Oviedo y Valladolid acogen actos en torno a la figura de Guadalupe

La Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, y el Club Prensa Asturiana de La Nueva España han sido escenario de varios encuentros organizados en memoria de Guadalupe Ortiz de Landázuri, en los que el vicepostulador de la causa de los santos, José Carlos Martín de la Hoz, y la profesora de Historia de América de la Universidad de Burgos, Adelaida Sagarra, han repasado los hitos más importantes de su vida.

La futura beata residió dos años en Valladolid durante la guerra civil española, antes de conocer a San Josemaría, y ese dato biográfico sirvió a Martín de la Hoz para animar a los historiadores a investigar la huella dejada por Guadalupe durante ese periodo. Después regresó a Madrid, donde emprendió de nuevo sus estudios de Química y comenzó a dar clases.

Martín de la Hoz destacó “los tiempos duros que le tocó vivir en la posguerra; su esfuerzo y sacrificio para reconstruir el tejido social y educativo de España. Tenía química con Dios. La complicidad y confianza total en Él nunca le abandonaron. Su carácter alegre y sentido el humor. También su entereza y serenidad en los momentos difíciles que le tocó vivir, entre ellos el fusilamiento de su padre en Madrid”.

La conferencia organizada por el Colegio Mayor Peñafiel en Valladolid fue presentada por la periodista de Cope, Laura Ríos

La conferencia organizada por el Colegio Mayor Peñafiel en Valladolid fue presentada por la periodista de Cope, Laura Ríos, y estuvo salpicada de anécdotas de la futura beata, a la que Martín de la Hoz presentó como “una mujer adelantada a su tiempo, química de profesión, docente e investigadora”.

Lección de Historia en Oviedo

Por su parte, la historiadora Adelaida Sagarra glosó en el Club de Prensa Asturiana de La Nueva España de Oviedo la figura de Guadalupe, acompañada por Francisco Javier García, químico y presidente de la Asociación de Profesores Universitarios Santa Catalina —institución organizadora del acto— y por Carmen González Casal, periodista.

El evento congregó a profesores universitarios como Susana Fernández, decana de la Facultad de Química de la Universidad de Oviedo, José Javier Borge, secretario, y el profesor Agustín Costa, catedrático de Química Analítica.

Sagarra destacó la normalidad que presidió toda la vida de Guadalupe, pese a que se vio obligada a encajar duros golpes desde niña

Sagarra destacó la normalidad que presidió toda la vida de Guadalupe, pese a que se vio obligada a encajar duros golpes desde niña. Uno de los más duros fue la ejecución de su padre, el teniente coronel Ortiz de Landázuri, en la madrugada del 8 de septiembre de 1936, a manos del ejército republicano, tras rechazar el indulto que le ofrecían si se cambiaba de bando.

Una mujer valiente

Guadalupe era “valiente, divertida, vive a carcajadas. Ha sido valiente para lanzarse a estudiar química y será valiente para dejar su trabajo —que no su perspectiva profesional— cuando haga falta mayor dedicación a otras tareas”, expuso Sagarra, que relató cómo la futura beata se encontró con el Opus Dei en 1944, cuando tenía 27 años.

Guadalupe llegaría a México en 1950 y se haría a la cultura y la mentalidad mexicana, llegando a todas las capas de la sociedad, altas y bajas

De hecho, entre las etapas que sobresalen en su vida se encuentran sus años en México. “Desde Roma, Josemaría Escrivá alienta la expansión, saltar el felpudo de la casa, atravesar océanos y dificultades para ofrecer la verdad”, explicó Sagarra. Con ese fin, Guadalupe llegaría a México en 1950 y se haría a la cultura y la mentalidad mexicana, llegando a todas las capas de la sociedad –altas y bajas-, impulsando la primera residencia que las mujeres del Opus Dei empezaron en México DF, o la hacienda Montefalco, una antigua azucarera arrasada durante la guerra donde Guadalupe levantó una escuela para la capacitación de mujeres campesinas.

Más tarde, “después de años de ausencia en el ejercicio profesional, volverá a él, con el esfuerzo necesario, sin aspavientos y con muchísima alegría. Y en el Madrid de los años 60 trabajará en la enseñanza en el Instituto Ramiro de Maeztu, en el de Santa Engracia y en la Escuela femenina de Maestría industrial”.