Dios y cuatro testigos: los invitados a la boda de Marcela y Sebastián

Pandemia y restricciones, la historia de una boda que no fue como la planearon, pero sí como la soñaron. Marcela del Cid y Sebastián Asturias nos cuentan sobre su boda y sus primeros meses de matrimonio.

Decidimos casarnos jóvenes porque queríamos compartir nuestra vida y nos planteamos ¿para qué esperar? Nuestras metas personales se volvieron comunes y fue entonces cuando nos dimos cuenta que ya estábamos listos para dar el siguiente paso: casarnos. Marcela tenía 24 años y Sebastián 26 el día de la boda.


Nosotros queríamos casarnos sin importar no tener la fiesta

El 13 de marzo nos llegó la noticia que se había detectado el primer caso de Covid en Guatemala. Nuestra boda civil fue el 14 de marzo del 2020 y ese día se anuncian las restricciones que incluían las bodas presenciales, por lo que nuestra boda religiosa quedaba en suspenso. Nosotros queríamos buscar la manera de casarnos por la Iglesia sin importar no tener la fiesta, ni celebrar a lo grande como teníamos planeado, solo queríamos estar juntos y recibir el sacramento del matrimonio. Nos aconsejaron acudir al Ministerio de Salud para solicitar permiso para poder casarnos solo con la asistencia de nuestra familia y recibimos una negativa.

Empezamos a platicar con el párroco de la iglesia a la que asistía Sebastián y nos dijo que -por ahora- no podía hacer absolutamente nada y nos podía casar solamente en caso de enfermedad. Los dos estábamos muy tristes y fueron días muy difíciles. Pasó el 28 de marzo, fecha original de la boda, y nosotros seguíamos con la esperanza de casarnos pronto.

El viernes 3 de abril Sebastián recibió un mensaje del párroco diciendo: “Hola mijo, consulté con el obispo, intercediendo por ustedes y me autorizó que mañana los case. Aquí en la parroquia. Ustedes dos y los testigos, nadie más. ¿Qué dicen?” Ese fue uno de los mejores momentos que hemos tenido. Luego de recibir ese mensaje, acordamos que los testigos iban a ser nuestros padres y la boda sería al día siguiente a las 10:00 am. Así que empezamos a organizar todo de un día para otro. Al día siguiente nos casamos y ha sido el mejor día de nuestras vidas, celebramos únicamente con nuestro núcleo familiar y el resto de familia y amigos por medio de Zoom. La celebración fue de lo más especial y no nos arrepentimos de nada.

El día de nuestra boda religiosa junto a nuestros padres


El Nacimiento de Tiago nos cambió la vida y no somos nada sin él

Nuestros primeros meses de matrimonio han sido increíbles. Nuestra luna de miel fue en el apartamento, nos disfrutamos el trabajar juntos desde casa. Compartimos mucho más de lo que hubiéramos compartido si no hubiese sido por la pandemia y han sido meses de vivencias nuevas, pero sobre todo alegres. Especialmente la noticia de la llegada de nuestro primer hijo, porque queríamos empezar a formar nuestra familia jóvenes. El nacimiento de Tiago nos cambió la vida y no somos nada sin él. Con esa noticia le encontramos el sentido al por qué Dios nos permitió casarnos aquel 4 de abril, sin fiesta y sin invitados: todo hizo sentido.

Día a día buscando santificarnos en el trabajo y en el matrimonio, entregándole a Dios todo, pensando el uno en el otro y entregándonos a nuestro hijo. Buscamos que cada uno tenga su vida espiritual en orden y seguir formándonos en la doctrina católica. El Opus Dei, su cercanía y formación ha sido la base de todo, nos ha ayudado a hacerlo todo confiando siempre en Dios. Pero principalmente nos ha dado la paz interior y la alegría de sabernos hijos de Dios. En el ámbito profesional nos ayudó a darnos cuenta que en el trabajo y en la familia es donde hemos de santificarnos.

Del Opus Dei valoramos el sentirnos siempre en familia. Es increíble el acompañamiento que uno recibe en todas las etapas de su vida, uno nunca se siente solo. Valoramos mucho la formación que ambos recibimos porque sabemos que nos ha ayudado a convertirnos en lo que somos hoy: una familia feliz y cristiana.

Una buena relación de noviazgo te ayuda a tener una excelente relación matrimonial

A los jóvenes nos gustaría decirles que el noviazgo es fundamental y es una de las etapas más importantes en la vida. Una buena relación de noviazgo te ayuda a tener una excelente relación matrimonial. En el noviazgo, uno conociendo a la otra persona se conoce mejor y es allí donde se descubre si esa persona me aporta o me quita. Si esa persona me aporta entonces me reta a querer ser mejor. Es por eso que cuando uno llega al matrimonio la relación tiene más sentido porque tu pareja te hace ser una mejor persona y es por eso que se le llama “tu camino al cielo”.

El noviazgo es el momento en donde se plantean sueños en conjunto y se empiezan a construir las bases para empezar bien el matrimonio (comunicación, respeto, admiración y cariño). Que Dios sea siempre el centro de tu relación desde un inicio y dejar que Él te guie. La comunicación es un punto muy importante en la relación en pareja, nos hemos dado cuenta que muchos de los problemas son por falta de comunicación, es por eso que uno tiene que aprender a escuchar, a hablar en el tono correcto y muchas veces a callar.