Dora llevaba tiempo preparándose para la Canonización de san Josemaría Escrivá con mucha ilusión y dando gracias a Dios. Y aunque la víspera se fracturó un dedo del pie al bajar del coche, supo llevar esta molestia con sentido sobrenatural y optimismo. La mañana del 6 de Octubre siguió por televisión la ceremonia con atención y alegría.