«Me encontré inmóvil ante el sagrario, sin saber muy bien qué hacer»

Aurora estudia violín. Vivía una vida “correcta”, sin percibir el sentido de las cosas buenas que hacía. Nada quedó igual después del primer diálogo, inesperado, cara a cara, con Dios, y después de una buena confesión.

Aurora admite que era una “chica correcta”: hacía las cosas de la mejor manera posible, era buena estudiante... pero le faltaba consistencia.

Hasta que descubrió que había “algo más”. El YouCat que le dio su madrina para que preparara la confirmación le reveló la confesión de una manera desconocida para ella: como un abrazo que Dios quiere darnos para perdonarnos. Y comenzó a asistir a actividades de formación cristiana en un centro del Opus Dei.

Un poco más tarde una amiga le propuso a ir a la capilla. Ella describe ese momento con un paso especial en su vida: “estaba sentada ante el sagrario, sin saber qué hacer. Fue muy conmovedor. (...) Era como estar con un Amigo, por la invitación de una amiga”.

“Cuando uno empieza a rezar y aprende a hacerlo -continúa Aurora-, naturalmente esto se desborda y quiere regalarlo a los demás”. De esta amistad con Dios surgió el deseo de dar más de sí misma y de implicarse en proyectos de voluntariado.

Ahora Aurora procura acercar a la gente a Dios a través de la música. Pero sabe que “para tocar música hermosa, un violín necesita ir a revisión regularmente; del mismo modo, también ella necesita el entrenamiento para ser el instrumento que lleva la música de Dios a la gente”.


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Temas de reflexión tras el vídeo

1. La importancia de la formación cristiana

Urge difundir la luz de la doctrina de Cristo.

Atesora formación, llénate de claridad de ideas, de plenitud del mensaje cristiano, para poder después transmitirlo a los demás.

—No esperes unas iluminaciones de Dios, que no tiene por qué darte, cuando dispones de medios humanos concretos: el estudio, el trabajo.

San Josemaría. Forja, 841.

2. El sacramento de la confesión

Celebrar el sacramento de la Reconciliación significa ser envueltos en un abrazo caluroso: es el abrazo de la infinita misericordia del Padre. Recordemos la hermosa, hermosa parábola del hijo que se marchó de su casa con el dinero de la herencia; gastó todo el dinero, y luego, cuando ya no tenía nada, decidió volver a casa, no como hijo, sino como siervo. Tenía tanta culpa y tanta vergüenza en su corazón. La sorpresa fue que cuando comenzó a hablar, a pedir perdón, el padre no le dejó hablar, le abrazó, le besó e hizo fiesta. Pero yo os digo: cada vez que nos confesamos, Dios nos abraza, Dios hace fiesta. Sigamos adelante por este camino.

Papa Francisco. Audiencia General, 19 de febrero de 2014.

3. Oración mental

Detengámonos y digamos al Señor: “¿Dónde estás? ¿Y dónde estoy yendo yo?”. Y el Señor está ahí, el Señor nos dará la palabra justa, el consejo para ir adelante sin este zumo amargo del negativo.

Porque la oración siempre, usando una palabra profana, es positiva. Siempre. Te lleva adelante. Cada día que empieza, si es acogido en la oración, va acompañado de valentía, de forma que los problemas a afrontar no sean estorbos a nuestra felicidad, sino llamadas de Dios, ocasiones para nuestro encuentro con Él. Y cuando uno es acompañado por el Señor, se siente más valiente, más libre, y también más feliz.

Papa Francisco. Audiencia General 10 de febrero de 2021.