Catequizar al catequista

Un grupo de profesionales jóvenes y estudiantes del Club Universitario Balanyá se propuso impartir catequesis a más de 100 adolescentes de Kinal -un centro de educación técnico laboral en la Ciudad de Guatemala- para prepararlos a recibir el sacramento de la Confirmación. A continuación nos comparten sus experiencias.

A pesar de la distancia y las clases en modalidad virtual por la pandemia del Coronavirus, el proyecto fue un aprendizaje continuo. De jóvenes a jóvenes, fueron impartidas muchas lecciones, pero la reflexión más profunda fue para los catequistas: los alumnos también enseñan a los maestros.

Carlo Martínez es licenciado en Bioquímica y Microbiología. Además, trabaja como profesor universitario.

Cuando me propusieron ser catequista, lo dudé un poco. "Comencé a tomar mi vida espiritual más en serio en el 2020 y me ha traído paz y serenidad". A pesar de que no llevaba mucho tiempo en la formación, decidí aceptar la invitación y me sumé al proyecto. “No pensé que estaba listo y formado para dar catequesis, hasta que lo hice y ahora creo que lo volvería a hacer”.

Este es mi testimonio.

A la catequesis también se sumó un ingeniero industrial. Diego Fernández-Townson de 23 años trabaja en el área de tecnología, y -en sus palabras- ha estado vinculado a Balanyá "desde siempre".

Me sumé al proyecto con más preguntas que respuestas. "Le dije al Espíritu Santo que me ayudara durante las clases... y me sorprendí". A continuación mi experiencia.

Para dar catequesis, es necesario emprender. Eso lo sabe bien Diego Santizo, licenciado en Emprendimiento y Negocios, que con 26 años dirige una cadena de gimnasios que se ha expandido por toda la ciudad de Guatemala.

“Del gimnasio, iba a la catequesis y mis alumnos me recordaron que al alma también hay que ejercitarla”. En el siguiente audio cuento al respecto.

Los churrascos (o parrilladas), el Real Madrid y la NFL son parte de la vida de Juan Diego “Juandi” Salazar.

“Tengo 26 años, me propusieron ser catequista y tras varios meses de impartir charlas a los alumnos de Kinal, ahora la catequesis es una de mis actividades favoritas. Es algo que me dejó marcado". Ésta es mi experiencia.

A la actividad también se integró José Carlos Escobar.

Me asignaron cuatro alumnos. "El aprendizaje, más que para ellos fue para mí. Soy Gerente en una empresa de comercialización de puertas y aunque el trabajo es muy demandante, aprendí a hacer el tiempo no solo para dar la catequesis, sino también para investigar más a fondo cada tema y eso fue lo que más me gustó”. A continuación hablo al respecto.

A José Roberto “Teto” Estrada le apasiona relacionarse con la gente y enseñar. Por eso no lo dudó dos veces y se apuntó a la catequesis.

Pero fue todo un reto. "Vimos desde temas básicos hasta cuestiones que pueden ser realmente complicadas; los jóvenes nos compartían cosas muy personales y fue un reto darles respuestas. Soy ingeniero y trabajo como Gerente en una empresa relacionada con la construcción y también en un emprendimiento propio enfocado en combatir la contaminación ambiental. Nos propusimos ser catequistas con jeans y fue muy motivante poner un granito de arena en la fe de los niños". En el siguiente audio hablo sobre mi papel de catequista.

Siempre hemos aprendido que el Opus Dei es una “gran catequesis”, con esta actividad lo vivimos personalmente. Al preparar cada sesión de clases, nos ayudó mucho todo lo que hemos recibido en los círculos profesionales a los que asistimos, y luego “enseñar al que no sabe” es la mejor catequesis, por eso concluimos que fue una actividad donde los catequizados fuimos también los catequistas.