Calle Viriato

Recorrido histórico de los lugares fundamentales relacionados con la fundación del Opus Dei.

De nuevo en la Glorieta de Quevedo, el paseante sube por la calle de Bravo Murillo y cruza a la acera de la derecha. Tras pasar la primera calle –Feijoo- llega hasta la calle Viriato.

En el actual n. 24, 2º de esta calle Viriato está la casa en la que residió san Josemaría con su madre y hermanos desde el 13 de mayo de 1931 hasta diciembre de 1932.

Los Escrivá vivían en habitaciones que no daban a la fachada, sino a un pequeño patio interior.

En la planta baja había una escuela de las Damas Apostólicas.

En esta casa de la calle Viriato escribió el Fundador muchos de sus Apuntes, en una habitación muy pequeña que daba al patio. Fue una época, escribió, de “oración de afectos, copiosa y ardiente” y de gracias espirituales.

La Virgen de los Besos

El joven Fundador tenía en esta casa una imagen por la que sentía especial devoción: la Virgen de los besos, que fue ocasión de gracias extraordinarias. Escribía en sus Apuntes íntimos el 20 de abril de 1932:

“entre seis y media y siete menos cuarto vi, durante bastante tiempo, como el rostro de mi Virgen de los Besos se llenaba de alegría, de gozo. Me fijé bien: creí que sonreía, porque me hacía ese efecto, pero no se movían los labios”.

La estancia de los Escrivá en esta casa fue dura y difícil por los graves problemas económicos que atravesaban y la carencia de medios materiales. “En este Madrid —decía cristianamente la madre del Fundador —pasamos nosotros el purgatorio”. El 29 de diciembre de 1931 comentaba doña Dolores: “Nunca lo hemos pasado tan mal como ahora”.

La Virgen del Catecismo

Junto a la puerta de entrada del edificio, en la planta baja, funcionaba una pequeña escuela dirigida por las Damas Apostólicas. Delante de esta escuela el Fundador encontró el 26 de noviembre de 1932 una estampa de la Virgen tirada en el suelo, arrancada probablemente de las tapas de un catecismo. La guardó, con el presentimiento de que había sido hecho con desprecio.

Por eso, no quemaré la pobre imagen -un mal grabado, en un mal papel y roto-: la guardaré, la pondré en un buen marco, cuando tenga dinero... y ¡quién me dice que no se dará culto de amor y desagravio, con el tiempo, a la “Virgen del Catecismo”!Esta imagen, que presidió las primeras clases de formación cristiana que dio san Josemaría, desapareció durante la guerra civil, cuando se encontraba en la Academia DYA, destruida por los bombardeos.

El 24 de noviembre de 1932 el Fundador se retrató a sí mismo en esos Apuntes como:

“un instrumento paupérrimo y pecador, planeando, con tu inspiración, la conquista del mundo entero para su Dios, desde el maravilloso observatorio de un cuarto interior de una casa modesta, donde toda incomodidad tiene su asiento”.

Un poco más adelante, caminando por esta calle Viriato, el paseante se encuentra con la calle de la Santisima Trinidad.

Si el paseante recorre esta calle Santísima Trinidad, subiendo, se encontrará pronto con la calle García de Paredes. Ya desde la esquina de esta calle se ve un edificio moderno, de ladrillo visto, con una entrada amplia, en la que se lee Porta Coeli. En este lugar estaba el Asilo Porta Coeli, en el actual nº 21.