La senda de las bienaventuranzas

El Papa Francisco concluyó sus catequesis dedicadas a las bienaventuranzas, con la octava de ellas: Bienaventurados los perseguidos por la justicia, por de ellos es el Reino de los cielos. Dijo que ser perseguidos por vivir coherentemente la fe lleva a encontrar “un verdadero tesoro mucho mayor al que puede ofrecer el mundo”.

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy concluimos las catequesis dedicadas a las bienaventuranzas, y lo hacemos con la última de ellas que proclama la alegría que viene de la persecución a causa de la justicia. Esta bienaventuranza culmina un camino, que es el que conduce de una vida según este mundo a la de Dios, de una vida guiada por el egoísmo a la del Espíritu.

El mundo con sus ídolos y con sus estructuras de pecado no puede permitir un estilo de vida según el Espíritu de la verdad

El mundo con sus ídolos y con sus estructuras de pecado no puede permitir un estilo de vida según el Espíritu de la verdad, por lo que rechaza la enseñanza del Evangelio, tachándola como un problema que se debe desechar y arrinconar.

Esto muestra que la persecución lleva a la liberación interior, que rompe con las ataduras del mundo, produciendo una gran alegría, porque se ha encontrado un verdadero tesoro mucho mayor al que puede ofrecer el mundo. Por eso, tenemos que recordar a tantos cristianos, hermanos nuestros, que sufren persecución en diferentes partes del mundo. Ellos necesitan nuestra oración y experimentar nuestra cercanía.

El cristiano está llamado a vivir el espíritu de las bienaventuranzas y que toda su vida haga gustar a los demás el buen sabor de Cristo

La bienaventuranza que hoy meditamos no debe leerse en clave victimista. De hecho, no todo desprecio de los hombres es sinónimo de persecución. Jesús nos dice que somos «sal de la tierra», y llama nuestra atención ante el peligro de “perder el sabor”, porque no serviría más que para tirarla fuera y que la pisotee la gente.

El cristiano está llamado a vivir el espíritu de las bienaventuranzas y que toda su vida haga gustar a los demás el buen sabor de Cristo y del Evangelio.

Saludos

Saludo cordialmente a los fieles de lengua española que siguen esta catequesis a través de los medios de comunicación social. Los animo a seguir la senda de las bienaventuranzas, haciéndolas vida con quienes tienen cerca y sufren, de modo particular en estos momentos de adversidad y dificultad. El Señor les concederá experimentar, en medio de las circunstancias que les toca vivir, una gran alegría y paz interior. Que Dios los bendiga.

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