Los sacerdotes seculares ya incardinados en una diócesis no pueden pertenecer a la Prelatura, pero pueden formar parte de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, asociación indisolublemente unida a la Prelatura.
Al incorporarse a la Sociedad de la Santa Cruz no ven modificada su condición diocesana: siguen perteneciendo plenamente al clero de su propia diócesis y dependiendo de su Obispo, como antes. Se comprometen a buscar la santidad en el ejercicio del trabajo sacerdotal, según el espíritu del Opus Dei, y en particular se empeñan en vivir profundamente unidos al propio Obispo y a los demás sacerdotes.
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