Mi nombre es Marcela Escoto, nicaragüense de 40 años, casada con Ulises Castilblanco, y somos padres de cuatro hijos: Ulises, Silvia, Gabriel y Andrés. Cuando nos enteramos de que esperábamos gemelos, Gabriel y Andrés, la alegría que sentimos fue inmensa. Sin embargo, en un chequeo de rutina el 17 de octubre de 2019, recibimos una noticia devastadora: el embarazo era monoamniótico-monocoriónico.
Los diagnósticos fueron desalentadores: uno de los bebés tenía una grave hernia diafragmática y dos problemas congénitos en el corazón, mientras que el otro presentaba una malformación que afectaba el desarrollo de su antebrazo. Estas condiciones reducían drásticamente sus posibilidades de sobrevivir, por lo que tomamos la difícil decisión de dejar nuestro hogar y viajar a Estados Unidos, buscando otras opciones de tratamiento.
LA PRESIÓN ERA INTENSA, Y LAS ESTADÍSTICAS NO ERAN ALENTADORAS. SIN EMBARGO, TENÍAMOS LA CONVICCIÓN DE QUE LA VIDA ES UN DON SAGRADO DE DIOS.
Al llegar al otro país, los médicos confirmaron nuestros temores iniciales. Nos presentaron dos opciones: abortar a ambos niños o un tratamiento experimental en el cual se abortaba a uno para aumentar las posibilidades de supervivencia del otro. La presión era intensa, y las estadísticas no eran alentadoras. Sin embargo, teníamos la convicción de que la vida es un don sagrado de Dios.
Fue en esos momentos de incertidumbre que nos encomendamos a la intercesión del Dr. Ernesto Cofiño, un hombre cuya vida y obra estuvieron dedicadas a la defensa de la vida y la dignidad humana en Guatemala.
El Siervo de Dios, Dr. Ernesto Cofiño
El primer signo de la intercesión del Dr. Cofiño llegó cuando la Dra. Sartick, especialista en cardiología pediátrica, nos dio una noticia que desafió todas las expectativas: el corazón de Andrés estaba completamente sano. Aunque la hernia diafragmática seguía presente, esta noticia nos llenó de una esperanza renovada.
NUESTRA FE SE MANTUVO INQUEBRANTABLE, CONFIADOS EN LA INTERCESIÓN DEL DR. COFIÑO
Durante todo el embarazo, la hernia diafragmática permaneció como una amenaza real, y los médicos nos advirtieron sobre las altas probabilidades de otros síndromes asociados y múltiples cirugías al nacer. Sin embargo, nuestra fe se mantuvo inquebrantable, confiados en la intercesión del Dr. Cofiño, y en las oraciones de nuestra familia y amigos.
El 1 de febrero de 2020, a las 35 semanas, nacieron Gabriel y Andrés. Lo que sucedió entonces fue, para nosotros, un auténtico milagro: Andrés nació sin hernia diafragmática, sin problemas cardíacos y sin ningún síndrome. Aunque solo tiene un pulmón y presentó complicaciones en la tráquea, la ausencia de la hernia fue un milagro que atribuimos a la intercesión del Dr. Cofiño, ya que era realmente el mayor riesgo. Gabriel, por su parte, nació con la malformación en su brazo derecho que había sido detectada en las resonancias, pero sin más complicaciones.
SENTIMOS QUE DIOS NOS SOSTENÍA A TRAVÉS DE LA GENEROSIDAD DE LOS DEMÁS Y LA FUERZA DE LA ORACIÓN
No estábamos solos en esta lucha; todas las personas a nuestro alrededor rezaban por nosotros, y esa oración nos sostenía con una paz indescriptible. Nuestra familia, amigos y en especial los de la Obra, fueron realmente familia para nosotros; muchas personas que no conocíamos se unieron en oración por nosotros. En medio de las restricciones del confinamiento por la pandemia, nos apoyaron con detalles de amor: cocinaban para nosotros, nos llevaban obsequios al hospital y nos ofrecían palabras de aliento. En todo momento, sentimos que Dios nos sostenía a través de la generosidad de los demás y la fuerza de la oración.
Nuestra familia junto a una imagen de la Virgen
A los seis meses, el 13 de julio de 2020, Andrés enfrentó una delicada cirugía de alto riesgo para corregir un problema en su tráquea conocido como "Anillos Traqueales Completos". Nuevamente, encomendamos su vida al Dr. Ernesto Cofiño, confiando plenamente en su intercesión. La operación fue un éxito rotundo, aunque Andrés tuvo que permanecer hospitalizado durante un total de nueve meses. Desde entonces, Andrés ha llevado una vida completamente normal, sin ninguna complicación médica y sin necesidad de regresar al hospital.
GABRIEL ERNESTO Y ANDRÉS MATÍAS SON UN TESTIMONIO VIVIENTE DEL PODER DE LA ORACIÓN, DEL VALOR DE LA VIDA Y DEL INMENSO AMOR DE DIOS, MANIFESTADO A TRAVÉS DE LA INTERCESIÓN DEL DR. COFIÑO
Nuestro agradecimiento al Dr. Ernesto Cofiño es profundo y eterno. En honor a su intercesión, decidimos que uno de nuestros hijos llevaría su nombre: Gabriel Ernesto, mientras que su hermano gemelo es Andrés Matías. Hoy, con cuatro años y medio, ambos son un testimonio viviente del poder de la oración, del valor de la vida y del inmenso amor de Dios, manifestado a través de la intercesión del Dr. Cofiño y la generosidad de nuestra familia y amigos.
Como nota aparte, yo le pedí al Dr. Cofiño que intercediera por nosotros -y todo nos lo concedió el Señor-, y en diciembre su intercesión se manifestó en lo siguiente :
- Que nacieran a la semana 35 para que tuvieran más probabilidad de vivir (me decían que era difícil por el tipo de embarazo y la condición).
- Que Gabriel Ernesto lograra nacer bien.
- Que Andrés Matías no tuviera la hernia diafragmática, y si requería una intervención, que saliera con éxito.
- Que ambos niños tuvieran una vida normal.
- Que pudiéramos solventar económicamente todo el proceso.
- Que la fe de nuestro hogar, mi perseverancia en la fe y en mi vocación se mantuvieran firmes.