La gran mayoría de los viajes empiezan con una pregunta. Porque si no hubiera pregunta no habría búsqueda, ni respuesta. “¿Qué puedo hacer?”. Retumba esa idea en alguna parte de la conciencia y, cuando salta, despierta todas las ilusiones y discurre con fuerza por la sangre esperando llegar hasta la punta de los dedos. De una mano que quiera dar al mundo algo de lo que portamos.
Como en todo buen viaje, se necesita de una razón que permita justificar la búsqueda. En el caso de Laura Venzal, estudiante de 4º de Derecho en la Universidad de Navarra, la razón que le movía era la de ayudar. Viajó a Tanzania en el verano del año 2015 para hacer voluntariado. Volvió impresionada por la cultura tanzana y asombrada por esa vida de calma que marca los tiempos en el continente africano: pole pole (“despacio” en swahili). Allí había podido conocer a distintos artistas tanzanos que guardaban en sus estudios su modo de comunicar. La expresión hecha arte. Pinturas de colores y formas que, además de vida, transmitían ideas del hombre, la humanidad, la mujer y la belleza.
La pregunta continuaba para Laura: “¿Qué puedo hacer yo respecto a la realidad que acabo de conocer?”. Y la respuesta llegó. Frente a una ensaimada y junto a su amigo Alfonso Ponce, estudiante también de Derecho por aquel entonces. La respuesta se materializó en Barabaiki. Tardaron meses en explicarse a sí mismos cuál sería la estructura de la empresa social que tenían en mente. Meses en asegurarse que hablar de arte, potenciar el talento de jóvenes artistas, que además eran de otro continente, no era una locura, sino un viaje que merecía la pena.
Hola, esta mañana nos pararon por la calle y un extraño nos entregó este paquete: pic.twitter.com/6TOmfCXxk6
— BARABAIKI (@BARABAIKI) 10 de enero de 2018
Hoy Barabaiki es una joven casa de arte que se dedica a buscar artistas con potencial pero que, por su situación socioeconómica, no han tenido la oportunidad de llevar sus obras hasta el público. La función de Barabaiki es exponer y vender las obras de los artistas con los que trabaja. Pero además, Barabaiki es una empresa social, que destina el 100% de los beneficios de la venta de las obras a becas y proyectos de educación que ella misma planifica.
Barabaiki es una empresa social, que destina el 100% de los beneficios de la venta de las obras a becas y proyectos de educación
Unir dos herramientas, como son el arte y la educación, para potenciar el desarrollo humano y la creatividad. Lo explicaba Laura Venzal: “Si abandonamos la creatividad, abandonamos también nuestra capacidad de crear, de evolucionar. La creatividad es el motor de ese desarrollo humano que perseguimos: tanto personal, como social. Tanto en lo material, como en lo cultural”.
El pasado 30 de enero Barabaiki se presentó como empresa social en un evento en la Universidad de Navarra. Además, daba inicio a la primera exposición: “Colores desde Azania”. Una colección formada por las doce obras de los artistas tanzanos con los que colaboran actualmente: Chitunguu, Rhino y Kajo. Una colección que habla, con colores y formas, sobre la mujer africana, la tradición, la modernidad y el tiempo.
Arte. Música. Celebración.
Como 'lo esencial es invisible a los ojos', vimos con nuestros propios ojos la exposición pero, sobre todo, la disfrutamos.#PorAmorAlArte quedó inaugurada nuestra 1ª expo: Colores desde Azania.
¡Gracias a todos por la espectacular acogida ayer! pic.twitter.com/LA298GjjAz
— BARABAIKI (@BARABAIKI) 31 de enero de 2018
Actualmente Barabaiki está compuesto por ocho estudiantes de la Universidad de Navarra: Laura Venzal, Marianna McMillan, Rocío Ysasi, Carmen Basanta, Andrea Isa, Alfonso Ponce, Blanca Basanta y Rénne Higdon. Comprometidos con la tarea de aportar lo que mejor saben hacer, todos han empezado un viaje que pretende contribuir al desarrollo humano y de la sociedad. Todos movidos por la misma pregunta “¿Qué puedo hacer?”.
Texto: Blanca Basanta
Fotos: Renée Rouleau Photography