San Josemaría en la ciudad del emperador inca Pachacútec

El padre Juan Armas es uno de los capellanes de la Universidad de Piura, en su sede en Lima (Perú). Junto a un grupo de alumnos, organiza actividades para la promoción humana y espiritual de los pobladores de Pachacútec.

Relato de Juan Armas, capellán de la Universidad de Piura (Perú)

Pachacútec es el nombre de uno de los emperadores incas. Así se llama también una población ubicada en Ventanilla, un distrito en la zona norte de Lima, en unos cerros que dan al Océano Pacífico y donde en los años noventa fueron reubicados por el gobierno de entonces, una gran cantidad de migrantes que venían a Lima desde el interior del país en busca de un futuro mejor.

Poco después, un sacerdote que atendía esa zona puso una capilla muy modesta con una imagen de San Josemaría, a quien tenía devoción. Hace un par de años el obispo del lugar convirtió esa capilla en la Parroquia de san Josemaría, y encargó al padre Javier, sacerdote del Camino Neocatecumenal que la atendiera como párroco.

Fuimos a visitarlo y nos dijo que estaba construyendo una iglesia nueva con la ayuda de la población, lo que nos pareció muy meritorio porque la gente del lugar tiene mucha fe pero muy pocos recursos. Yo trabajo como capellán y profesor de Teología en el campus de Lima de la Universidad de Piura y pensé que con mis alumnos podríamos contribuir a este proyecto.

Se organizó una campaña de recogida de ropa para un bazar de caridad que el Padre Javier tiene en su parroquia. Y además de llevar los donativos, se organizó un plan para dar una catequesis a los niños de la Primera Comunión y la Confirmación de la parroquia, celebrar una Misa catequética, organizada por los propios alumnos, y ofrecer un “compartir” con los niños y sus padres. Todo esto en una mañana, como parte del curso de Teología que imparto.

Este plan lo hemos repetido dos veces, como cierre del semestre académico en la Universidad. Los alumnos se distribuyen las tareas: preparación de la catequesis y los cantos para la Misa, colecta de donativos y ropa, organización del transporte hasta el lugar desde la universidad, elaboración del “compartir”, etc. La experiencia resultó positiva para todos, y como siempre suele ocurrir, los alumnos se quedan con deseos de volver por la acogida y agradecimiento de la población; y, en especial, de los niños.

Slavko, alumno de ingeniería nos da su testimonio: “Lo que más me impresionó al llegar y ver a los niños es que en ausencia de tantas cosas parecía que no les faltaba nada, se veían sin preocupaciones y como alegremente jugaban a la pelota y lo felices que se veían; y como a pesar de no estar seguros de nada sobre ellos, de lo que viven o sobre su futuro, querían ser parte de lo que hacíamos. Doy gracias de haber tenido la oportunidad de haber sido parte de algo así. Es una experiencia que realmente te abre los ojos”.

Ricardo, alumno de administración de empresas dice: “Nos trataron muy bien. Con la poca ayuda que dimos (para el compartir), porque la verdad cinco soles no fue mucho, vimos como la gente se alegraba y gozaba de la comida que llevamos y lo que les habíamos preparado; fue realmente espectacular, la gente sonreía, y la verdad sentí una alegría inmensa al llegar a mi casa”.

Alexandra, estudiante de ingeniería del campus Lima nos cuenta: “Me pareció una experiencia muy bonita porque hemos ayudado a la comunidad. Hemos visto también cómo se dan la mano entre ellos, prefieren que les den a los niñitos antes que a un adulto. Me pareció muy hermoso. Me gustaría que todos los años podamos ayudar”.

Manuel, alumno de administración de empresas dice: “Quiero resaltar algo muy importante, que es su fe. Ellos, a pesar de que tienen poco, siempre están a la disposición de Dios y eso me parece muy sorprendente. Al llegar, jugamos un partido de futbol y pese a no ser de la misma condición, nos hicieron sentir que éramos parte de ellos”.

Mariana, alumna de psicología dice: “Aparte de ayudar a las personas de una forma material llevándoles ropa, víveres, comida, etc. fue una oportunidad para poder llevar la palabra de Dios y considero que estos voluntariados son los más especiales, en los que se realiza una Misa, porque no solo ayudamos de forma física, con algo material, sino que también podemos alimentar su espíritu con la palabra de Dios”.

Bicicleteada y bingo pro-fondos Parroquia

La Parroquia san Josemaría de Pachacútec organizó recientemente un bingo pro-fondos para la edificación de esta Iglesia y el párroco nos pidió que lo ayudáramos a promocionarlo. Fuimos un grupo más reducido de unos treinta alumnos, entre catequistas y miembros del coro que cantaron en la Misa y también en el show del bingo.

Con unos amigos organizamos también una bicicleteada solidaria para apoyar la actividad y gracias a Dios cubrimos los cuarenta kilómetros de recorrido entre el campus de la Universidad y la sede de la parroquia. Un amigo que trabaja en una tienda de bicicletas donó una para el bingo y él mismo hizo la ruta con nosotros. Otro amigo donó unos relojes finos para vender y pagar los jornales de los operarios que construyen el templo.

Esperamos que poco a poco la fe de estas personas y de su párroco y el apoyo que podamos dar desde la Universidad de Piura permitan que el proyecto de la futura nueva iglesia de san Josemaría sea una realidad en Pachacútec. Y conforme vayan levantando sus muros, se fortalezca la fe de los que colaboramos en este proyecto al ver la esperanza y el agradecimiento de estas personas

Como nos decía una pobladora del lugar: “Muchas gracias a cada uno de ustedes, por dedicarse, por el tiempo que se hayan tomado para compartir con cada uno de nosotros. Estamos muy contentos los que vivimos acá en Pachacútec, los niños más que nada, todos felices. Muchas gracias, la verdad no pensábamos, es la primera vez que nos ayudan así”.