La belleza de la erupción, los ríos de lava, la lluvia de ceniza despertaron el interés de miles de personas ante un espectáculo de la naturaleza que generó una impresionante solidaridad desde Canarias y la península.
Meses después recorremos con él algunas zonas afectadas y reproducimos unas impactantes imágenes que revelan la magnitud de la tragedia. Pisamos grandes extensiones donde hay cerca de 25 cm de ceniza y contemplamos los paisajes que fueron foco de atención internacional hacia la “isla bonita”.
Rafa piensa que gracias a su fe y a su familia (con su esposa Teresa y sus cuatro hijos) ha podido afrontar este gran desastre, que jamás hubiera imaginado en su trabajo en La Palma, que incluye dos etapas: en emergencias de incendios y en protección civil.
Cercano el primer aniversario del desastre, Rafa valora la influencia de su fe y de la formación cristiana que recibe en el Opus Dei para procurar santificar su trabajo en las circunstancias más complicadas. “Con jornadas de 17 horas, con estrés laboral, con sesiones maratonianas, Dios te ayuda, te da paz, notas su apoyo para llevar la cruz, para tener perspectiva sobrenatural”, señala.
Agradece la cercanía de las personas del Opus Dei, pues “siempre han estado muy cerca, para sostenerme espiritualmente en momentos que han sido muy duros”. Rafa piensa que esa ayuda fue clave para “dar la mejor respuesta, todo el esfuerzo, para trabajar sin reloj por el mayor número posible de afectados”.
Un año después, Rafa recuerda que “hemos vivido situaciones de pánico y de inutilidad ante la fuerza de la naturaleza”. “Agradezco a Dios que no hubiera víctimas mortales y también haber pasado esta experiencia profesional en mi vida y su fuerza para no desfallecer en este periodo tan dramático”.