Actitud ante la Segunda República y la insurrección militar
9. ¿Qué actitud mantuvo el fundador del Opus Dei hacia la Segunda República?
El Fundador del Opus Dei mantuvo ante la II República una actitud similar a la de un número elevado de españoles de aquella época, de diverso signo. En un primer momento permaneció a la expectativa sobre cuál sería el curso que tomarían los acontecimientos.
Lógicamente, experimentó disgusto cuando comprobó el cariz anticlerical de muchos de los decretos-leyes que fueron promulgándose; junto con la pasividad de las autoridades ante algunos abusos.
Escribió el Fundador en 1931, tras la quema de iglesias del día 11 de mayo: “Comenzó la persecución. El día 11, lunes, acompañado de D. Manuel Romeo, después de vestirme de seglar con un traje de Colo, comulgué la Forma del viril y, con un Copón lleno de Hostias consagradas envuelto en una sotana y papeles, salimos del Patronato [de Santa Isabel (del que San Josemaría era capellán desde 1931 y que comprendía dos comunidades de religiosas)], por una puerta excusada, como ladrones... Esa noche y la del 12 y 16 (ésta por una falsa alarma de las monjas) tuve al Señor en casa de Pepito” ( Apuntes íntimos, n. 202, 20.V.1931 , citado en VÁZQUEZ DE PRADA, A., El Fundador del Opus Dei. Vida de Josemaría Escrivá de Balaguer, Vol. I: ¡Señor, que vea!, Rialp, Madrid 1997, pp. 358-359).
El 13 de mayo de 1931,ante el peligro de que las masas incendiasen el edificio del Patronato, se mudó de domicilio, junto con su madre y sus hermanos, a un piso próximo, en la calle Viriato, nº 22. “El día 13, supimos que se intentaba quemar el Patronato: a las cuatro de la tarde salimos con nuestros trastos a la calle de Viriato 22, a un cuarto malo —interior— que providencialmente encontré” ( Apuntes íntimos, n. 202, 20.V.1931 , citado en VÁZQUEZ DE PRADA, A., El Fundador del Opus Dei. Vida de Josemaría Escrivá de Balaguer, Vol. I: ¡Señor, que vea!, Rialp, Madrid 1997, p. 359).
Un ejemplo de su actitud es una carta que escribe San Josemaría a Isidoro Zorzano el 5 de mayo de 1931 en la que “además de insistir en que no deje la meditación ni la Comunión y en que tenga confesor fijo, se refiere a la nueva situación del país. El Opus Dei no tiene preferencias políticas y cada miembro, siempre de modo coherente con la vocación cristiana, forma libremente sus opiniones personales. «No te dé frío ni calor el cambio político: que sólo te importe que no ofendan a Dios»” (PERO-SANZ, J. M., Isidoro Zorzano Ledesma, 2ª ed., Palabra, Madrid 1996, p. 126).
En medio de aquel contexto social dominado por los extremismos, se comportó siempre de forma serena y sacerdotal; y al ver cómo la convivencia social se iba deteriorando en un clima de odios, rencores y deseos de revancha, daba este consejo a los que le seguían, un consejo que repitió muchas veces a lo largo de su vida: “rezar, perdonar, comprender, disculpar”.
Entre sus amigos se contaban militantes republicanos, como Cándido Baselga, un barbastrense que después de la guerra fue duramente castigado: pasó en la cárcel varios años en dos fases sucesivas, en la década de los cuarenta, con la acusación de haber sido dirigente del partido Unión Republicana y de haber formado parte de la masonería. San Josemaría le visitó y consoló en la cárcel y se interesó por su suerte. La relación entre ambos (epistolar, a partir de la marcha de San Josemaría a Roma) sólo se interrumpió con la muerte de Baselga en 1972.
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