Novena a Dora del Hoyo

En el vigésimo aniversario de su fallecimiento, presentamos una novena para pedir favores o ayuda a Dios por la intercesión de Dora del Hoyo, fiel del Opus Dei, cuyos restos mortales descansan en Roma, en la iglesia prelaticia de Santa María de la paz.

Dora descubrió que podía encontrar a Dios y ayudar a los demás por su vocación profesional: el trabajo en el hogar. Así, buscó hacer de su profesión un cauce para que la bondad y el amor de Dios actuaran en el mundo. Su vida fue agradable a los ojos de Dios y de quienes tuvieron la suerte de conocerla.

Ofrecemos nueve textos que ayudan a hablar con Dios sobre alegrías, preocupaciones, ilusiones. Se trata de algunos aspectos que han brillado en la vida de Dora del Hoyo, y que pueden ayudar a pedir, por su intercesión, la ayuda de Dios.

Se pueden pedir todo tipo de ‘favores’, teniendo a Dora como aliada. Con cada petición, se proponen para meditar unas consideraciones tomadas de Camino, el primer libro escrito por san Josemaría. La misma Dora decía de este libro: “cada cosa que leía pensaba: esto es para mí. Me gustó muchísimo y lo leí de un tirón”.

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9 días rezando con Dora del Hoyo


Biografía

Nació en Boca de Huérgano (España) el 11 de enero de 1914. Era la quinta de seis hijos de un matrimonio de agricultores. De su familia aprendió a vivir la fe cristiana, el amor por el trabajo bien hecho y el gusto por las tareas de la casa.

A los 26 años se trasladó a Madrid para trabajar como empleada del hogar. Rápidamente destacó por su inteligencia, su habilidad manual, su capacidad de trabajo y su interés por aprender. En 1944, fue contratada en la residencia de estudiantes La Moncloa, donde conoció el espíritu del Opus Dei y a su fundador, san Josemaría Escrivá de Balaguer. Para Dora este encuentro resultó decisivo, descubrió una nueva dimensión de su vocación cristiana: comprendió que podía realizar sus tareas con amor y por amor a Dios, con el fin de servir a los demás.

El 14 de marzo de 1946, pidió la admisión en el Opus Dei con el deseo de buscar la santidad en su trabajo y difundir la llamada universal a la santidad.

El fundador del Opus Dei encontró en Dora una gran ayuda para facilitar el ambiente de familia que deseaba que hubiera en las residencias de estudiantes. Gracias a su experiencia, aportó mejoras en la atención de los servicios de planchado, tintorería, limpieza y cocina, y en consecuencia, el ambiente ganó en serenidad y alegría.

Poco tiempo después marchó a Roma, donde permaneció hasta su muerte. Con su oración, su buen hacer y su fidelidad, fue un apoyo para el fundador del Opus Dei. Trabajó en esta ciudad con abnegación e iniciativa. Viendo a Dora, muchas personas han aprendido a amar a Dios en el trabajo ordinario y a vivir con la alegría de saberse hijos de Dios.

Desde su fallecimiento, numerosas personas han manifestado la influencia de Dora en sus vidas y consideran que ahora estará en el cielo, muy cerca de Dios. Sus restos mortales reposan en Roma, en la cripta de la iglesia de Santa María de la Paz, Viale Bruno Buozzi 75.

Quienes la conocieron recuerdan su natural trato con Dios, su amor a la Iglesia, su fortaleza y su cariño a todos sin excepción. También se reciben abundantes relatos de favores atribuidos a su intercesión.

El 18 de junio de 2012 inició en Roma el proceso de canonización de Dora.



¿Por qué una novena a Dora?

Hay una manera de resolver situaciones que hace que, en el camino hasta encontrar la solución, las personas puedan mejorar. Esa manera es rezar. Presentamos nueve textos que nos ayudan a hablar con Dios de lo que nos alegra, nos preocupa o nos hace sufrir.

Se trata de algunos aspectos que han brillado en la vida de Dora del Hoyo y que podemos pedirlos a Jesucristo por su intercesión. Dora era una persona magnánima. Su vida fue agradable a los ojos de Dios y de quienes tuvieron la suerte de conocerla. Por eso ahora, desde el cielo, acude en nuestra ayuda.

Dora descubrió que podía encontrar a Dios y ayudar a los demás mediante su vocación profesional: el trabajo en el hogar. Y vio en el Opus Dei un buen camino para llevarlo a cabo. Empezó a ver su profesión como un cauce para que la bondad y el amor de Dios actuaran en el mundo. Y Dios vio que podía contar con ella para hacerlo. Y lo hizo tan bien, que alcanzó fama de santidad entre personas de los cinco continentes, que consideran que está en el cielo, gozando de Dios. Por eso, podemos pedirle todo tipo de ‘favores’, elegirla como aliada y solicitarle que presente nuestros deseos, nuestros conflictos y nuestras circunstancias, para que sean camino de encuentro con Dios y con los demás. Con cada petición, se proponen unas consideraciones para meditar, tomadas de Camino, el primer libro escrito por san Josemaría Escrivá de Balaguer. La misma Dora decía de este libro: “Cada cosa que leía pensaba: esto es para mí. Me gustó muchísimo y lo leí de un tirón”.

El primer punto de Camino, dice: “Que tu vida no sea una vida estéril. —Sé útil. —Deja poso. —Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu amor. Borra, con tu vida de apóstol, la señal viscosa y sucia que dejaron los sembradores impuros del odio. —Y enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón”. Palabras que encajan muy bien con lo que vemos en la vida de Dora.

¿Cómo se reza?

Una novena es una oración que se repite durante nueve días consecutivos para pedir a Dios que nos conceda un favor o nos ayude en una situación difícil.

Se puede rezar individualmente o junto a otras personas, se puede hacer en cualquier momento del año.

Para cada día se propone una oración para dirigirse a Dios, algunos textos para meditar y la oración a Dora para la devoción privada.


Oración para la devoción privada

Señor nuestro, que llamaste a tu sierva Dora a ocuparse de las tareas que realizó la Bienaventurada Virgen María en el hogar de Nazaret, ayúdame a encontrarte en las situaciones de cada jornada, y a difundir a mi alrededor el calor de familia que ella hizo presente con su trabajo alegre y abnegado, siguiendo las enseñanzas de san Josemaría. Glorifica a tu sierva Dora y concédeme, por su intercesión, el favor que te pido… (pídase).

Así sea.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

De conformidad con los decretos del papa Urbano VIII, declaramos que en nada se pretende prevenir el juicio de la Autoridad eclesiástica, y que esta oración no tiene finalidad alguna de culto público.


DÍA 1. SER ACOGEDORES CON LOS DEMÁS

Señor, te pido que, como Dora, todas las personas con las que coincido en el día a día perciban que las considero importantes porque son hijas tuyas: que de verdad me interesen tanto sus problemas como sus alegrías. Que no las trate con indiferencia y que, si tengo la oportunidad de sonreírles, lo haga sinceramente. Que sepa mirar a la cara, descubrir una pena, facilitar el descanso. Que no tenga prisa en casa, que me importen los pequeños sucesos de cada uno, de cada una, que me divierta con sus ocurrencias y sepa acompañarlas en lo que las hace sufrir.

“Dice el Señor: «Un mandato nuevo os doy: que os améis los unos a los otros. En esto conocerán que sois mis discípulos». —Y San Pablo: «Llevad unos la carga de los otros, y así cumpliréis la ley de Cristo». —Yo no te digo nada”. Camino, 385.

“El esfuerzo de cada uno de vosotros, aislado, resulta ineficaz. —Si os une la caridad de Cristo, os maravillará la eficacia”. Camino, 847.


DÍA 2. LA ALEGRÍA DE SERVIR

Señor, te pido una solicitud por los demás tan alegre y bien dispuesta como la que tuvo Dora, aun en los momentos de mayor cansancio o en circunstancias duras. Que no busque aparentar, sino servir en todo lo que necesitan los demás. Que me dé cuenta de las necesidades que puedan tener, que les dé mi tiempo, que aprenda a ayudar a cada persona en lo que necesita. Que me adelante a lo que nadie quiere hacer, o nadie ve que hay que hacer, pero todos esperan que esté hecho. Que aprenda todo lo que pueda para estar en condiciones de ayudar más. Así, con tu gracia, me identificaré con tu Hijo, que vino a la tierra a servir a todas las almas.

“Vuelve las espaldas al infame cuando susurra en tus oídos: ¿para qué complicarte la vida?”. Camino, 6.

“Da gracias a Dios, que te ayudó, y gózate en tu victoria. ¡Qué alegría más honda, esa que siente tu alma, después de haber correspondido!”. Camino, 992.


DÍA 3. BUEN HUMOR

Señor, por intercesión de Dora, te ruego que mi visión de la vida y del trabajo que desempeño esté siempre empapada de simpatía y optimismo. Que, ante los problemas que van surgiendo, me dé cuenta de que todo lo que me pasa o sucede a mi alrededor es permitido por mi Padre Dios para mi bien, pues siempre me da lo que más me conviene. Hazme capaz de fomentar la alegría y el buen humor en toda ocasión. Que sepa reírme de mis errores y que no dé importancia a los fallos de los demás, sabiendo que Tú estás pendiente de nosotros y sacas de todo, si te lo pedimos, cosas buenas.

“La alegría que debes tener no es esa que podríamos llamar fisiológica, de animal sano, sino otra sobrenatural, que procede de abandonar todo y abandonarte en los brazos amorosos de nuestro Padre-Dios”. Camino, 659.

“¿No hay alegría? —Piensa: hay un obstáculo entre Dios y yo. —Casi siempre acertarás”. Camino, 662.

“Quiero que estés siempre contento, porque la alegría es parte integrante de tu camino. —Pide esa misma alegría sobrenatural para todos”. Camino, 665.


DÍA 4. PRIORIDADES CLARAS

Señor, que, como Dora, sepa distinguir lo que vale la pena de lo accidental, en las decisiones que tengo que tomar relacionadas con mi familia y mi trabajo. Que, al organizar mi día, no pierda de vista que Dios y los demás son lo primero, y que me quepa todo: los momentos en los que me relacione contigo, la atención generosa a mi familia, las horas de trabajo, el tiempo para mis amistades y para ayudar a quien más lo necesite. Que, como Dora, sepa llegar a todo o, al menos, a lo más importante: a lo que Tú esperas cada día.

“No sabes qué decir al Señor en la oración. No te acuerdas de nada, y, sin embargo, querrías consultarle muchas cosas. Mira: toma algunas notas durante el día de las cuestiones que desees considerar en la presencia de Dios. Y ve con esa nota luego a orar”. Camino, 97.

“Si no tienes un plan de vida, nunca tendrás orden”. Camino, 76

“Cuando tengas orden se multiplicará tu tiempo, y, por tanto, podrás dar más gloria a Dios, trabajando más en su servicio”. Camino, 80.


DÍA 5. SABIDURÍA

Señor, te pido una sabiduría tan profunda como la de Dora, que ante cada situación supo elegir el camino más acertado porque procuraba preguntarte en la oración cuál era tu Voluntad. Ayúdame a leer el Evangelio —como hacía Dora cada día— para conocer y amar a tu Hijo Jesucristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida. Y que, como ella, procure siempre hacer el bien a todas las personas que encuentre.

Dame, con la fe, el saber discernir a lo largo de este camino en la tierra qué puede hacerme feliz y qué puede alejarme de la Alegría y de la Vida.

“Ojalá fuera tal tu compostura y tu conversación que todos pudieran decir al verte o al oírte hablar: éste lee la vida de Jesucristo”. Camino, 2.

“No caigas en esa enfermedad del carácter que tiene por síntomas la falta de fijeza para todo, la ligereza en el obrar y en el decir, el atolondramiento...: la frivolidad, en una palabra. Y la frivolidad —no lo olvides— que te hace tener esos planes de cada día tan vacíos (‘tan llenos de vacío’), si no reaccionas a tiempo —no mañana: ¡ahora!—, hará de tu vida un pelele muerto e inútil”. Camino, 17.


DÍA 6. EL ARTE DE AYUDAR SIN QUE SE NOTE

Señor, dame ese arte, por la intercesión de Dora, de pasar oculto. Que aprenda a hacer felices a los demás, cumpliendo mi deber, buscando tu mirada y no la del mundo, aunque a veces note que me cuesta. Si ayuda lo que hago, que no busque figurar, sino que lo haga con la elegancia de quien entiende la riqueza que hay en pasar desapercibido y no darse importancia: si he podido hacerlo es porque me habrás ayudado Tú. Que me contente con saber que estoy donde tengo que estar en cada momento, porque así colaboro en tus planes y estoy disponible para ayudar a quienes me necesiten. Que aprenda, como Dora, a acudir a ti, que estás presente en el sagrario.

“Cuando hayas terminado tu trabajo, haz el de tu hermano, ayudándole, por Cristo, con tal delicadeza y naturalidad que ni el favorecido se dé cuenta de que estás haciendo más de lo que en justicia debes. ¡Esto sí que es fina virtud de hijo de Dios!”. Camino, 440.

“¡Qué fecundo es el silencio! —Todas las energías que me pierdes, con tus faltas de discreción, son energías que restas a la eficacia de tu trabajo. Sé discreto”. Camino, 645.

“No se puede ser raíz y copa, sino siendo savia, espíritu, cosa que va por dentro”. —El amigo tuyo que escribió esas palabras sabía que eras noblemente ambicioso. —Y te enseñó el camino: la discreción, el sacrificio, ¡ir por dentro! Camino, 651.


DÍA 7. PENSAR ANTES DE ACTUAR

Señor, mediante la intercesión de Dora, te pido serenidad y ponderación. Para que, aun en medio de la prisa y de la tendencia al activismo, sepa pedirte luces para acertar, pararme a reflexionar antes de actuar y ver con mayor claridad cuál es tu voluntad en cada caso. Y así contribuiré a dar paz, mantendré el orden a mi alrededor, aprovecharé mejor los recursos que Tú me proporcionas, me pararé a pensar, como proponía san Josemaría: Señor, ¿qué esperas de mí en esto? Sin duda, trabajaré un poco mejor, tendré más tiempo para mi familia, seré más justo en lo que decida.

“Gravedad. —Deja esos meneos y carantoñas de mujerzuela o de chiquillo. —Que tu porte exterior sea reflejo de la paz y el orden de tu espíritu”. Camino, 3.

“Ese modo sobrenatural de proceder es una verdadera táctica militar. — Sostienes la guerra —las luchas diarias de tu vida interior— en posiciones, que colocas lejos de los muros capitales de tu fortaleza. Y el enemigo acude allí: a tu pequeña mortificación, a tu oración habitual, a tu trabajo ordenado, a tu plan de vida: y es difícil que llegue a acercarse hasta los torreones, flacos para el asalto, de tu castillo. —Y si llega, llega sin eficacia”. Camino, 307.


DÍA 8. EL TRABAJO HECHO POR AMOR

Señor, te pido que, por amor a ti, sepa “llegar a más” al trabajar, sabiendo que no se trata de cantidad, sino de calidad. Que, como Dora, siempre apunte alto en los temas profesionales y que haga rendir mis talentos y mi inteligencia en tu servicio y en servicio de las personas. Te pido descubrir tu mirada llena de amor mientras realizo mis trabajos diarios.

Te ruego que me ayudes a ser diligente, a no entretenerme en nimiedades, a seguir un plan de prioridades, a ofrecer el cansancio, lo que no sale, lo que cuesta; y también los éxitos, cuando los haya, agradeciendo tu ayuda. Que la mirada a un crucifijo me dé la fuerza que necesito.

“No dejes tu trabajo para mañana”. Camino, 15.

“Tu Crucifijo. —Por cristiano, debieras llevar siempre contigo tu Crucifijo. Y ponerlo sobre tu mesa de trabajo. Y besarlo antes de darte al descanso y al despertar: y cuando se rebele contra tu alma el pobre cuerpo, bésalo también”. Camino, 302

“Pon un motivo sobrenatural a tu ordinaria labor profesional, y habrás santificado el trabajo”. Camino, 359.


DÍA 9. LA IMPORTANCIA DE LOS DETALLES

Dora fue maestra en cuidar, con amor, lo pequeño de cada día. Señor, haz que consiga darme cuenta —aunque momentáneamente me dé pereza o me falte fe— de la importancia de cuidar los detalles pequeños en la vida diaria, en el trabajo, en el trato con los demás. Esos que quedan entre Tú y yo y que en raras ocasiones apreciarán los otros. Sé que cuidándolos, ganaré en humildad y en sencillez. Que ame las tareas que parecen menores, dándoles el valor que tienen a tus ojos. Y que me esfuerce en terminar bien los trabajos que me proponga realizar. La maestra de Dora fue la Virgen: dame, Madre mía, la mirada que descubra esos detalles.

“Hacedlo todo por Amor. —Así no hay cosas pequeñas: todo es grande. —La perseverancia en las cosas pequeñas, por Amor, es heroísmo”. Camino, 813.

“Las almas grandes tienen muy en cuenta las cosas pequeñas”. Camino, 818.

“¿Has visto cómo levantaron aquel edificio de grandeza imponente? — Un ladrillo, y otro. Miles. Pero, uno a uno. —Y sacos de cemento, uno a uno. Y sillares, que suponen poco, ante la mole del conjunto. —Y trozos de hierro. —Y obreros que trabajan, día a día, las mismas horas... ¿Viste cómo alzaron aquel edificio de grandeza imponente?...

—¡A fuerza de cosas pequeñas!” Camino, 823.


Acudir a la intercesión de personas fallecidas con fama de santidad es una práctica corriente en la Iglesia.

Te invitamos a visitar www.doradelhoyo.org, donde encontrarás testimonios de favores que Dios concede, por medio de Dora, a quienes acuden a su intercesión. Muchas personas envían estos relatos al postulador de su causa de canonización en señal de agradecimiento y para difundir su devoción.

También puede comunicar la gracia que se le ha concedido por correo postal a la Oficina de las causas de los santos de la prelatura del Opus Dei (Calle Diego de León, 14, 28006 Madrid, España) o por correo electrónico ocs.es@opusdei.org​.

Clic aquí para hacer un donativo. En alternativa puede enviar una aportación por transferencia a la cuenta bancaria de la Asociación de Cooperadores del Opus Dei con IBAN número ES53 2100 1547 7502 0024 4065 y BIC, CAIXESBBXXX en La Caixa (agencia urbana de la calle Cartagena, 4, 28028 Madrid, España).