Javier Echevarría y los enfermos

El 12 de diciembre de 2016 falleció en Roma Mons. Javier Echevarría, prelado del Opus Dei durante 22 años (desde 1994 hasta la fecha del fallecimiento). En este aniversario ofrecemos un breve recuerdo de Mons. Iñaki Celaya sobre don Javier.

Javier Echevarría y los enfermos

Se trata de un extracto de otro escrito más amplio sobre el anterior prelado. Don Iñaki vivió y trabajó estrechamente con él desde el año 1954: primero, como rector del Colegio Romano de la Santa Cruz y, más adelante, como director espiritual del Opus Dei.


El cariño, la preocupación y atención por los enfermos ocupó un lugar importante en la vida, oración y mortificación de don Javier: lo pudimos comprobar muy de cerca, especialmente a partir de su elección como prelado. 

No pasaba un día sin que, en las tertulias y conversaciones con sus hijos, no recordara a los enfermos de las distintas regiones, para que los encomendáramos y los cuidásemos como tesoros de la Obra. 

Era muy frecuente, casi a diario, que le llegaran noticias de algún enfermo en distintas partes del mundo: pedía oraciones, les escribía una carta (son miles las que se conservan), les hacía llegar su cariño y su bendición... y les pedía que ofrecieran la enfermedad por sus intenciones.


Gracias, Padre (Javier Echevarría, 1932 - 2016). Vídeo que se publicó a los pocos días de que falleciera.


Pedía a los directores que le tuvieran informado de la evolución de la enfermedad; visitaba personalmente a todos los que estuvieran enfermos en Roma o internados por una intervención quirúrgica: somos centenares los que tenemos un recuerdo lleno de agradecimiento por estas visitas y muchos tienen anotadas las palabras que les dirigió en esas ocasiones. 

En sus viajes apostólicos hizo lo mismo con los enfermos que hubiera en cada ciudad. Recuerdo muy particularmente uno de sus últimos viajes a Burgos: estuvo un largo rato con una persona que padecía una enfermedad degenerativa muy avanzada: no se sabe si entendía algo, le animó a vivir la enfermedad con amor de Dios y a ofrecer sus dolores por el Papa; varios que asistieron a la conversación quedaron impactados. 

Todas las veces que fue a Pamplona, por cuestiones médicas u otras razones, dedicó largos tiempos a visitar a los enfermos internados en la Clínica Universidad de Navarra y a agradecer el trabajo de los médicos y del personal sanitario.

También quienes le acompañaron más de cerca en los días previos a fallecer en el policlínico Campus Bio-Médico pudieron observar este rasgo marcado de su personalidad en su interés por los otros enfermos del hospital y por el personal médico y sanitario.