Los fieles del Opus Dei durante la guerra civil
30. ¿Qué pensaba Escrivá acerca de Hitler y el nazismo?
Quizá San Josemaría tuvo noticias de la encíclica Mit brenneder Sorge en marzo de 1937 por medio de la prensa republicana de Madrid durante su estancia en la Legación de Honduras. La encíclica fue publicada por Gomá en el Boletín Eclesiástico de Toledo en enero de 1938. El obispo de Calahorra y la Calzada la publicó en febrero de 1937 y en mayo apareció publicada en el Boletín de Obispado de Vitoria. Es posible por tanto que San Josemaría la leyera a lo largo de 1938. La propaganda oficial prohibió su publicación en la prensa, pero no en los boletines episcopales, que sólo leían los sacerdotes.
José Orlandis recuerda que en septiembre de 1939 San Josemaría le dijo que había ofrecido la Misa por Polonia —que entonces estaba siendo atacada por la Alemania de Hitler—, “este país católico que está sufriendo una pena tremenda con la invasión nazi”.
Domingo Díaz-Ambrona había viajado a Alemania en 1941. Allí percibió la naturaleza anticristiana del régimen nazi. A su regreso, advirtió que en España se veía al nazismo de una manera muy distinta, como un enemigo más del comunismo. Por esta razón, en un encuentro casual con Josemaría Escrivá en un viaje en tren de Madrid a Ávila en agosto del año 1941 (cuando ya estaba en marcha la invasión alemana de Rusia), tuvo interés en charlar sobre estos temas con él. Y se sorprendió al observar la contundencia con que aquel sacerdote le puso en guardia contra el nazismo, del que afirmó que era una ideología pagana que perseguía a la Iglesia y a los católicos.
San Josemaría se opuso a todos los totalitarismos, y de un modo muy singular al nazismo. “Lógicamente —precisa Álvaro del Portillo—, el Padre distinguía entre el nazismo y el pueblo alemán. Precisamente porque sentía un particular cariño hacia aquella nación —era un sentimiento heredado de su padre—, le dolía muchísimo verla sometida a aquella dictadura aberrante. Su pena se acrecentaría al estallar la Segunda Guerra mundial”.
“Al final de los años treinta, después de haber vivido la triste experiencia de la guerra civil, la mayor parte de los españoles alimentaba una fundada prevención contra el comunismo. No sucedía lo mismo con el nazismo: es más, la propaganda oficial, por un motivo o por otro, no sólo silenció los crímenes del nacionalsocialismo, sino que prohibió en España la publicación del documento pontificio que lo condenaba.
Por esto, nuestro Fundador tuvo que pronunciarse más de una vez contra el nazismo en su ministerio sacerdotal. Precisamente porque en algunos ambientes oficiales españoles se miraba con simpatía al régimen alemán, se sintió en el deber de poner en guardia a los que se olvidaban de las aberraciones de aquella ideología: no sólo criticaba su totalitarismo, sino también la persecución y las discriminaciones a los católicos, a los hebreos, etc., y el tono de paganismo que caracterizaba el racismo nazi. Se prodigó en dar a conocer el contenido del documento pontificio de condena, y en difundirlo privadamente”.
—PORTILLO, Á. del, Entrevista sobre el Fundador del Opus Dei , Rialp, Madrid 1993, pp. 33-34.
Amadeo de Fuenmayor, catedrático de Derecho Civil y Derecho Canónico, afirma que la actitud de Escrivá, “condenatoria del nazismo, fue terminante”, y aporta una extensa relación de “expresiones referidas a Hitler y a su sistema racista, que le hemos escuchado en múltiples ocasiones”.Entre otras, las siguientes:
—“Abomino de todos los totalitarismos”.
—“El nazismo es una herejía, aparte de ser una aberración política”.
—“Me dio alegría cuando la Iglesia lo condenó: es lo que todos los católicos llevábamos en el alma”.
—“Todo lo que es racismo es algo opuesto a la ley de Dios, al derecho natural”.
—“Sé que han sido muchas la víctimas del nazismo, y lo lamento. Me bastaba que hubiera sido una sola —por motivo de fe y, además, de pueblo— para condenar ese sistema”.
—“Siempre me ha parecido Hitler un obseso, un desgraciado, un tirano”.
—URBANO, P., El hombre de Villa Tevere , Plaza & Janés, Barcelona 1995, pp. 119-120.
Pedro Casciaro recordaba:
“Respecto al fascismo y al nazismo, no hubo caso de enfrentamientos, ya que el Opus Dei comenzó su labor estable en Italia y Alemania cuando esos regímenes ya no gobernaban. En una ocasión le oí hablar [a Josemaría Escrivá] con admiración del cardenal Faulhaber, que había tenido la valentía de publicar unas conferencias de adviento en la catedral de Munich, durante el nazismo”.
—Testimonio citado en URBANO, P., El hombre de Villa Tevere , Plaza & Janés, Barcelona 1995, p. 118.
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