Sobre la virtud de la esperanza (10 de febrero de 1975, ALTOCLARO. VENEZUELA).
Comencé con tres. Y ahora son tantos miles, cientos de miles, millones... Pero había esperanza... Cuentan de Alejandro Magno que estaba preparándose para hacer una gran batalla y, antes de la batalla, repartió todos sus bienes entre sus capitanes. Y uno de ellos le dijo: pero, señor, ¿y a usted qué le queda? Dijo: a mí, me queda la esperanza.
Yo os veo y me queda la esperanza. Estoy feliz.
Sobre la comprensión con todas las personas (23 de junio de 1974, TEATRO COLISEO. BUENOS AIRES)
Vosotros y yo hemos de ser amigos de todos. Entre otros motivos, porque somos también pecadores. Y yo soy un pobre hombre, y vosotros tenéis las mismas malas inclinaciones que yo y que las otras criaturas humanas. Hemos de tener compasión, cariño. No hemos de distinguir entre gentes de este lado y del otro, de adelante y de atrás. Hemos de tener corazón para todos, comprensión para todos. Ya tiene bastantes dificultades la vida, ¿por qué vosotros y yo vamos a poner más dificultades a las almas? ¡Facilidades! Hemos de ayudar a la gente a acercarse a Jesucristo. Él no rechaza. Él no rechaza, porque es el que viene a dar la salud; y el médico no rechaza a los enfermos. El Señor, a vosotros y a mí, tampoco nos rechazará, si sabemos no rechazar.