El pasado 9 de febrero se bendijo un moderno y sencillo retablo con la imagen de San Josemaría en la parroquia de San Martín, en Salamanca. Acompañado del párroco, Antonio Matilla, Ignacio Aparisi Laporta, vicario del Opus Dei para el Noroeste de España ofició una Misa de acción de gracias antes de la bendición, a la que acudieron alrededor de doscientos salmantinos. En el templo volvió a resonar el mensaje del fundador del Opus Dei como lo hizo en sus inicios de expansión apostólica por España.
Aparisi recordó en su homilía que en ese mismo lugar san Josemaría pudo celebrar la misa en varias ocasiones durante sus estancias en Salamanca. En aquellos años de posguerra y de expansión apostólica del Opus Dei por tierras castellanas, dio a conocer la novedad del mensaje de llamada universal a la santidad en la vida ordinaria a muchos universitarios, matrimonios y laicos corrientes de las más diversas profesiones y estados sociales.
El vicario recordó en su homilía que “al terminar la guerra civil española, en el mes de diciembre de 1939 san Josemaría llegó a esta ciudad junto con Ricardo Fernández Vallespín. Era el día 8 de diciembre (…) Esta iglesia sabe mucho de su oración y participó en los comienzos del Opus Dei en Salamanca. Por eso era razonable contar aquí con alguna representación suya, tal como habéis promovido. En aquél primer viaje fundacional, saludó al obispo, Mons. Enrique Pla y Deniel, al que había visitado el año anterior viajando desde Burgos, y al que recientemente le había enviado la primera edición de Camino. El mismo día, uno de los canónigos de la Catedral —don Antonio de Castro—, le proporcionó con entusiasmo nombres y direcciones de estudiantes y profesores universitarios que con gusto recibirían a don Josemaría”.
Para profundizar en el evangelio de la Misa de ese día, el vicario recordó a los presentes las necesidad de seguir actualizando el mensaje de santidad y apostolado en las circunstancias ordinarias que predicó san Josemaría, así como del legado que dejó su paso por Salamanca: “Tú y yo podemos ir mar adentro en Salamanca y desde Salamanca para santificar los lugares donde nos encontremos. Y es necesario entender que el Señor confía en la manera de remar de aquellos hombres. Son ellos los que llevan la barca en la que va Cristo. Ahora, tú y yo somos esos remeros, esos instrumentos que Dios quiere utilizar para que llevemos a Cristo a todas las personas, particularmente a los más necesitados. Duc in altum! (mar adentro)”.
A lo largo de los siglos, la iglesia románica de San Martín ha sido testigo de acontecimientos y encuentros de gran relevancia para la ciudad de Salamanca. Ahora la iglesia de San Martín está a pocos pasos de la Plaza Mayor salmantina que llegaría seis siglos después, bajo el reinado de Felipe V. El templo se construyó a principios del siglo XII, promovido por un prócer venido de Toro; la fábrica de tres naves y tres ábsides componen la planta del templo. De las naves, la central tiene bóveda apuntada de cañón y las laterales de crucería; con el paso de los siglos, la iglesia sólo conserva las portadas meridional, muy modificada con diversos estilos, y la del norte –llamada también del Obispo- presidida por un simpático relieve de San Martín a caballo rasgando su capa para compartirla con un menesteroso.
La iglesia fue también testigo de importantes momentos para la historia de la Obra. Han pasado más de 80 años y se ha presentado la oportunidad de dejar constancia de aquellas visitas y de aquellas misas de san Josemaría y sus ratos de oración en Salamanca, de las que hay constancia en libros parroquiales.
Los frutos de la oración y de los desvelos de san Josemaría para dar a conocer el mensaje del Opus Dei no tardaron en llegar. Tal y como recordaba Ignacio Aparisi, en 1945 pidió su admisión en la Obra como la primera supernumeraria la salmantina Aurora Nieto, que recordaba así en sus memorias su vocación: “Yo tenía un deseo callado —en aquella época y en mis circunstancias no podía ser expresado— de hacer apostolado con gente en medio del mundo. Era un deseo muy sentido, muy vivido… Y aquella idea la vi realizada por un sacerdote que, a mí, por su fe y sentido sobrenatural, me daba toda la garantía. Fue una cosa de visión rápida, de convencimiento absoluto. Desde el primer momento me sentí parte del Opus Dei”.
Obra del arquitecto Rodrigo Zaparaín, la imagen se trata de una pieza de madera maciza de arce y aluminio cepillado que utiliza la impresión digital de la imagen en un soporte rígido. Es una pieza sencilla y moderna a la vez, que armoniza con la piedra y los materiales del templo, recientemente restaurado, y que sirve para destacar aún más la belleza de la iglesia.
La imagen busca invitar a la oración del visitante. Para ello, se ha utilizado una fotografía de san Josemaría en la que aparece escuchando, con la mirada atenta, mostrando interés sincero por la persona que le está hablando. Asimismo, se ha añadido el texto de la oración a san Josemaría para facilitar la plegaria a las personas que se acerquen a esta imagen, y se ha dispuesto una pequeña peana con estampas, o para depositar velas.
Por último, una inscripción sobre aluminio cepillado recuerda la vinculación de san Josemaría con la iglesia de san Martín, con las fechas en las que celebró la santa Misa en este mismo lugar.
Esta imagen contribuirá sin lugar a dudas a que los salmantinos que se acerquen a esta parroquia acudan a la devoción de san Josemaría para poner en manos de Dios por su intercesión tantos deseos y necesidades.