La estatua del fundador del Opus Dei fue colocada el pasado 30 de agosto. La talla en mármol, de unos 5 metros de altura, se aloja en una hornacina situada en la fachada del transepto izquierdo de la Basílica, también llamado brazo de San José, muy cerca de la entrada a la Sacristía.
La escultura de san Josemaría ha sido situada junto a otras de similar tamaño en una zona del Vaticano destinada por Juan Pablo II a esculturas de santos y fundadores de nuestro tiempo. Algunas de las esculturas más cercanas son las de Santa Teresa de los Andes, San Marcelino Champagnat, San Gregorio de Armenia, etc.
La escultura es obra del artista italiano Romano Cosci, que en 2002 realizó una escultura de santa Josefa del Corazón de Jesús, que se encuentra también en el Vaticano.
Cosci ha trabajado esta escultura en sus talleres de Pietrasanta, localidad del norte de Italia. Minutos después de ser colocada la estatua, declaró: "Ha sido un año fantástico, en el que hemos trabajado intensamente para realizar algo muy difícil: la escultura de un santo. Generalmente es difícil que un artista esté totalmente satisfecho. Es mi deseo que guste a los fieles que la vean, y aprecien la figura de un sacerdote que quiso cumplir en todo la voluntad de Dios".
La creación de Cosci representa a San Josemaría revestido de los ornamentos sacerdotales para celebrar la Santa Misa, con los brazos ligeramente abiertos. En la parte inferior están tallados los escudos papales de Juan Pablo II y Benedicto XVI, en cuyos pontificados se comenzó y acabó respectivamente el trabajo. A los pies del santo, dos ángeles (el Opus Dei fue fundado en la festividad de los Santos Ángeles Custodios): uno de ellos presenta a San Josemaría un libro abierto, con unas palabras de Jesucristo, recogidas en los Evangelios, frecuentemente meditadas por el fundador del Opus Dei: si exaltatus fuero a terra, omnes traham ad meipsum, "Cuando sea levantado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Juan 12, 32)
San Josemaría se refirió en diferentes ocasiones a estas palabras. Por ejemplo, en 1968 afirmaba: "Desde hace muchísimos años, desde la misma fecha fundacional del Opus Dei, he meditado y he hecho meditar unas palabras de Cristo que nos relata san Juan: Et ego, si exaltatus fuero a terra, omnia traham ad meipsum. Cristo, muriendo en la Cruz, atrae a sí la Creación entera, y, en su nombre, los cristianos, trabajando en medio del mundo, han de reconciliar todas las cosas con Dios, colocando a Cristo en la cumbre de todas las actividades humanas (Entrevista publicada en L'Osservatore della Domenica, Ciudad del Vaticano, mayo-junio 1968).