Comienzos del Opus Dei
7. ¿A qué tipo de personas trataba san Josemaría en los comienzos del Opus Dei?
Trataba sacerdotalmente a muchas personas de diversos ambientes sociales. Dedicó las mejores horas de su juventud, como capellán del Patronato de Enfermos de las Damas Apostólicas, a la atención de numerosos enfermos y niños desvalidos de los barrios pobres de Madrid.
“No tenía —explicaba en su testimonio para la Causa de Canonización de Josemaría Escrivá una Dama Apostólica, Asunción Muñoz— por razón de su cargo, que ocuparse de atender la extraordinaria labor que se hacía desde el Patronato entre los pobres y enfermos —en general, con los necesitados— del Madrid de entonces. Sin embargo, D. Josemaría aprovechó la circunstancia de su nombramiento como Capellán, para darse generosamente, sacrificada y desinteresadamente a un ingente número de pobres y enfermos que se ponían al alcance de su corazón sacerdotal” (VÁZQUEZ DE PRADA, A., El Fundador del Opus Dei. Vida de Josemaría Escrivá de Balaguer, Vol. I: ¡Señor, que vea!, Rialp, Madrid 1997, p. 262).
Atendió a personas necesitadas que malvivían en infraviviendas, en chabolas o en las populares “corralas” de los llamados “barrios bajos” de Madrid, y también a cientos de enfermos, muchos de ellos sin esperanza de curación, en los hospitales.
Recuerda José Ramón Herrero Fontana: “Guardo esa imagen grabada en el alma: el Padre, arrodillado junto a un enfermo tendido en un pobre jergón sobre el suelo, animándole, diciéndole palabras de esperanza y aliento… Esa imagen no se me borra de la memoria: el Padre, junto a la cabecera de aquellos moribundos, consolándoles y hablándoles de Dios… Una imagen que refleja y resume lo que fueron aquellos años de su vida” (CEJAS, J.M., José María Somoano e n los comienzos del Opus Dei, Rialp, Madrid 1995, p. 96).
—Cfr. GONZÁLEZ SIMANCAS Y LACASA, J., San Josemaría entre los enfermos de Madrid (1927-1931) , en «STUDIA ET DOCUMENTA», Rivista dell´Istituto Storico San Josemaría Escrivá, vol. 2 (2008), Roma, pp. 147-203.
Al mismo tiempo trataba con muchas otras personas: alumnos y profesores universitarios, obreros, dependientes de comercio, artistas, etc.
Su predicación fue siempre sacerdotal. Eso sorprendía a muchos en aquel ambiente tan propenso a mezclar las cuestiones políticas y religiosas. San Josemaría era públicamente conocido como un sacerdote que sólo hablaba de Dios, alentando al perdón y a la comprensión mutua. Movía a trabajar codo con codo en la construcción de ideales nobles, también junto a personas que pensaran de modo diferente. Esto hacía aún más atractiva su predicación.
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