Peripecias de la guerra civil
18. ¿Quién sufragó los gastos de Escrivá durante la guerra y pagó el paso por los Pirineos?
Conviene hacer una consideración previa: en tiempo de guerra el valor del dinero y su utilidad se modifican sustancialmente. En aquellos años de guerra, la cifra media estimada para pasar los Pirineos se situaba en torno a unas 1.200 pesetas por persona, más extraordinarios. A esto había que sumar los gastos derivados del viaje y —sobre todo— de la estancia de los expedicionarios en Barcelona. Junto con san Josemaría se evadieron siete personas, que pasaron seis semanas en la capital catalana. Eso hizo que los gastos ascendiesen a unas dos mil pesetas por persona.
Este dinero salió fundamentalmente del salario profesional y de los ahorros de cuatro de ellos: de José María Albareda y Tomás Alvira, profesores de instituto; de Juan Jiménez Vargas, médico; y de Manuel Sainz de los Terreros, ingeniero.
Tres de los expedicionarios eran estudiantes: Pedro Casciaro, Miguel Fisac y Francisco Botella, y las familias de estos dos últimos les sufragaron los gastos correspondientes. También colaboraron las familias de Sainz de los Terreros y de Jiménez Vargas.
Otros fieles de la Obra en Madrid aportaron algo, como el ingeniero Isidoro Zorzano y José María González Barredo, profesor de instituto. A esto se sumó lo poco que quedaba del dinero que estaba destinado a la instalación en julio de 1936 de la nueva residencia de Ferraz, que no pudo llevarse a cabo a causa del conflicto.
A pesar de todo, la suma de imprevistos hizo que los ocho expedicionarios no pudieran cubrir los gastos, y por esa razón, al llegar a Andorra dejaron a deber al último de sus guías 5.400 pesetas.
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