Favores recibidos

Recogemos algunos favores de Dora. Por el momento, se han recibido más de 300 cartas de personas que relatan haber recibido alguna gracia a través de esta fiel del Opus Dei.

Otros favores de Dora

Volví a trabajar sin guantes

Hace años se me presentó un problema de dermatitis en las manos. Seguí un

tratamiento y comenzó a remitir la molestia.

Al cabo de un tiempo los productos de limpieza que utilizaba agudizaron el problema y era necesario usar guantes de tela debajo de los de plástico para realizar cualquier actividad. Como la dermatitis avanzaba acudí a otro especialista que me diagnosticó una alergia severa.

En ocasiones la erosión de la piel me producía sangrados molestos y tenía que seguir con los mismos cuidados, además de tomar un tratamiento.

Acudí a Dora pidiéndole que me curara las manos ya que todo el trabajo que realizo es manual, como el de ella. Ya llevaba dos años con el tratamiento cuando le pedía Dora este favor. Empecé a notar una leve mejoría y me arriesgué a no usar los guantes. Llevo ya bastante tiempo que no los uso para nada y el problema no ha vuelto a aparecer.

Se lo agradezco infinitamente porque no me cabe duda que ella tuvo que ver en esta mejoría. Ahora le estoy pidiendo un favor de mayor envergadura y tengo toda la confianza que me lo concederá.

A. L.

México

* * *

¿Sabes dónde está “tu Dora” ahora?

Aunque soy de Madrid, vivo en Paracuellos de Jarama. Hace aproximadamente dos años vino a verme mi madre que vive en Jerez de la Frontera, provincia de Cádiz.

Nos dirigíamos a Misa desde mi apartamento, cuando mi madre tropezó y cayó al suelo, con la mala suerte de darse en la cabeza con la esquina de un edificio de ladrillo visto. En ese momento pasaba por allí una señora, que  había visto en Misa con cierta regularidad, y me ayudó a recogerla del suelo y llevarla al servicio de urgencias del ambulatorio. Afortunadamente, este golpe sólo quedó en un susto.

Desde entonces, cada vez que me encontraba a esta señora me preguntaba por mi madre y yo a ella por sus hijos. Es esta una familia muy sencilla ya que la señora ha criado sola a sus hijos y con muchísimo esfuerzo.

Entre las cosas que me iba contando me dijo, entre lágrimas, que le habían diagnosticado una enfermedad grave y los médicos la habían desahuciado.

Unos días después me dieron una estampa de Dora del Hoyo y yo, que tengo que decir que no me gusta repartir estampas como quien reparte cromos,  que la vi tan preocupada le di la estampa, explicándole un poquito quién era Dora.

En otra ocasión nos encontramos en la calle. Con prisas me contó que se tenía que “confirmar algo” acerca de otra persona del pueblo y  se lo estaba pidiendo a Dora. No me enteré de nada en ese momento porque llevaba prisa y no pregunté más.

El pasado 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción, me dirigía a coger el coche para hacer un retiro espiritual y me la encontré. Aproveché para pedirle que rezara por mí y me dijo que por qué le pido yo a ella que rece por mí, que se lo pidiera a “mi Dora” -como dice ella-, “que está haciendo muchos milagros en este pueblo!”, sentenció.

Me contó que aquello que tenía que confirmarse, se había confirmado. Como yo seguía sin entender nada le pregunté: “¿pero qué se ha confirmado?…. un embarazo, un diagnóstico, una sentencia….”. Me explicó que los dueños de un conocido restaurante del pueblo, que vivían en una situación irregular -casualmente eran padres de una niña de la que fui catequista de Primera Comunión hasta el curso pasado- habían querido confirmarse y debido a su situación irregular el obispo no se lo había permitido. Ella le había pedido a Dora del Hoyo que pudieran confirmarse… Estos padres han regularizado su situación y se han confirmado, antes de que lo hiciera la hija (…). Además me dijo: ¿Sabes dónde está “tu Dora” ahora?. Le pregunté sin saber qué respuesta esperar… “¿Dónde?” Me contestó que en “El Pela”, que así se llama el restaurante. No lo he podido comprobar aún, pero parece que han puesto la estampa en un lugar visible.

Y continuó diciéndome, “….y que sepas que a mí me dan el alta el lunes”. Se refería al alta médica. Le había pedido a Dora que la curara de aquella enfermedad que hacía un par de años le habían diagnosticado.