Desde que fueron expulsadas de sus conventos en el norte de Irak, hace poco más de dos años, las monjas del Sagrado Corazón de Jesús se ocupan del mantenimiento de la Parroquia de la Virgen del Rosario en Bagdad. El patriarca las ha alojado en un convento colindante a la iglesia y a una escuela primaria que habían sido desamortizados por el Estado y acaban de ser recuperados. El año pasado las religiosas recibieron a unas diez familias de refugiados cristianos que acogieron en la escuela, como parte de un programa con la fundación española Fundación Promoción Social de la Cultura.
En diciembre del pasado año, Father Robert Jarjis, se puso en contacto con Jumana Trad, Presidenta de la Fundación Promoción Social de la Cultura, y le expuso la necesidad que tenía de recibir lienzos para celebrar la Santa Misa
Hasta hace poco tiempo, a buena parte de nuestra sociedad occidental, le resultaba difícil concebir que alguien pudiera ser perseguido por sus creencias, pero los crueles asesinatos y persecuciones que obligan a la gente a traspasar nuestras fronteras nos han puesto frente a la realidad del martirio en pleno siglo XXI, y ponen de manifiesto la necesidad de salvaguardar la libertad religiosa como derecho fundamental.
Han perdido todo menos la fe
Para esta pequeña comunidad cristiana de Bagdad, y para las religiosas que la atienden, practicar su fe, acudir a la iglesia y celebrar juntos los sacramentos, y en especial la Santa Misa, es una necesidad vital. Han perdido todo menos la fe. Pero dar culto a Dios en un entorno hostil no es fácil, muchas veces falta hasta la techumbre de las iglesias.
Por eso, además de la ayuda humanitaria, recibir un cargamento de ornamentos litúrgicos de los que se utilizaron en la ceremonia de beatificación de Álvaro del Portillo en Madrid, el 27 de septiembre del año pasado, ha sido para ellos un motivo de inmensa alegría.
También para la Iglesia de la Asunción y para su párroco. En diciembre del pasado año, Father Robert Jarjis, se puso en contacto con Jumana Trad, Presidenta de la Fundación Promoción Social de la Cultura, y le expuso la necesidad que tenía de recibir lienzos para celebrar la Santa Misa. El beato Álvaro acababa de ser elevado a los altares y el taller de costura “Coser y Cantar”, encargado de la elaboración de los ornamentos, estaba dispuesto a hacérselos llegar a los cristianos de Oriente, junto con la oración de tantos miles de fieles católicos de todo el mundo que participaron en el acto. A lo largo de todo 2015, los objetos litúrgicos han recorrido un largo camino desde Valdebebas hasta Bagdad, desplegando una peculiar comunión de los santos.
Los objetos litúrgicos han recorrido un largo camino desde Valdebebas hasta Bagdad, desplegando una peculiar comunión de los santos
Jumana da cuenta a las responsables de “Coser y cantar” del destino del último lote repartido en estos días: “Father Robert estaba realmente emocionado al recibir los ornamentos, porque aquí en Bagdad no tienen y pensaba comprar algunos en su próximo viaje a Italia. Sospecho que también ha ido regalando lienzos a todos los sacerdotes que conoce en distintas iglesias”. Otros han sido vendidos por las monjas a sacerdotes para obtener fondos para su sostenimiento. Se alegran mucho al verlos y su sorpresa es mayúscula al saber que han hecho tantos kilómetros para llegar a su destino.
Tela para familias musulmanas y para campos de refugiados cristianos
“He visto –continúa Jumana- que está utilizando algunos de los manteles en la iglesia, y me contó que el más grande, que provenía del altar en el que se celebró la beatificación, sirvió el año pasado para la Misa de conmemoración del 31 de octubre, en la Iglesia de la Virgen de la Salvación, en la que murieron en 2010 más de medio centenar de cristianos”.
El ataque a la iglesia católica caldea del barrio de Karrada fue perpetrado por un grupo de yihadistas del Estado Islámico que entraron en el templo, cerraron las puertas y secuestraron a más de cien fieles mientras asistían a la Misa dominical.
Un grupo de yihadistas del Estado Islámico mató en una iglesia caldea a cincuenta y ocho personas, incluyendo dos sacerdotes, y otros setenta y cinco heridos
Después dispararon a las imágenes sagradas y a los rehenes, dejando como resultado cincuenta y ocho personas muertas, incluyendo dos sacerdotes, y otros setenta y cinco heridos.
Junto a los lienzos, “Coser y Cantar” envió a Bagdad otras telas para distintos usos. Las monjas entregaron algunas piezas a familias musulmanas con las que tienen contacto y otras se encuentran en el campo de refugiados cristianos de Bagdad, en un ambulatorio móvil que provee de servicios médicos a 124 familias.
“Es –concluye Jumana– la pequeña huella del beato Álvaro del Portillo, dispersa en muchos rincones e iglesias de Bagdad”.