Volver al dossier Libertad política de los fieles del Opus Dei durante el régimen de Franco
1. Sobre la existencia de un grupo de ministros denominados "tecnócratas" y su identificación con el Opus Dei.
"Río arriba", autobiografía de Gonzalo Fernández de la Mora. Ed. Planeta, 1995.
"A partir de 1957, los columnistas utilizaron el término 'tecnócrata' para caracterizar a un supuesto sector. Y se dijo que el gobierno de 1969 representaba la hegemonía de dichos tecnócratas. Ministros que llegaron a sus departamentos por conocer muy bien sus materias los hubo desde el primer Gobierno y nadie les llamó tecnócratas. La expresión, tardíamente utilizada, me parece ambigua y escasamente clarificadora. (...) Desde mis primeras conversaciones con Franco y con Carrero, que fueron los que elaboraron la lista definitiva, llegué a la conclusión de que su objetivo principalísimo era reunir un equipo de hombres eficaces y leales que, sin reserva alguna, apoyaran la instauración de la monarquía de las Leyes Fundamentales en la persona de don Juan Carlos de Borbón. Esta es la clave de aquel Gobierno y lo que lo diferenciaba de los anteriores". pp.174‑175.
"Otra falacia era identificar a los partidarios de la política de las cosas con los miembros del Opus Dei, una institución sin definición política aunque, lógicamente, todos sus miembros españoles, muy pocos entonces, se alinearon con el Gobierno de Burgos en una guerra civil que la republicana persecución religiosa convirtió en cruzada". pp.250‑251
"Franco. El hombre y su nación" de George Hills. Librería Editorial San Martín, 1968. (v.o. inglesa).
"La entrada de dos, si no tres, miembros de esta organización [el Opus Dei] en el Gabinete de Franco hizo que los comentaristas hablasen del Opus Dei como de un partido político. Dado el caso de que todos ellos eran economistas, hubiera sido igualmente justificable hablar de una escuela de economía. En realidad, ni sus opiniones políticas ni económicas están unificadas". p. 463, nota 14.
"Vista a la derecha" de Jose María García Escudero. (1988)
"Como, de hecho, ni todos los miembros del Opus Dei que actuaron en política lo hicieron con los mismos criterios ni siquiera con criterios paralelos; ni los coincidentes en estos o aquellos criterios pertenecen exclusivamente al Opus Dei, optaré por hablar de 'tecnócratas' sin referirme con ello a ninguna institución religiosa. E incluso procuraré prescindir de una denominación que tan impropia parece respecto a los que se aplica". p.232.
"La economía política del franquismo (1940‑1970)" de Manuel Jesús González González. Ed. Tecnos, 1979.
"El cambio de 1957‑1959 fue impulsado desde el exterior por los Organismos internacionales y directa e indirectamente por los EE.UU. En el interior del país la situación económica era grave; pero por sí sola no bastaba para hacer el cambio inevitable. (...) Sólo algunas personas intentaron una huida hacia adelante. Entrando en conflicto con elementos políticos e ideológicos tradicionales, rompieron las resistencias y forzaron una alternativa distinta de política económica.
(...) Muchos de los elementos con los que entraron en conflicto pensaron sinceramente que la operación era una traición al franquismo histórico; una maniobra política de gran habilidad para desnaturalizar el régimen. (...) Estos tecnócratas utilizaban en su lenguaje el mínimo de alusiones estrictamente necesarias a los principios doctrinales del sistema. Ello, naturalmente, añadía recelos y resistencias psicológicas". p.26.
"Esta resistencia inicial, al pasar los años se convertiría en una 'vendetta' contra los socios del Opus Dei en posteriores gobiernos del régimen franquista. Como quiera que los socios del Opus Dei que actuaban en política se repartían entonces como hoy entre distintas corrientes, he intentado dar forma más exacta y circunspecta al lenguaje cotidiano de modo que me sirva para el análisis. Por eso me ha parecido más útil no englobarlos a todos en una misma familia política y hablar de liberalizadores o primeros tecnócratas con diversas procedencias y con dispares creencias o actitudes en materia de religión, para caracterizar el pequeño grupo de políticos y técnicos que impulsó el giro de 1959". p.26, nota 5.
"Franco. Historia y biografía" (2 vols., de Brian Crozier. Ed. Magisterio Español, Madrid, 1969. T.o.: "Franco. A biographical history", London, 1967.
"La acusación de que el Opus Dei apuntaba a obtener poder político y que lo había logrado al fin, se extendió en febrero de 1957, cuando Ullastres y Navarro Rubio entraron a formar parte del Gobierno de Franco. Expuesta así, la acusación parece totalmente infundada, ya que se basa en una clara concepción errónea de lo que es el Opus Dei.
El Opus Dei no es ‑como sus enemigos piensan o querrían que los demás pensaran‑ un partido político; tampoco es un grupo político de presión, ni, en este caso, una especie de oficina de colocación para políticos. En febrero de 1957, Franco no acudió a los directores del Opus Dei ‑como uno tendría que pensar leyendo los comentarios hostiles‑ para decirles: 'Tengo dos vacantes para un par de tecnócratas. Envíenme unos cuantos candidatos para que pueda escoger'. Esta no ha sido nunca la manera de actuar de Franco, incluso aunque hubiera sido el deseo del Opus Dei. Lo que ocurrió fue algo mucho más pragmático y menos siniestro. Franco había oído hablar de los méritos intelectuales de Ullastres y Navarro Rubio y los hizo llamar, dando la casualidad de que eran miembros del Opus Dei. Al mismo tiempo, oyó hablar de los méritos intelectuales y técnicos de Castiella y Gual Villalbí, y también los mandó llamar, dando la casualidad de que no eran miembros del Opus Dei.
Con otras palabras: el Opus Dei no era un grupo político cuyos favores había que ganarse dándole una participación en el poder, como a los monárquicos, a la Falange o al Ejército". p.245.
"(...) El Opus Dei ofrece ya una amplia diversidad de opiniones. Rafael Calvo Serer, por ejemplo, uno de los más destacados pensadores de la Obra es un monárquico entusiasta, mientras que Ullastres se muestra frío hacia la restauración. Otros matices de opinión van, desde el autoritarismo de derechas hasta una socialdemocracia cristiana de izquierdas."p. 246.
"Franco. Caudillo de España" de Paul Preston. Grijalbo‑Mondadori, 1994. T.o.: "Franco. A Biography", Harper Collins Publishers, London, 1993.
"El hecho de que López Rodó también fuera un miembro de esta institución, llevó a especulaciones de que los tres constituían un bloque siniestro a las órdenes de una sociedad secreta (...) El resentimiento falangista, combinado con una disposición a creer en siniestras conspiraciones masónicas, dio nacimiento a la idea de creer que el Opus era algo así como una masonería o mafia católica". p.831 ed. española; p. 669 ed. inglesa.
"La llegada de los tecnócratas ha sido interpretada indistintamente como un plan del Opus Dei para hacerse con el poder, o como un movimiento inteligente de Franco para llenar los 'huecos vacíos'. En realidad, la llegada de los tecnócratas no fue ni siniestra ni astuta, sino más bien una respuesta pragmática y sin esquema fijo a un conjunto de problemas específico. (...) López Rodó fue escogido por Carrero Blanco. El dinámico Navarro Rubio fue elección del Caudillo. Franco le conocía desde 1949. Era procurador en Cortes por los Sindicatos y estaba muy bien recomendado por el ministro de Agricultura saliente, Rafael Cavestany." p.832 ed. española; p.669 ed. inglesa.
"Estaban surgiendo funcionarios brillantes y trabajadores cuyo primordial interés estaba más en obtener altos cargos dentro del aparato estatal que en llevar a la práctica el ideario de Falange. Ello era una verdad absoluta en el caso de hombres como López Rodó y Navarro Rubio, a quienes se tachaba de ser básicamente del Opus Dei pero que eran más exactamente parte de lo que se dió en llamar 'la burocracia de los números uno' (los que habían ganado oposiciones a los cargos superiores de la función pública o a cátedras universitarias cuando eran muy jóvenes). Otros funcionarios prominentes del franquismos en la década de 1960, como Manuel Fraga y Torcuato Fernández Miranda, eran habitualmente descritos como falangistas. (...) Resulta revelador que a principios de la década de 1960 hubiera más tensión entre López Rodó y Navarro Rubio que entre López Rodó y Fraga". p.863 ed. española.
"Carrero. La eminencia gris del régimen de Franco" de Javier Tusell, Temas de Hoy, 1993.
"Del ascenso de López Rodó lo que asombra es la rapidez, pero no tiene, en cambio nada de extraño desde otros puntos de vista. Un ministro de Justicia como Iturmendi, que por su cartera debía tenerlas como preocupación, necesitaba, para la redacción de las Leyes Fundamentales, del asesoramiento de un catedrático de Derecho Público, Político o Administrativo". p.229.
"La respuesta es más matizada que una afirmación habitual en alguna historiografía de acuerdo con la cual en este momento se habría producido el ascenso súbito de los llamados tecnócratas, vinculados al Opus Dei. Lo verdaderamente súbito, incluso meteórico, fue en realidad el ascenso de Laureano López Rodó (...). Los demás cambios entran dentro de la lógica del sistema político de Franco". p.232.
"La controvertida cuestión acerca del ascenso al poder de los hombres relacionados con el Opus Dei puede resolverse de una manera bastante simple: eran técnicos en materias a las que no llegaba la especialización de Carrero, y el catolicismo de éste conectaba sin duda con el suyo". p.233‑234.
2. Sobre la presencia de miembros del Opus Dei en la oposición al régimen franquista.
"Lo que el Rey me ha pedido" de Pilar y Alfonso Fernández‑Miranda, Plaza & Janés, 1995.
"Las diversas fuerzas políticas de la oposición antifranquista, situadas abiertamente extramuros del Estado, iniciaron en 1974, cuando se vislumbraba el inminente fallecimiento de Franco, un proceso de reorganización y convergencia que les permitiera aunar fuerzas y presentar un frente unido para la lucha política que se avecinaba.
En marzo de 1974 se constituía la Junta Democrática bajo la hegemonía del Partido Comunista de España e integrada además por la Asociación Socialista de Andalucía, el PSI de Tierno, el PTE, CCOO, independientes radicales (García Trevijano, Calvo Serer y Vidal Beneyto), asociaciones de barrios y grupos de intelectuales." p.43.
"José Luis L.Aranguren. Medio siglo de Historia de España" de Feliciano Blázquez. Ed. Ethos, Madrid, 1994.
"Primero, [Calvo Serer] desde las páginas del diario de la tarde Madrid, que él, desde 1966, había convertido en el órgano más beligerante de oposición al franquismo, y que sería materialmente destruido por el entonces ministro de Información y Turismo, Sánchez Bella", p. 136, nota.
"Carrero. La eminencia gris del régimen de Franco" de Javier Tusell, Temas de Hoy, 1993.
"Fraga, en efecto, se encontraba con reproches en el Consejo de Ministros por parte de quienes pensaban que la prensa estaba desmandada, en especial Alonso Vega y Carrero, los dos militares más cercanos a Franco, a los que tenía especial acceso López Rodó, pero al mismo timpo veía que había miembros del Opus Dei en la dirección de los dos diarios que le causaban más problemas en la prensa de la capital, 'Madrid' y 'El Alcazar'". p.325
"Juan Carlos I. La restauración de la Monarquía" de Javier Tusell, ed. Temas de Hoy, 1995.
"A finales de mayo de 1968 el diario 'Madrid' sufrió la primera sanción grave, siendo suspendiad su publicación durante varios meses. Dentro del mundo periosdístico español, este diario se había convertido con el paso del tiempo en la máxima expresión del monarquismo disconforme con el régimen; representaba también el testimonio del cambio producido en la ideología de su principal inspirador, Rafael Calvo Serer (...). Si se cita el caso de 'Madrid' se debe a que su suspensión constituyó el principio de una serie de medidad contra el monarquismo". pp.473‑474.
"Franco. Caudillo de España" de Paul Preston. Grijalbo‑Mondadori, 1994. T.o.: "Franco. A Biography", Harper Collins Publishers, London, 1993.
"López Rodó le dijo al Conde de Ruiseñada, poco después del cambio de gabinete, que los planes de la Tercera Fuerza elaborados por miembros del Opus Dei como Rafael Calvo Serer y Florentino Pérez Embid estaban condenados al fracaso". pp.833‑834 ed. española.
3. Sobre el papel de los miembros del Opus Dei en la restauración de la Monarquía Constitucional.
"Lo que el Rey me ha pedido" de Pilar y Alfonso Fernández‑Miranda, Plaza & Janés, 1995.
"El 25 de febrero de 1976 se nombraron once nuevos presidentes de comisiones legislativas. Merece especial atención el cambio de presidente en la Comisión de Leyes Fundamentales: Gregorio López‑Bravo sustituyó a Raimundo Fernández‑Cuesta.
Aquí está la clave de la renovación casi total en las presidencias de las comisiones. Frente a Fernández‑Cuesta, que no quería la reforma democrática, Gregorio López‑Bravo, afín a las tesis del presidente de las Cortes, fue una importante ayuda en las 'Cortes de la reforma'". p.145.
"Franco. Caudillo de España" de Paul Preston. Grijalbo‑Mondadori, 1994. T.o.: "Franco. A Biography", Harper CollinsPublishers, London, 1993.
"En mayo de 1967, López Rodó delineó a Dinisio Ridruejo, el poeta falangista que había roto con el régimen, sus planes político de largo alcance. Preocupado por la fragilidad de un sistema dependiente de la vida de Franco, López Rodó quería reemplazarlo por una estructura más solida de instituciones y leyes constitucionales. Sobre la premisa de que 'el poder personal del general Franco ha concluído', López Rodó deseaba hacer que Juan Carlos fuera oficialmente proclamado sucesor a título de Rey." p.834.
"Juan Carlos I. La restauración de la Monarquía" de Javier Tusell, ed. Temas de Hoy, 1995.
"En cuanto a quienes representaron de un modo más claro la opción monárquica en el Gobierno de 1957, tenían como rasgo común no sólo el monarquismo y el colaboracionismo, sino también la pertenencia al Opus Dei. Ello explica que en las propias declaraciones de D.Juan en el libro de Sainz Rodríguez se atribuya a esta asociación religiosa una actitud global respecto a la cuestión monárquica en el sentido de propiciar la Monarquía de D.Juan Carlos. (...) Pero en las mismas actitudes iniciales de los miembros del Opus Dei había discrepancias que acabarían por hacerse patentes en los años sesenta. (...) D.Juan sí fue consciente de esas diferencias. Nunca consideró a López Rodó como uno de los suyos, pero sí a Pérez Embid y a Calvo Serer, por ejemplo, aunque a menudo temiera el escaso sentido práctico del segundo". pp.263‑264.
"Al día siguiente, 19 de diciembre, don Juan reunió al duque con un grupo de consejeros (...). No constituían el plenario del Consejo, pero sí eran buena muestra de la pluralidad existente en dicho órgano, pues en la lista aparecían tradicionalistas, personas vinculadas con el pensamiento de Acción Española y un miembro del Opus Dei (Florentino Pérez Embid)".p. 297.
"Llegado a este punto no puede eludirse por más tiempo la mención de Laureano López Rodó (...). El acercamiento es, pues, tan difícil como obligado; lo segundo se impone por el hecho de que el protagonista de este libro [Juan Carlos I, Rey de España] sigue considerándolo ‑con Fernández‑Miranda y, en un tercer plano, con López Bravo‑ como uno de los políticos del régimen que estuvieron más cerca de él y le ayudaron más hasta el momento de la transición". pp.390‑391.
"Por ser catedrático de Derecho Administrativo, y no de Derecho Constitucional, no pudo prestar a don Juan Carlos el servicio que le correspondió a Fernández‑Miranda, pero ello no obsta para reconocer su mérito en la restauración monárquica, que persiguió con una tenacidad superior ala de cualquier otro político del franquismo". p.392.
"Tras aquella fecha [1957] Pemán había funcionado en la práctica como punto de coincidencia aceptado por todos ('panacea para nuestros males monárquicos', le denominó en una carta Sainz Rodríguez) y en él se había concentrado la representación de la causa dentro de España. (...)En la práctica quienes llevaban el peso de la causa monárquica eran Pemán y Sainz Rodríguez". p.393.
"[D.Juan] le hizo saber a su hijo su decisión utilizando para ello a una persona destinada a desempeñar un importante papel político durante la transición. Este es el sentido que cabe atribuir a la gestión de Antonio Fontán en los últimos días de noviembre de 1975".p.643.
"Cuando quedaron solos, don Juan se explicó: 'Tú ‑le dijo a Fontán‑ eres la persona para llevarle un recado a mi hijo'". p.644.
"Los contactos periódicos entre el Rey y Fontán prosiguieron hasta la primavera de 1976; hasta en seis ocasiones sirvió de enlace entre padre e hijo". p.645.
Franco y el Opus Dei: Datos y citas de diversos historiadores.