta ahora sigo y continúo aprendiendo” comenta Yelka, madre asistente a sesiones en la sede Santuario.

“Vivía muy ignorante de todas las grandezas de la vida, de la grandeza de Dios. Veo a las mamás contentas de recibir las clases y charlas que se dicta tanto a los niños como a las madres.” comenta Ana, madre asistente a la sede Naranjal.

Actualmente,“Integra Familia” está presentes en 3 zonas: en el Santuario nuestra Señora de la Paz, en el Fundo “El Naranjal” – JLO, y en Mocce Antiguo (Lambayeque). Psicólogos, profesores, abogados, economistas, catequistas, entre otros, forman parte de “Integra Familia”. Ellos realizan proyectos de formación integral dirigido a niños, adolescentes, jóvenes, madres, padres de familia, adultos mayores, catequesis y talleres deportivos y culturales.

Miramos con esperanza el futuro de este proyecto que nos ayuda a agrandar nuestros corazones, a compartir la alegría de servir a los demás y a dar la mano a los menos favorecidos.