El Papa Francisco llegó a ciudad de Panamá el 23 de enero, a las 4:16 p.m. (hora local), para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) 2019. Minutos antes del aterrizaje del Airbus A330 de Alitalia en el que viajaba, en el Aeropuerto Internacional de Tocumen había música, bailes típicos panameños y expectativa.
En las gradas del público (2,500 espacios habilitados) había letreros dándole la bienvenida al sucesor de Pedro: “Papa Francisco esta es tu casa, bienvenido”, “¡Bienvenido a Panamá, Papa Francisco!”. No faltaron las banderas panameñas, las del Vaticano y de otros países de Latinoamérica.
Cuando el Sumo Pontífice salió del avión se escucharon aplausos y las notas del himno de esta JMJ. De inmediato los presentes empezaron a cantar: “He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra”, el coro del himno.
Después, el Papa saludó al presidente panameño y a las autoridades eclesiásticas presentes, y escuchó a la Banda Republicana entonar el himno nacional de la Ciudad del Vaticano y el de Panamá.
El acto oficial continuó con la presentación de otras autoridades presentes, mientras que estudiantes de la banda de música de la Escuela La Primavera (procedentes de la provincia de Veraguas) entonaron música panameña y también interpretaron bailes típicos nacionales.
Entre las autoridades eclesiásticas presentes estuvo el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano; el nuncio apostólico en Panamá, Adamczyk Miroslaw; el cardenal José Luis Lacunza; y el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, entre otros.
No hubo discursos. Pero sí se notó, en todo momento, la gran sonrisa del Papa Francisco, quien tuvo tiempo para detenerse, dejando el protocolo a un lado, para saludar a los presentes en las gradas. Caminó hasta donde se encontraban, los fue saludando despacio y bendijo algunos niños.
A las 4:53 p.m., el Pontífice se subió a un auto cerrado en compañía del arzobispo Ulloa, para empezar su camino rumbo al Papamóvil, en la céntrica Vía España de la capital panameña. En el trayecto la gente −que había llegado hasta seis horas antes− lo esperaba y saludaba con emoción. El Papa no dejó de sonreír.
Los peregrinos de la JMJ que están en ciudad de Panamá procedentes de todas partes del mundo salieron a las calles con sus banderas. Por las calles se les oía gritar: “¡Viva el Papa!” o “¡Aquí está la juventud del Papa”.
El Papa Francisco pidió al personal de protocolo que lo acompañaba seguir su trayecto hasta la Nunciatura Apostólica en el Papamóvil para continuar saludando a los presentes que lo esperaban.
En el camino había gente de todas las edades, desde bebés hasta ancianos; también hubo quienes ágilmente cargaron y alzaron a un joven en silla de ruedas para que pudiera saludar al Papa Francisco desde la distancia. Su sonrisa salió a flor de piel cuando el Pontífice le dedicó una gran sonrisa al joven emocionado. Esa es la dulce sonrisa del Papa que cautivó cuando llegó a Panamá.