Relatos y favores recibidos

Acudir en caso de necesidad a la intercesión de personas con fama de santidad, es una práctica corriente en la Iglesia. Presentamos una selección de relatos recibidos en la Oficina para la Causa de los Santos de la Prelatura del Opus Dei.

Después de la reestructuración de mi empresa

En primavera de 1998 me informaron que el 1 de enero de 1999 tendría lugar una reestructuración de nuestra empresa, los Ferrocarriles Federales Suizos (CFF). Esto significaba la supresión de 2’300 puestos de trabajo, y la creación de una única Dirección general en Berna con la supresión de las 3 direcciones regionales, entre ellas la de Lausana donde yo trabajaba.

A mí se me daba un plazo de 4 días, durante el fin de semana de la Ascensión, para decidir si aceptaba un puesto en la dirección de Berna, a donde serían transferidas parte de mis tareas. No se me daba ninguna alternativa: en caso de rehusar, me quedaría sin puesto de trabajo.

La atención de mi padre de 91 años, diferentes actividades extraprofesionales en Lausana que no podía abandonar, y otros motivos personales y familiares me obligaron a rehusar el puesto.

[...] Enseguida acudí a la oración. Me confié primero a Sta. María y a S. José, pero enseguida de acuerdo con mi esposa y mi hija, en el momento de la oración familiar, empezamos a acudir a la intercesión de Toni, cosa que continuamos haciendo. Con el tiempo hemos ido añadiendo otras intenciones, rezando por diferentes personas, entre ellas varios sobrinos. Como muchos de mis colegas me inscribí en una estructura creada a propósito en la empresa para la búsqueda interna y externa de empleo. Era una situación similar a la del paro, pero con la diferencia que conservaba mi sueldo íntegramente durante 2 años.

[...] Gracias a la ayuda de un amigo de infancia que se ocupa del personal, realicé un stage de 2 meses en Berna, mostrando así mi buena voluntad y mi flexibilidad para cuando fuese necesario. [...]

Se trataba de la redacción de la parte internacional del horario de trenes de pasajeros. Vuelto a Lausana en octubre de 2000 me propusieron efectuar un stage en un servicio técnico en el que era necesario un funcionario administrativo. Mi competencia en Alemán y Geografía fueron examinadas, y fue apreciado mi conocimiento de la red ferroviaria suiza. En mayo de 2001, al final de ese stage, los responsables del servicio me animaron a postular para un puesto de contable. Aunque no tenía muchos conocimientos de contabilidad, era una posibilidad de encontrar un puesto de trabajo estable. Presenté mi candidatura y recibí el empleo. Aparte de mí había sólo otro candidato.

Estoy muy agradecido a Toni por este importante favor.

D.F., Lausana Ordenadores se desbloquean solos

Trabajo en informática, concretamente en el servicio técnico de un software del que mi empresa es representante en el Líbano. Un día un cliente nos llamó de urgencia diciendo que el sistema no funcionaba y que, debido a ello, muchos empleados no podían trabajar. Fui sin saber qué iba a hacer, puesto que el problema en cuestión era nuevo para mí y los ordenadores son un mundo lleno de secretos y caprichos.

Comenzamos a analizar la situación y efectivamente verifiqué que había un serio problema que bloqueaba completamente el sistema. Intenté disimular mi ignorancia y, como de costumbre, le pedí ayuda a mi Ángel custodio. Hice algunos cambios, lo intenté de nuevo pero el problema continuaba. Así hice 3 o 4 intentos infructuosos, y el cliente ya estaba bastante nervioso. En ese momento me acorde que Lukas, un suizo que vivió un tiempo aquí, nos había contado en la tertulia que Toni era muy eficaz para resolver problemas de tipo técnico. Y como parecía que éste superaba los conocimientos de mi Ángel custodio, le pedí a Toni que me echara una mano. Justo en ese momento volvimos a intentarlo, y el sistema funcionó a la perfección. Mi cliente me preguntó qué había hecho y, como no era fácil explicárselo, le dije: “no lo sé”. Me agradeció la ayuda, pero obviamente mi respuesta no le satisfizo y me pidió estudiar a fondo el caso para que, si volvía a producirse, supiera qué hacer sin pérdidas de tiempo.

Apenas llegué a la oficina escribí un mensaje a la compañía que desarrolla el software explicándole lo que había pasado y pidiendo ayuda para encontrar la explicación. La respuesta fue bastante categórica: el ingeniero responsable me decía que llevaba 25 años trabajando con ese software y que era la primera vez que un error se solucionaba solo, que ciertamente estaba ocultando alguna información. Le contesté en el mismo tono: yo había visto el problema con mis propios ojos y podía dar fe de todo lo que habíamos hecho. En fin, lo que quedaba claro es que él no podía ayudarme a encontrar la explicación que mi cliente esperaba, por lo que nuevamente le pedí a Toni: “Ya que me arreglaste el problema, ahora dime cómo, para resolver el conflicto”. Y justo en ese momento mi cliente me llamó por teléfono para decirme que ya había encontrado la explicación: una combinación de factores, cada uno muy simple pero que todos juntos creaban el error. Eso nos permitió corregir el defecto en el programa y ajustar la configuración de los ordenadores para evitar que se volviera a producir. [...]

Así podría contar muchos otros casos. A la mayor parte de ellos no se les puede llamar “milagros”, puesto que alguna razón técnica hay, pero sí verdaderos favores de quien tiene la posibilidad de ayudarnos de manera más eficaz de la que estamos acostumbrados.

M.C. de R., Guadalajara (México)

 

Complicaciones con un experimento físico

Me dedico a la investigación en Física. Con un par de colegas estábamos llevando a cabo un proyecto muy prometedor. Cuando habíamos recopilado los resultados, invitamos a un grupo de la competencia a publicar su propio trabajo en el mismo campo a la vez que el nuestro. Les dimos una semana de tiempo; nos faltaban –así pensábamos– sólo unos detalles, pero en el curso de la semana nuestros investigadores se dieron cuenta de diversos defectos en la obtención de datos. La corrección se mostró más difícil de lo esperado. El último día del plazo, nuestros datos estaban peor que nunca (...), caía la tarde y no se veía mejora alguna. (...) No podía hacer nada, ¡salvo rezar! Acudí a Toni Zweifel. Toni había trabajado “por amor a Cristo y con elevada competencia profesional”, y nosotros teníamos dificultades precisamente porque queríamos trabajar con competencia e ir al detalle, en vez de contentarnos con los primeros resultados, aparentemente sin tacha. Por eso, caminando a mi casa recé varias veces la oración de la estampa.

A la mañana siguiente consulté inmediatamente la página web en que se colocan los artículos de mi especialidad. ¡Y mira por donde!: los dos artículos estaban allí, el de la competencia y el nuestro. En efecto, después de irme yo la víspera a casa, mis colegas habían resuelto todos los problemas. Y los nuevos resultados, obtenidos por la noche, eran más convincentes que nunca. Estoy seguro que Toni nos ha ayudado en esto.

V.S., Singapur   Una gran herida en descomposición

Cuando cayó en mis manos por primera vez la Hoja Informativa sobre Toni Zweifel, tuve espontáneamente confianza en él por ser uno de mi quinta. Hace seis años aquí, en las estepas de Etiopía, comencé mis labores de promoción y desarrollo. En la clínica tratamos cada día muchos pacientes ambulantes, cosemos heridas, asistimos a las madres en los partos frecuentemente difíciles, etc.

Toni Zweifel nos ha ayudado varias veces de un modo milagroso. Un chico joven sufría una herida grande y abierta en el abdomen. Una operación en un hospital no tuvo éxito. El muchacho, retrasado mental, vino a nuestra clínica. La herida tenía 8 cm de anchura y 10 cm de longitud. (...) Con toda espontaneidad acudí al socorro de Toni Zweifel. Pensé: “sólo tu puedes prestar aquí ayuda” y me llené de una confianza total. Y de hecho esa herida maligna se curó, contra todo lo esperado, sin medicamentos ni trasplantes de piel y en un plazo desacostumbradamente rápido.

A. Th., Maganasse (Etiopía)   Una extraña factura de calefacción

La factura de calefacción de mi apartamento excedió el invierno pasado en 800 francos a las de otras veces. No me lo podía explicar, pues el último invierno no me había comportado de modo diferente a los años anteriores. De la consulta con la administración del edificio resultó que los contadores de la calefacción se leen por radio. Por eso funcionan para todos los inquilinos bien o para todos mal. No podía ser que la lectura de un solo contador fuese falsa.

Por entonces recibí la estampa con la oración de Toni Zweifel. Empecé la novena confiada en que, como ingeniero, algo entendería de facturas de calefacción y me ayudaría en este asunto. El cuarto día de la novena recibí una carta de la administración del edificio. Allí constaba que me habían facturado 10.000 kWh de más.

M. B. D., Berna   Una enrevesada tesis doctoral

Una buena amiga mía, N., se dejó convencer por un profesor para hacer una tesis doctoral sobre un político de la época de Weimar. Ella había publicado ya varios libros sobre esa época. Por eso la tesis propiamente no debería haber proporcionado ningún problema. Pero en realidad hubo sólo dificultades. (...) N., que es protestante, me dijo repetidas veces que pidiese a Toni ayuda para ella.

Finalmente el trabajo fue aceptado. N. intentó durante todo el verano fijar una fecha para la defensa. En sí, podría haber sido fijada el 3 de noviembre. Pero la fecha no funcionó porque precisamente el director de la tesis no le había dicho que estaba en el extranjero. Entonces hablé de nuevo en serio con Toni y me vino en mente el 24 de noviembre: sería pues el aniversario de la muerte de Toni. Pero también esta fecha tenía peligro de fallar porque uno de los cinco profesores no respondía. N. le telefoneó finalmente el 15 de noviembre. Era la primera vez que se había podido hablar con él por teléfono. Él aceptó la fecha a la vez que indicó que ese día era el último para enviar las invitaciones a la defensa cumpliendo el plazo. N. redactó rápidamente ella misma la carta de invitación y la mandó por fax al decanato. Gracias a Toni las invitaciones fueron también enviadas a tiempo.

El 24 de noviembre todo funcionó sin tropiezos: el viaje de tres horas de ida, el examen y el regreso. Un día más tarde ya no hubiera sido posible, pues la llegada del invierno hizo parcialmente intransitables las autopistas.

Pienso que va llegando la hora de que N. acuda ella misma a Toni...

G. G., Colonia

 

Instalación de Disneylandia reparada

Llevé a mis hijos a Disneylandia. Llevábamos una hora haciendo cola en uno de los juegos más atractivos, cuando de repente se descompuso la instalación. Esperamos una hora más y mis hijos ya estaban desesperados, así que les dije que si en 5 minutos no lo arreglaban nos iríamos. En eso me acordé de Toni y le pedí el favor. Justo a los 5 minutos se arregló el juego. Nos subimos y al salir se volvió a descomponer.

M.C. de R., Guadalajara (México)