«La beata Guadalupe Ortiz de Landázuri peregrinó al Santa María de Guadalupe para poner en manos de la Virgen su vocación al Opus Dei»

El 16 de diciembre tuvo lugar la ceremonia de bendición por D. Javier Yániz, vicario del Opus Dei para Andalucía Occidental y Extremadura, de un cuadro de la Beata Guadalupe Ortiz de Landázuri en el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, en una concelebración presidida por el Guardián del Monasterio, Fray Guillermo Chamizo.

Guadalupe Ortiz de Landázuri peregrinó con su madre al monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe el 12 de abril de 1944 para poner en manos de la Virgen su vocación al Opus Dei. 

Fachada del Real Monasterio de Ntra. Sra. de Guadalupe, Cáceres. De Alonso de Mendoza - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0.
Fachada del Real Monasterio de Ntra. Sra. de Guadalupe, Cáceres. De Alonso de Mendoza - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0.

Como cuenta su biógrafa Cristina Abad, vivía entonces con su madre en la madrileña casa familiar de la Plaza de Santa Bárbara y su hermano Eduardo y su mujer, Laura Busca convinieron en trasladarse a casa de su madre para que no se quedara sola y, el 18 de mayo, el hermano acompañó a Guadalupe a la casa de la calle Jorge Manrique, primer Centro del Opus Dei de mujeres. Como ella misma recordó, era el día de la Ascensión, vigésimo aniversario de su Primera Comunión.

Presidió la concelebración de la santa Misa del Peregrino el Padre Guardián del Monasterio de Guadalupe, Fray Guillermo Chamizo, que en su homilía se alegró porque al Monasterio habían peregrinado para honrar a la Santísima Virgen san Josemaría Escrivá de Balaguer, acompañado del Beato Álvaro del Portillo, como consta en la escalera que sube al camarín de la Nuestra Señora en un cuadro donde están representados los dos

También relato cómo, en otro momento, la Beata Guadalupe Ortiz de Landázuri había peregrinado a este Monasterio. Por ese motivo, ha acogido con gusto la iniciativa de algunos de poner un cuadro que conmemore esta peregrinación. Comentó que se alegraba especialmente porque forman parte de un grupo de santos, unos más conocidos, como los citados, y otros muchos, la mayor parte, anónimos, que han viajado hasta este lugar para rezar a la Virgen con devoción.

Bendijo el cuadro D. Javier Yániz Fernández, vicario del Opus Dei para Andalucía Occidental y Extremadura, que en sus palabras resaltó cómo la Beata Guadalupe conoció a san Josemaría en los años cuarenta y se sintió llamada por Dios a santificarse en medio del mundo, en el trabajo y en las realidades ordinarias de la vida. Fue una hija fiel de Dios en el Opus Dei y colaboró con la difusión del mensaje de santidad en la vida ordinaria, que había aprendido directamente de san Josemaría, primero en España; luego en los comienzos de la labor del Opus Dei en México; posteriormente en Roma, y de nuevo en Madrid. Fue una mujer pionera en estas tareas y también en sus estudios en la Facultad de Químicas de la Universidad Complutense, cuando muy pocas mujeres estudiaban carreras de ciencias; realizó el doctorado y fue profesora por oposición en la Escuela profesional de enseñanza pública de la calle Santa Engracia de Madrid; compatibilizó esta tarea con una abundante labor de formación cristiana y atención a todo tipo de personas, trabajos que desempeñó con una salud precaria por una insuficiencia cardiaca severa, que se agravó hasta su temprano fallecimiento en julio de 1975.

El cuadro de la beata Guadalupe Ortiz de Landázuri

El autor de la imagen es el pintor sevillano Ángel Guillermo Martínez, que ha querido reflejar en el cuadro el trabajo como química de la beata Guadalupe Ortiz de Landázuri y la peregrinación que hizo con su madre para rezar a Nuestra Señora de Guadalupe y poner en las manos de la Virgen su vocación al Opus Dei.

Cuadro de la beata Guadalupe Ortiz de Landázuri
Cuadro de la beata Guadalupe Ortiz de Landázuri

La iniciativa de poner el cuadro en el Santuario ha surgido de un grupo de fieles del Opus Dei, cooperadores y amigos de Cáceres, que escucharon en una conferencia de Cristina Abad, una de las biógrafas de Guadalupe, que había peregrinado con su madre en 1944. 

Esta iniciativa fue acogida con interés por el Guardián franciscano del Monasterio, pues en la escalera hacia el camarín de la Virgen se han ido situando varios cuadros de santos y beatos que han acudido al santuario para rezar a la Virgen, como San Juan de Dios, San Francisco Matías y muchos otros.

Pues efectivamente, el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe guarda una gran tradición de peregrinaciones desde su fundación en el siglo XIV. En él han sucedido hechos históricos muy relevantes para la evangelización del Nuevo Mundo, como algunos encuentros de los Reyes Católicos con Cristóbal Colón o el bautizo de los primeros indios que viajaron desde América a Europa. 

Desde el punto de vista arquitectónico es una joya de estilos gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico, con obras de arte de gran categoría –Zurbarán, El Greco, etc.-, que han justificado que sea declarado Patrimonio de la Humanidad.

Desde ahora se podrá venerar también a la Beata Guadalupe y su empeño por ser santa en la vida ordinaria, mediante la santificación del trabajo y el servicio alegre y generoso a los demás.