De la Cardinale a la Virgen de las Angustias

A los treinta y nueve años Rosario Clavarana perdió a su marido y tuvo que profesionalizar su antigua afición por la pintura para sacar adelante a sus tres hijos. Empezó retratando a Claudia Cardinale y, ahora, su cartel de la Virgen de las Angustias ha empapelado toda Granada.

Rosario Clavarana, en su estudio.

Su casa desprende un agradable olor a aceite de linaza y a óleos. Cuelgan de las paredes cuadros que iluminan las estancias con colores vivos y alegres, llegando a crear el paisaje íntimo de la vivienda y de la propia artista.

A los 16 años ya retrataba a los actores y actrices famosos de la época, copiándolos al óleo de las portadas del “¡Hola!”: Charlton Heston, Claudia Cardinale, Sofía Loren…

Rosario cuenta que, a los 16 años, ya retrataba a los actores y actrices famosos de la época, copiándolos al óleo de las portadas del “¡Hola!”: Charlton Heston, Claudia Cardinale, Sofía Loren… fueron sus primeros modelos. Hoy es una conocida y cotizada retratista granadina, que mantuvo en stand by su afición por la pintura durante los 17 años que estuvo casada, precisamente con un pintor, para poder dedicarse a sus tres hijos.

“No puedo decir que mi marido, José María, me enseñara”, comenta, “pero tampoco que yo sea autodidacta, porque conviviendo con él y viéndole pintar, fui adquiriendo alguna técnica pictórica más, incluso sin pretenderlo”.

Catedral de Granada.

Cuando a los 39 años, viviendo en Lorca (Murcia), se quedó viuda, volvió a su Granada natal. Fue entonces cuando reanudó su antigua afición y estudió la obra de los grandes maestros de la pintura. Primero se centró en el paisaje, los bodegones y marinas, hasta que, pintando de nuevo retratos de amigos y familiares, descubrió su verdadera pasión, “Me di cuenta de que eso era lo que me gustaba: yo veía ahí al ser humano”.

Cuando a los 39 años, viviendo en Lorca (Murcia), se quedó viuda, volvió a su Granada natal. Fue entonces cuando reanudó su antigua afición

El maratón del trabajo y la vocación pictórica

Entre tanto, su vida laboral se convertía en un auténtico maratón. “¡Mi vida ha sido muy rara!”, asegura. “Una viuda es cabeza de familia. ¡Y yo quería ser una buena viuda! No tuve más remedio que volver al mundo laboral”. A pesar de su titulación en Empresas Turísticas y su experiencia de soltera como una de las primeras mujeres que trabajó en Granada, tras aprobar unas oposiciones en el sector de la banca, el trayecto laboral fue duro y sin respiro: Agente de Seguros, Promotora del emblemático hotel Washington Irving de la Alhambra en la capital de España; Responsable comercial en una Inmobiliaria y Directora Comercial en una Empresa de Comunicación, Promotora de un gran Centro Residencial de Mayores, Administrativa en el Decanato de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada, Asesora de Nutrición, pionera en Granada con la venta de Lotería de Navidad a colectivos y empresas de toda España a través de un Portal en Internet…

Sobre todo en el ámbito del arte, a la mujer le cuesta mucho abrirse paso

Simultáneamente comprobó que, “sobre todo en el ámbito del arte, a la mujer le cuesta mucho abrirse paso; sabemos que son pocas, por desgracia, las mujeres con obra pictórica en el Museo del Prado”. De hecho, cuando hace unos años uno de sus retratos del Rey fue elegido para presidir el Paraninfo de una Facultad española, el titular que elegía el periódico que daba la noticia rezaba así: “Que una mujer haga un retrato del rey es poner una pica en Flandes”.

El encuentro con el Opus Dei

En plena burbuja inmobiliaria, Rosario trabajó también como comercial en una constructora de Granada. Fue en esta empresa donde conoció el Opus Dei. “Una persona con la que trabajaba, explica, era de la Obra. Yo no había tenido nunca relación personal con esa institución de la Iglesia, pero la conocía porque mi padrino de bautismo era de Barbastro, paisano y amigo de San Josemaría. El fundador siempre mantuvo el contacto con esa parte de mi familia, les felicitaba todas las navidades, el día de su santo…”.

Vi que aquello era lo que yo estaba buscando: la santificación del trabajo, el sentir la filiación divina, el buscar la presencia de Dios en las cosas pequeñas del día a día…

El encuentro de Rosario con el Opus Dei fue un flechazo: “Empecé a ir por un Centro a algunas actividades y me encantó. Vi que aquello era lo que yo estaba buscando: la santificación del trabajo, el sentir la filiación divina, el buscar la presencia de Dios en las cosas pequeñas del día a día… Pensé que esa era una formación parecida a la que yo había recibido de pequeña en casa y en el colegio Sagrado Corazón y que, por las circunstancias en las que se encontraba mi vida, ahora la necesitaba más que nunca”.

En pocos meses Rosario pidió la admisión como supernumeraria del Opus Dei. Para ella “ser de la Obra al año de quedarme viuda, fue una riqueza que nunca podré agradecer bastante a Dios. Mucha gente me pregunta: ¿ser de la Obra te ha ayudado? Sí, me ha ayudado muchísimo espiritualmente hablando, porque la formación que recibo me ayuda no solo a mantenerme, sino a seguir avanzando. Es un privilegio; simplemente”.

El retrato que más le ha gratificado hacer es el de la Patrona de Granada, la Virgen de las Angustias, en el que ha puesto el mayor cariño, y con el que acaba de ganar el XI Certamen de Pintura “Hipólito Llanes”.

El hallazgo de pintar para Dios

Otro descubrimiento fue un nuevo enfoque de su trabajo. “Hasta entonces el trabajo era una necesidad perentoria para sacar adelante a mis hijos. El salto cualitativo fue entender lo que significa trabajar además por Dios, sabiendo que con el trabajo ofrecido le agradas y te santificas, porque te esfuerzas por hacerlo bien. Sé que yo, para Dios, “pinto” mucho”, afirma, con un gesto divertido.

Por eso, cuando pinto una persona, pinto lo mejor que pueda haber en ella, trato de plasmar toda su grandeza, imagen y semejanza de Dios

Rosario comenta la inspiración que supone para ella la Carta del Papa Juan Pablo II a los artistas. “Me pone las pilas, dice, porque es maravilloso que nos recuerde que nosotros, los pintores, los escultores, todos los artistas, colaboramos con el Señor en la belleza de la creación. Y cuando trabajo, pienso que la belleza, el equilibrio, la serenidad… son sinónimos de la bondad. Por eso, cuando pinto una persona, pinto lo mejor que pueda haber en ella, trato de plasmar toda su grandeza, imagen y semejanza de Dios”.

En su ya larga trayectoria como retratista, Rosario Clavarana ha tenido la oportunidad de “sacar lo mejor” de muchas personas. Unas socialmente importantes y otras anónimas; personas, al fin y al cabo. Por eso, el retrato que más le ha gratificado hacer es el de la Patrona de Granada, la Virgen de las Angustias, en el que ha puesto el mayor cariño, y con el que acaba de ganar el XI Certamen de Pintura “Hipólito Llanes”. Su obra al óleo ha sido cartel oficial de la Ofrenda Floral a la Virgen de las Angustias. “Lo realicé siempre muy inspirada, con mucho cariño por el amor que le tengo y por todo lo que supone para nosotros, los granadinos”. Por esa razón, la Virgen de las Angustias de Rosario aparece muy cercana a los que la contemplan. “Como tiene que ser, porque Ella siempre nos acompaña”.