Cuando la magia viaja desde España a Guatemala

Jaime Novales López-Medel tiene 20 años y estudia Marketing pero como hobby practica magia. Está en Guatemala y nos cuenta cuál fue su experiencia en visitar una de las comunidades más pobres del país.

Desde España nunca imaginé hasta dónde se podía llegar a ayudar al prójimo más cercano en un país.

Hace un mes que viajé a Guatemala para trabajar. Esta es mi segunda vez que toco suelo chapín, aunque la primera de verdad. La última ocasión que tuve de estar aquí fue hace un año y medio, en las navidades de 2019, durante cuatro días para hacer magia. Sí: soy mago. Y me conocen por Mago Medel. Pero, también universitario de administración de empresas y marketing. Esta vez han sido los estudios y las prácticas de empresa las que me han traído de nuevo a Guatemala.

Qué alegría y, a la vez, qué suerte tener centros del opus dei por todo el mundo

Estoy residiendo en el Centro Universitario Balanyá. Qué alegría y, a la vez, qué suerte tener centros del Opus Dei por todo el mundo. Desde los ocho años que empecé a ser socio del club Torcal de Madrid, en el que ahora ayudo, y aún ahora sigo recibiendo formación de la Obra en el Club Universitario Ceah.

Hace unas semanas me propusieron participar de una jornada solidaria en Jocotán entregando bolsas nutricionales para niños con debilidad y falta de desarrollo, que entre todos los universitarios y profesionales jóvenes de Balanyá habíamos conseguido para estas familias. Me enteré de que Guatemala es uno de los países donde el problema de desnutrición se ve incrementado severamente cada año, estando actualmente en niveles drásticos. Según las estadísticas, España también cuenta con desnutrición infantil; pero, a diferencia de Guatemala no tienes la posibilidad de verlo tan de cerca.

Me animaron a ir, diciéndome que antes de regresar a España debía de conocer la verdadera Guatemala, porque únicamente había visitado sitios turísticos como Atitlán. Pero, para esta actividad nos teníamos que despertar a las 4.00am para tener la santa misa a las 4.30am e inmediatamente después, salir hacia Jocotán. La verdad que el despertarme por las mañanas no es uno de mis puntos fuertes y, si además tiene que ser a medianoche… Quizás en Guatemala están acostumbrados a levantarse sobre las 4.00am o 5.00am para ir a trabajar o a estudiar. Les aseguro que en España eso es impensable.


El opus dei me ha enseñado a Hacer las cosas con amor cada día. unas veces costará más, mientras que otras menos. pero, siempre con amor

Todavía no había dicho que me apuntaba al plan, hasta que el día antes el ángel de la guarda me hizo ver que la solidaridad no tiene que ser cómoda y, además, supone sacrificio. Y, ¡qué más sacrificio para mí que levantarme a horas intempestivas para ir a hacer una actividad de solidaridad! Y si además ese sacrificio lo hacemos con amor, mucho mejor. Esta es una de las muchísimas cosas que me han enseñado en el Opus Dei desde patojo -como se les llaman a los niños aquí en Guatemala-: Hacer las cosas con amor cada día. Unas veces costará más, mientras que otras menos. Pero, siempre con amor.

Así que un grupo de universitarios de Balanyá parqueamos en Jocotán a las 10.00am listos para hacer entrega de las bolsas nutricionales a las madres de los niños necesitados. Además de entregar las bolsas tratamos de platicar con ellas para conocer mejor su situación. ¡Algunas llegaban caminando desde aldeas a dos horas de distancia! Sin duda alguna aquellas madres tenían más mérito que nosotros que, aunque llegábamos de más lejos, pudimos hacerlo sentados y en carro.

cada día, cada uno donde se encuentre y en su deber profesional no debemos nunca dejar de sonreir

Después, tuvimos la oportunidad de ir a cinco casas de una aldea cercana para hacer entrega a domicilio de las últimas bolsas. Sin duda alguna es impresionante ver una casa de tales condiciones. Y, a la vez, es impresionante ver la felicidad y la alegría que se respira en esos hogares. Ningún niño dejaba de sonreír. Por eso, cada día, cada uno donde se encuentre y en su deber profesional no debemos nunca dejar de sonreír.

Son muchas las cosas que en un mes y medio se puede aprender de un país como Guatemala y de los chapines. Por eso, son muchas y grandes las cosas que me voy a llevar de regreso a España.