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Amor conyugal

El matrimonio está hecho para que los que lo contraen se santifiquen en él, y santifiquen a través de él: para eso los cónyuges tienen una gracia especial, que confiere el sacramento instituido por Jesucristo.

Trabajo del hogar

¡Es una cosa de primera importancia el trabajo en el hogar! Por lo demás, todos los trabajos pueden tener la misma calidad sobrenatural: no hay tareas grandes o pequeñas; todas son grandes, si se hacen por amor.

Comprometidos con Dios, con la verdad y la justicia

"¡Comprometido! ¡Cómo me gusta esta palabra! —Los hijos de Dios nos obligamos —libremente— a vivir dedicados al Señor, con el empeño de que Él domine, de modo soberano y completo, en nuestras vidas".

Paul, Estados Unidos

Paul vive en Sherborn,Massachusetts. Estudia composición musical y tiene 20 años: "Espero que mi futuro trabajo como compositor me permita dar alegría a otras personas"

Testimonios

Gaëlle, Francia: "estoy feliz de celebrar mi cumpleaños con san Josemaría"

Gaëlle es francesa, pero durante este curso está haciendo un "stage" en Roma. Se convirtió hace dos años y el próximo curso se casa: "iré a la misa el 26 de junio para celebrar la fiesta de San Josemaría. Ese día también es mi cumpleaños. Así que estoy feliz de poder celebrarlo con él."

Testimonios

Publicación de “San Josemaría y el pensamiento teológico”

La Pontificia Universidad de la Santa Cruz ha publicado el volumen “San Josemaría y el pensamiento teológico”, coordinado por el profesor Javier López Díaz.

Noticias

El mandamiento nuevo y el amor a los demás

Textos de san Josemaría para orar.

Corpus Christi

Es la profundidad del amor del Señor, lo que le ha llevado a quedarse oculto bajo las especies sacramentales.

Humanizar el trabajo

La mujer está llamada a llevar a la familia, a la sociedad civil, a la Iglesia: su delicada ternura, su generosidad incansable, su amor por lo concreto, su agudeza de ingenio, su capacidad de intuición, su piedad profunda y sencilla, su tenacidad.

La Ascensión del Señor

La fiesta de la Ascensión del Señor nos sugiere también otra realidad; el Cristo que nos anima a esta tarea en el mundo, nos espera en el Cielo. En otras palabras: la vida en la tierra, que amamos, no es lo definitivo.