Mons. Gänswein ordena a 27 sacerdotes del Opus Dei, de 14 países

Para Mons. Gänswein, "la expresión más hermosa para describir la tarea de un sacerdote es 'el hombre que bendice'". 27 fieles del Opus Dei han recibido la ordenación sacerdotal en la basílica de Sant'Eugenio (Roma).

Mons. Georg Gänswein, prefecto de la Casa Pontificia y secretario de Benedicto XVI, ordenó esta mañana a 27 sacerdotes de la prelatura del Opus Dei en la basílica de San Eugenio de Roma. El Prelado del Opus Dei, Mons. Fernando Ocáriz, participó en la ceremonia desde el presbiterio, e impuso las manos a los nuevos sacerdotes después del obispo consagrante.

Debido a las medidas para contener la pandemia, se consintió la participación a algunos familiares de los nuevos sacerdotes y a un reducido número de fieles, pero la ordenación fue retransmitida en directo a través del enlace www.opusdei.org/live.

Mons. Ganswein: “El sacerdocio no es solo una función, sino un sacramento”

En su homilía (descargue aquí la homilía en pdf), el arzobispo Georg Gänswein exhortó a los nuevos sacerdotes a "permanecer en Cristo". “En una época en que se habla tanto de ser 'progresistas', a vosotros se os pide permanecer en Cristo".

En la vida del sacerdote -explicó el arzobispo- alejarse de Cristo "no significa progreso sino declive": "El progreso en la fe, en la esperanza y en el amor se da solo cuando permanecemos en Cristo y somos fieles a su palabra. Quien recibe la consagración sacerdotal, en cambio, ha decidido permanecer en el Señor".

"Nadie se hace sacerdote a sí mismo. El sacerdote está vinculado al mandato de conducir a los hombres a Jesucristo, animarlos a vivir en Él y en su Palabra", les dijo.

Para Mons. Gänswein, "la expresión más hermosa para describir la tarea de un sacerdote es 'el hombre que bendice'. Puede bendecir desde el Señor. Y esta tarea comporta poner la propia vida bajo el misterio de la Cruz, con valentía y humildad".

El sacerdote "no es simplemente el representante de una institución que desarrolla algunas funciones" -añadió- sino que "hace algo que ningún hombre puede llevar a cabo por sí mismo, lo hace en nombre de Cristo". En este sentido "ser sacerdote no es una función sino un sacramento. Dios "se sirve de un pobre hombre para estar con todos los hombres y operar a favor de ellos".

"Da pena cuando un sacerdote o un obispo no anuncia el Evangelio con fuerza e integralmente sino que dispensa sus propias opiniones o ideas", dijo.

El obispo consagrante finalizó la homilía confiando a los 27 nuevos sacerdotes a la Madre del Señor: "Permaneced toda la vida junto a la Madre: bajo su manto estaréis protegidos porque os encontraréis a la sombra de Cristo, en la luz de la Resurrección. Estando junto a la Madre de Dios, estáis en el lugar adecuado".

Al concluir la ceremonia, Mons. Fernando Ocáriz agradeció la presencia del arzobispo Georg Gänswein, "que nos lleva inmediatamente a la del Santo Padre Francisco, al que deseamos apoyar con nuestra oración”. Y se dirigió a las familias de los nuevos sacerdotes: "A todos os digo gracias, gracias por haber colaborado con Dios para hacer germinar en vuestros hijos la vocación al sacerdocio". Nuestro agradecimiento -añadió- se dirige “de un modo especial a san Josemaria, de quien estos nuevos sacerdotes son hijos, para que os guíe desde el Cielo en la misión de servir a todas las almas".

Los nuevos sacerdotes

Entre los nuevos sacerdotes se encuentra Fadi Sarraf, de 49 años. Nacido en Damasco (Siria), llegó a Canadá a los 17 años para estudiar ingeniería en la Universidad McGill. Conoció el Opus Dei en 1989, cuando un compañero de clase le invitó a visitar Riverview Study Centre, una residencia de estudiantes cercana al campus universitario. Sarraf dice que, además de la actitud de servicio, otra característica del sacerdote es la apertura: “El sacerdote está ahí para ayudar a todos”, explica. “Es el ejemplo que da Jesucristo en el Evangelio. Por eso, el mensaje del sacerdote, el mensaje cristiano, no es sólo para unos pocos sino para todos. El sacerdote debe acoger a todo el mundo y procurar que cualquier persona con la que entre en contacto pueda descubrir el amor de Dios y desee corresponder a ese amor”.

Otro de los nuevos sacerdotes es Mariano Almela, que proviene de Vallecas, en Madrid. En Vallecas –recuerda Mariano- fue donde el beato Álvaro del Portillo recibió un golpe en la cabeza cuando iba a dar catequesis a niños de la zona en los años 30 del pasado siglo: “Gracias a Dios las cosas han cambiado y mucha gente de Vallecas hoy está rezando por mí. Me doy cuenta que necesito mucho esas oraciones, porque ser sacerdote es ponerse a disposición de todos para caminar juntos hacia Dios, que es quien nos da la felicidad”. Durante sus años en Italia, ha compaginado sus estudios de teología en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, con la formación de gente joven en Nápoles.

Entre los diáconos que recibirán la ordenación sacerdotal hay varios africanos, como el marfileño Casimir Kouassi, quien estudió contabilidad y economía, y trabajó en una empresa de consultoría en su país. Ahora está concluyendo sus estudios en Ciencias Sagradas con una tesis sobre Liturgia. Se refiere a la juventud de su continente y afirma: “Me llena de ilusión pensar que , como sacerdote, con la gracia de Dios, daré esperanza y alegría a mucha gente de África y de mi país”.

Otro de los ordenandos es el nigeriano Obilor Ugwulali cuyo nombre significa "calma el corazón". Su abuelo murió al mismo tiempo que él nacía, así que sus padres le dijeron que él había venido al mundo para calmar sus corazones. Originario de Afikpo, Obilor estudió contabilidad en la sede en Enugu de la Universidad de Nigeria. Trabajó unos años antes de ir a Pamplona (España) para cursar los estudios de teología en la Universidad de Navarra. Actualmente está haciendo un trabajo de doctorado sobre 'La contribución de Ratzinger/Benedicto XVI a la especificidad de la moral cristiana' en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Quiere vivir según su nombre: calmando los corazones de las personas que encontrará en su nuevo ministerio.

José I. Mir, es de Palma de Mallorca (España). Es el veterano de la promoción, con 57 años. Después de estudiar Filosofía y Teología en la Universidad de Navarra, trabajó 20 años como director de dos colegios de Pamplona y San Sebastián. Hace diez años se trasladó a Rumanía para impulsar el incipiente trabajo apostólico de la prelatura del Opus Dei en ese país. Allí trabajó como comercial en diversas empresas y coordinó la construcción de una residencia de estudiantes en Bucarest. “El sacerdocio -explica- no es un reconocimiento de nada, sino más bien una oportunidad inigualable de poder dedicar toda tu vida a servir a Dios y a los demás”.

El mexicano Josemaría Mayora pide oraciones “para que todos los sacerdotes sepamos ser mediadores entre Dios y los hombres”. Nació en la Ciudad de México, y desde pequeño vivió en Guadalajara (México). Antes de trasladarse a Roma para estudiar teología en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz cursó Ingeniería Industrial en la Universidad Panamericana. Durante 10 años trabajó como profesor y directivo en el Liceo Del Valle.

Vytautas Saladis, de Lituania, tiene 30 años y ha estudiado Derecho en la Universidad de Vilnius. Ha trabajado unos años en un despacho de abogados. Ahora está finalizando la licenciatura en Derecho Canónico en Roma. Es el primer sacerdote del Opus Dei de Lituania, donde la prelatura comenzó el trabajo apostolico estable en el año 1994.

Pablo Álvarez, nació en Gran Canaria (España). Cuenta que el 23 de mayo, al día siguiente de la ordenación sacerdotal, celebrará su cumpleaños con el mayor regalo posible: “¡Poder celebrar la misa!”. Confirma que le ilusiona contribuir a la felicidad de la gente a través de los sacramentos, la predicación de la Palabra y el acompañamiento espiritual. Considera un don haber vivido un tiempo en el Líbano: “Mis años en el Medio Oriente, trabajando con refugiados de la guerra siria, me abrieron los ojos a un mundo herido que sólo puede curarse cuando ponemos a Dios en el centro. Ahora me siento como quien está a punto de saltar del avión en paracaídas. Dios nos tiene preparada una aventura maravillosa llena de trabajo por las almas. Nos apoyamos en la oración de todos para ser los sacerdotes santos que Dios desea de nosotros”.

Los 27 nuevos sacerdotes proceden de Inglaterra, Alemania, Rumania, Eslovaquia, España, Lituania, Japón, Costa de Marfil, Kenia, Nigeria, México, Brasil, Perú y Canadá. Estos son sus nombres: Francisco Javier Alfaro, Mariano Almela, Pablo Álvarez, Juan Manuel Arbulú, Francisco Javier Barrera Bernal, Alexsandro Bona, Branislav Borovský, Gaspar Ignacio Brahm, Kevin de Souza, Borja Díaz de Bustamante, Juan Diego Esquivias, Rafael Gil-Nogués, André Guerreiro, Alejandro Gutiérrez de Cabiedes, Casimir Kouassi N'gouan, Fernando López-Rivera, Josemaría Mayora, José Ignacio Mir, Jaime Moya, Juan Prieto, Héctor Razo, Vytautas Jonas Saladis, Fadi Sarraf, Fumiaki Shinozaki, Marc Teixidor, Álvaro Tintoré y Obilor Bruno Ugwulali.