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1. Introducción. Dios siempre nos ofrece nuevos horizontes.
2. Meditación I. El encuentro con la samaritana.
3. Meditación II. Zaqueo, hoy me hospedaré en tu casa.
4. Charla.
5. Lectura espiritual.
6. Examen de conciencia.
Introducción. Dios siempre ofrece nuevos horizontes.
El encuentro de Jesús con la samaritana junto al pozo de Sicar es un reflejo de la delicadeza infinita con la que Jesús se acerca a cada uno de nosotros, incluso cuando nos sentimos lejos o indignos. Jesús no pide, sino que ofrece un don mucho mayor e inesperado: el agua viva de su Palabra, que sacia nuestra sed espiritual y nos revela el amor de Dios. La historia de Zaqueo es otro ejemplo de cómo Jesús nos transforma la vida. Aquel hombre aparentemente lo tenía todo en términos materiales. Hasta que descubre que su verdadera riqueza estriba en acoger al Señor en su vida. «Hoy me hospedaré en tu casa», le dice Jesús, y aquel encuentro le transforma llevándolo a desprenderse de sus bienes y a hacer justicia con aquellos a quienes había defraudado.
El episodio de Zaqueo también nos enseña la importancia de la pobreza y el desprendimiento para seguir a Jesús. La sobriedad en los gastos personales y la detección de caprichos innecesarios son aspectos concretos de la pobreza cristiana que todos estamos llamados a vivir. Esta sobriedad no es tanto renunciar a cosas buenas, sino el camino que permite tener una vida más plena y alegre, en la que la verdadera riqueza se encuentra en el amor de Dios y en la entrega a los demás. Fomentar un estilo de vida familiar sobrio y alegre es un testimonio poderoso de que hay una parte de nuestras vidas que ninguna riqueza terrenal puede llenar, solo Dios.
Estos dos encuentros nos alientan a dejar que Jesús entre en nuestra vida. Él nos abre a una realidad más profunda y rica, donde la verdadera felicidad y plenitud se encuentran en la relación con Él y en el amor a los demás.
Primera meditación
Opción 1: Meditación: El encuentro con la samaritana.
Opción 2: Comentario al Evangelio: Dame de beber: Dios que tiene sed de nosotros.
Segunda meditación
Opción 1: Meditación: “Zaqueo, hoy me hospedaré en tu casa”.
Opción 2: ¿Cómo vivir la virtud cristiana de la pobreza?
Charla
Opción 1: Entrevista al prelado del Opus Dei en el medio colombiano Semana: “El mundo actual enfrenta el desafío de volver a creer en el compromiso; en un amor para toda la vida que llena de alegría y libertad. Para muchos, el compromiso aparece como un límite, cuando en realidad Dios siempre abre horizontes luminosos. Diría que es fundamental recuperar la virtud de la esperanza”.
Opción 2: Los “lugares” de aprendizaje y del ejercicio de la esperanza, Papa Benedicto XVI, Enc. Spe salvi, nn. 32- 40.
Lectura
Un camino de esperanza, Papa Francisco, Bula de convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025 ‘Spes non confundit’, números 5-6.
Examen de conciencia
Acto de presencia de Dios.
Consiste en ponernos bajo su mirada amorosa que nos acompaña y protege. Invocamos al Espíritu Santo para entender cómo hacer nuestra vida más grata a Jesús.
1. «Jesús, fatigado del viaje, se había sentado en el pozo (…). Vino una mujer de Samaría a sacar agua. Jesús le dijo: “Dame de beber”» (Jn 4, 6-7). ¿Soy consciente de que Jesús también está en mi camino «haciéndose el encontradizo» (Es Cristo que pasa, n. 156) para darme de beber? ¿Sé que está a mi lado, en mi familia, en mi trabajo, en los momentos de descanso, tanto cuando estoy solo como cuando estoy con los demás?
2. La samaritana le dijo a Jesús: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla» (Jn 4, 15). ¿Cómo me alimento con el agua viva de su Palabra, con el deseo de conocerle cada día mejor para amarle más? ¿Al leer y escuchar el Evangelio procuro descubrir lo que Dios quiere decirme?
3. «Si conocieras el don de Dios» (Jn 4, 10). ¿Me ilusiona acompañar a mis amigos hacia un encuentro personal con Cristo? ¿De qué manera secundo la inspiración del Espíritu Santo a abrirme «en abanico para llegar a todas las almas» (Surco, n. 193)?
4. Contemplar la delicadeza de Jesús con la samaritana, ¿me lleva a fomentar el amor por los míos y a tener una actitud de respeto y de comprensión? ¿Cómo lleno mi corazón de buenos deseos, afectos y sentimientos para cultivar ese amor y para custodiarlo en momentos de dificultad, tentación o duda?
5. «Zaqueo, baja pronto, porque conviene que hoy me quede en tu casa» (Lc 19, 5) ¿Me ilusiona hospedar a Dios en la vida de mi familia? ¿Intento que en mi casa se refleje un estilo de vida cristiano (caridad, justicia, pobreza, magnanimidad, etc.)?
6. «Señor, doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si he defraudado en algo a alguien le devuelvo cuatro veces más» (Lc 19, 8). ¿Soy generoso al poner al servicio de los demás lo que soy y lo que tengo? ¿Cómo fomento esta generosidad en mis hijos desde que son pequeños?
7. ¿Procuro agradecer a Dios la posibilidad de contribuir con mis talentos, mi tiempo, mi dinero, etc. al cuidado de los demás? ¿Busco activamente el desprendimiento de aquello que me impide seguir al Señor con libertad?
Acto de contrición