Lo específico de las prelaturas personales consiste en que promueven la vida cristiana y la tarea evangelizadora de la Iglesia de un modo complementario al de las diócesis, a las cuales siguen perteneciendo los fieles que forman parte de una prelatura personal.
La complementariedad de las prelaturas personales puede responder a variados motivos, siempre en relación con el bien espiritual de los fieles. Puede suceder, por ejemplo, que, con el deseo de favorecer una mayor participación de los emigrantes en la vida eclesial, se organice una prelatura con un clero preparado para atender sus necesidades específicas; o bien, como en el caso de la prelatura del Opus Dei, puede ocurrir que una realidad eclesial que nace de un carisma (es decir, de un don de Dios para la Iglesia) reúna en sí misma las características propias de una prelatura personal.